Investigadores advierten de la existencia de brechas en el conocimiento básico de la vida marina profunda
La interferencia humana en el mar profundo ya podría estar superando la comprensión básica de cómo funciona. Como resultado, sin una mayor investigación y una revisión inmediata de las medidas de conservación de los océanos profundos, las criaturas que viven allí se enfrentan a un futuro incierto, advierten científicos de la Universidad de Oxford, en Reino Unido.
El fondo marino es el hábitat más grande de la Tierra. Esta vasta zona, que se encuentra por debajo de 200 metros y que representa el 60 por ciento de la superficie del planeta, es el hogar de una gran variedad de criaturas; pero se sabe muy poco acerca de cómo funciona y, en particular, cómo están interconectadas las poblaciones de criaturas marinas profundas.
En una nueva revisión publicada en ‘Molecular Ecology’, científicos del Departamento de Zoología de la Universidad de Oxford han considerado todos los conocimientos publicados hasta la fecha de los invertebrados de aguas profundas. El documento destaca la disparidad entre los conocimientos básicos que se tienen de la ecología de los animales de aguas profundas y el creciente impacto de los seres humanos en el océano profundo.
En los últimos 30 años sólo se han publicado 77 estudios genéticos de poblaciones sobre especies de invertebrados, el tipo de animales que dominan estas áreas profundas, como jardines de coral, caracoles y erizos. La mayoría de estos documentos, que abarcan sólo 115 especies, se han centrado en especies comerciales en el extremo menos profundo del rango de profundidad (200-1000 metros).
La vida en las profundidades del océano es todavía un misterio
Sólo se ha realizado una investigación sobre criaturas que viven por debajo de 5.000 metros, lo que representa una cuarta parte del fondo marino del planeta. Sólo nueve documentos representan el 50 por ciento de la superficie del planeta (profundidades inferiores a 3.500 metros). Como resultado, la vida en las profundidades del océano sigue siendo un misterio relativo.
La revisión de Oxford intenta usar la poca información que hay para pintar un cuadro cohesivo de cómo las poblaciones de criaturas de aguas profundas están conectadas en profundidad y distancia. A menudo, los animales están desconectados a lo largo de unos pocos cientos de metros de profundidad, pero relativamente bien vinculados a una distancia de unos 1.000 kilómetros.
Los efectos de la actividad humana, como la contaminación, la pesca de arrastre destructiva, la minería en aguas profundas y el cambio climático, parecen estar intensificándose y afectando cada vez más a las poblaciones de invertebrados del fondo marino. Especialmente preocupantes son los impactos en los frágiles y de crecimiento lento jardines de coral. Como ingenieros de ecosistemas, los corales son puntos calientes de biodiversidad, potencialmente tan vitales para el fondo marino como lo son las selvas tropicales para la Tierra.
El coautor e investigador postdoctoral en el Departamento de Zoología de Oxford Christopher Roterman explica que “hoy en día los seres humanos tienen una capacidad sin precedentes para afectar a las vidas de las criaturas que viven en uno de los más remotos ambientes en la tierra”. “En un momento en que la explotación de los recursos de aguas profundas está aumentando, los científicos todavía están tratando de entender los aspectos básicos de la biología y la ecología de las comunidades de aguas profundas”, añade.
“La genética de poblaciones es una herramienta importante que nos ayuda a entender cómo funcionan las comunidades marinas profundas y, a su vez, cómo de resistentes serán en el futuro a la creciente amenaza de los impactos humanos. Estos conocimientos pueden ayudar a los gobiernos y otras partes interesadas a encontrar maneras de controlar y administrar de manera sostenible las actividades humanas, para asegurar un ecosistema de aguas profundas saludable”, subraya.
“Desafortunadamente, el nivel de la actividad humana en el mar profundo ha superado ampliamente nuestra capacidad para obtener este conocimiento básico, algo que estamos tratando de destacar en esta revisión”, añade. El mar profundo es un vasto medio ambiente que se ha considerado a menudo estable en el tiempo y generalmente inmune a los cambios ambientales pasados en la superficie”, explica.
La revisión de Oxford muestra evidencia de que las comunidades de aguas profundas pueden no ser tan estables como se suponía. Así, según Roterman, lo que no se sabe actualmente es cómo las actividades humanas y el cambio climático afectarán a estas poblaciones en el futuro. “Pero la historia nos dice que no debemos ser complacientes”, agrega.
En la actualidad, la pesca en aguas profundas representa el mayor impacto humano directo en las comunidades de aguas profundas. Sin embargo, se prevé que en el futuro crezca la minería de metales. Lo que puede comenzar en términos relativos, como un pinchazo en el fondo marino, puede expandirse rápidamente antes de que se comprendan plenamente los efectos perjudiciales a largo plazo.
Los investigadores reconocen que obtener datos de las profundidades marinas es costoso y logísticamente desafiante; pero enfatizan que los desarrollos tecnológicos recientes suponen que se puede recopilar más información genética sobre las poblaciones que nunca.
Fuente: Europa Press