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El dilema ético de crear embriones sintéticos a partir de las células madre

Con el avance de la investigación biológica se están amontonando los dilemas éticos.

En un informe publicado el 22 de marzo en la revista eLife, algunos investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard señalaron que es tiempo de ponderar un asombroso y nuevo prospecto: los embriones sintéticos.

En años recientes, los científicos han ido más allá de la fecundación in vitro. Están comenzando a ensamblar células madre que pueden organizarse en estructuras tipo embrión.

Pronto, predicen los expertos, aprenderán cómo modificar mediante ingeniería estas células para producir nuevos tipos de tejidos y órganos. Algún día, podrían adquirir las características de un ser humano maduro.

En el informe, John D. Aach y sus colegas analizaron la ética que rodea la creación de lo que llaman Entidades Humanas Sintéticas con Características tipo Embrión, SHEEFS, por su sigla en inglés. Por ahora, los SHEEFS más avanzados son ensambles muy simples de células.

Sin embargo, en el futuro podrían desarrollarse como formas más complejas, mencionaron los investigadores, tales como un corazón humano con latidos y conectado a un cerebro rudimentario, todo ello creado a partir de células madre. Esos SHEEFS podrían revelar pistas importantes sobre cómo los nervios controlan los latidos cardiacos. Los científicos podrían usar otros SHEEFS en pruebas de medicamentos para enfermedades como el cáncer o la diabetes.

Es suficiente para poner nerviosos a casi todos.

Los lineamientos establecidos para la investigación de embriones humanos no sirven para decidir cuáles SHEEFS serán aceptables y cuáles no, argumenta Aach. Antes de que los científicos profundicen en la creación de SHEEFS, dijo, hay que establecer algunas reglas.

Aach y sus colaboradores piden que ciertas características se mantengan a raya: los científicos, por ejemplo, nunca deben crear un SHEEF que sienta dolor.

“Necesitaremos muchas aportaciones de muchos frentes”, dijo Aach en una entrevista. “Los problemas sencillamente son demasiado grandes”.

Las regulaciones anteriores datan de los años setenta, cuando se estableció que un embrión creado a partir de un ovario y esperma en una placa de petri no debía crecer más de catorce días, aproximadamente lo que tarda en formar su primera estructura, una estría primitiva donde después se desarrolla la espina dorsal.

Pero esa temporalidad no se ajusta a los embriones creados de manera artificial, que pronto podrían surgir sin necesidad de la fertilización o a partir de células humanas adultas que han sido reprogramadas.

“Tenemos que responder a esto ahora, mientras todavía hay tiempo”, recalcó el doctor Aach.

Fuente: Carl Zimmer / NYT