Conforman base de datos con información genética de los mexicanos para entender sus enfermedades

Jaime Berumen Campos señaló que se ha estudiado parte del genoma de 140 mil habitantes de la Ciudad de México

Bases de datos con información de gran valor técnico, científico y poblacional que servirán para descubrir factores genéticos riesgosos para el desarrollo de enfermedades o muerte prematura en los mexicanos, las cuales contribuirán a tomar mejores decisiones en el campo de la salud pública, integran el Estudio Prospectivo de la Ciudad de México (MCPS): Análisis de 140,000 genomas, en el cual participa la UNAM, a través de la Facultad de Medicina (FM), en colaboración con la Universidad de Oxford, Inglaterra.

Durante la inauguración del Simposio Internacional que llevó el título de la mencionada investigación, el director de la FM, Germán Fajardo Dolci, dijo: “esta secuenciación, esta caracterización de la población, nos da la capacidad de entender diferentes enfermedades, así como aspectos de la salud y el bienestar de la población”.

El proyecto, recordó, inició años atrás y es parte importante de la entidad. “Para nosotros es un gusto la colaboración con la Universidad de Oxford y con la Ciudad de México. Esta es una alianza de largo aliento que ve hacia el futuro, y que debemos celebrar, sobre todo académicamente, haciendo un alto en el camino para saber dónde y cómo nos encontramos, y hacia dónde debemos ir en este estudio tan importante”.

Cuando comenzó, en la década de los 90, se vislumbraban algunas cuestiones de genómica, pero no con la rapidez con que ha crecido y la importancia que tiene hoy. El trabajo ha producido publicaciones del más alto nivel en el mundo, señaló.

El jefe de la Unidad de Investigación en Medicina Experimental (UIME) de la FM, Jaime Berumen Campos, recalcó que es una investigación que incluye datos de 140 mil personas; “el estudio de los datos demográficos y clínicos no lo puede hacer cualquiera. Esta cohorte de grandes proporciones ha dado muchos frutos”.

El científico explicó que se ha estudiado parte del genoma de esos individuos, como el exoma (uno por ciento del genoma donde se codifican los genes) y, recientemente, se concluyó el estudio del genoma completo de 10 mil individuos.

El trabajo experimental se llevó a cabo en la empresa Regeneron, en Nueva York, y “nosotros hemos participado en la discusión de los datos y muy pronto vamos a tener la oportunidad de analizar esas grandes cantidades de información”.

El integrante de la FM, Roberto Tapia Conyer, resaltó que las estrategias públicas “necesitan estar sustentadas en evidencia, información sólida, tangible, que permita asegurar que las intervenciones que se tomen son las más adecuadas a la circunstancia y el momento”.

Además, abundó, en los últimos años se ha potenciado el valor de la salud pública gracias al conocimiento de la genómica, la metabolómica (o el estudio de los procesos químicos que involucran metabolitos) y del influjo que tiene el sinnúmero de factores en la condición de salud, sin olvidar los determinantes sociales.

Incluso, señaló, hoy podemos hablar de una salud pública de vanguardia, moderna, con intervenciones personalizadas, donde se tiene la capacidad de diferenciar a cada individuo.

Tapia Conyer explicó que una cohorte se define como una población o un subconjunto de la misma, donde se realiza una observación por cierto periodo, de manera minuciosa, para identificar qué sucede en ella y encontrar factores que influyen en lo que queremos conocer: en este caso la posibilidad de permanecer sano, de que se genere un padecimiento o morir.

Para este estudio, abundó, se visitó casa por casa a familias de las alcaldías Coyoacán e Iztapalapa, a fin de obtener la información para construir las grandes bases de datos. En más de 160 mil personas se determinó la parte económica, de riesgos de la salud (consumo de alcohol, tabaco, etcétera), historia clínica, y los antecedentes ginecoobstétricos en el caso de las mujeres. De esta información se han derivado 13 publicaciones en revistas de gran impacto.

En los próximos días, anunció Tapia Conyer, sostendrán una reunión con un equipo de investigadores nacionales interesados en explotar las bases de datos, que son públicas. “Acordamos con Oxford que para los mexicanos el acceso será gratuito; para científicos de otros países tendrá un costo”.

Hoy tenemos esta gran riqueza de información y la posibilidad de proporcionar evidencia para tomar mejores decisiones en el campo de la salud pública, en beneficio de la población en su conjunto, enfatizó durante la sesión en la que estuvieron Jonathan Emberson y Jason Torres, ambos de la Universidad de Oxford, así como de Pablo Kuri, de la FM.

Al hacer uso de la palabra, Jesús Alegre Díaz, integrante de la UIME y encargado de la operación del proyecto, de entrevistar y colectar muestras de sangre de la gente, explicó que el objetivo de la investigación es conocer el riesgo de tener enfermedades y conocer qué tanto están entre la población.

“Esto comenzó técnicamente en 1992. En 98 me encargué, luego de aprobarse por comités de ética, investigación, etcétera, de realizar las primeras 10 mil encuestas”. A finales de 2004 ya se había concluido el estudio en Coyoacán e Iztapalapa. El primer artículo se publicó en 2006.

Gracias a la colaboración de los participantes, se pudieron colectar muestras de sangre y 156 mil fueron enviadas a Oxford. Asimismo, se tienen datos de un cuestionario familiar -que no han sido analizados- y se realiza una reencuesta para la búsqueda de morbilidad.

Tenemos información genética, relató Jesús Alegre, y se conforma un grupo de bioinformática. Asimismo, expertos buscan vincular la información médica con datos geográficos, “muy relevante para encontrar índices de desarrollo social en las bases de datos”.

Fuente: dgcs.unam.mx