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¿Cómo hacen miles de científicos para publicar una investigación cada 5 días?

Tres investigadores identificaron a los autores más prolíficos de los últimos años en las principales revistas científicas, algunos de los cuales publican investigaciones cada 5 días. Creen que puede deberse a las definiciones flexibles de lo que significa la autoría en una investigación.

Los juiciosos de la clase que hacen el trabajo, y los vagos que hacen poco, pero firman el trabajo, se llevan la misma nota. ¿Una situación similar podría traducirse al mundo de las publicaciones científicas? Esa fue la pregunta que los investigadores John P. A. Ioannidis, Richard Klavans and Kevin W. Boyack se hicieron en un artículo publicado esta semana en la revista Nature.

Los investigadores realizaron búsquedas en Scopus para los autores que publicaron más de 72 trabajos (el equivalente a un trabajo cada 5 días) en un año calendario entre 2000 y 2016, una cifra que muchos considerarían inverosímil.

“Encontramos más de 9,000 personas e hicimos todo lo posible para contar solo “artículos completos”: artículos, documentos de conferencias, comentarios sustantivos y reseñas, no editoriales, cartas al editor y demás. Esperamos que este sea un ejercicio útil para comprender lo que significa la autoría científica” escriben los autores.

Los investigadores son claros en decir que no tienen evidencia de que alguna de esas 9.000 personas estén incurriendo en un comportamiento inapropiado. ¿Entonces, cómo hacen para publicar investigaciones cada cinco días en promedio?

Según explican, algunos científicos que son miembros de grandes consorcios podrían cumplir los criterios de autoría en un gran volumen de documentos. Sin embargo, los hallazgos de su estudio sugieren que ciertos equipos de investigación han puesto en práctica sus propias definiciones de lo que significa “autoría”.

La gran mayoría de los autores hiperprolíficos, como los llaman en el estudio, (7.888 registros de autor, 86%) publicaron en física, un campo en donde la mayoría de los grupos de investigación y proyectos son realizados por grandes equipos internacionales que pueden tener más de 1,000 miembros. Por eso excluyeron del estudio al campo de la física.

Por otro lado, los otros 909 autores tienen nombres chinos y coreanos que Scopus registra de manera similar, así que pueden ser investigadores distintos cuyos nombres se traducen en uno solo. En 2016, por ejemplo, al menos 20 investigadores chinos eran hiperprolíficos. “Creemos que esto podría estar conectado a las políticas chinas que recompensan la publicación con efectivo o con posible corrupción” se lee en el estudio. Por estas razones, excluyeron del estudio a los chinos y coreanos.

Quedaban 265 autores. El número de autores hiperprolíficos creció aproximadamente 20 veces entre 2001 y 2014, y luego se estabilizó. Durante el mismo período, el número total de autores aumentó en 2,5 veces.

Enviaron un correo a los 265, y recibieron 81 respuestas diciendo que eran hiperprolíficos por el trabajo duro, liderazgo, amor por la ciencia, tutoría de muchos jóvenes investigadores, interdisciplinariedad, disponibilidad de recursos y datos, culminación de grandes proyectos, poco sueño, etc.

Alrededor de la mitad de esos autores pertenecen a las ciencias médicas (101 a medicina, 11 a ciencias de la salud, 17 a la neurología, 6 a la biología, 3 a la epidemiología). Entre los 265, 154 autores produjeron más que el equivalente de un trabajo cada 5 días durante 2 o más años calendario. 69 lo hicieron durante 4 o más años.

Los autores prolíficos trabajan en 37 países, de los cuales el más prolífico es Estados Unidos, con 50 investigadores que publican con esa increíble frecuencia, 28 en Alemania y 27 en Japón. Los tres países son conocidos por recompensar la publicación en revistas indexadas con premios monetarios.

“Esto plantea la pregunta de qué implica la autoría. Los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU., Por ejemplo, tienen pautas sobre las actividades que califican: supervisión activa, diseño y realización de experimentos, adquisición y análisis de datos fuera del trabajo “muy básico” y redacción del manuscrito. La recolección de fondos o la tutoría a distancia no califican.

La mayoría de los 6.000 autores en una encuesta reciente en muchas regiones geográficas y disciplinas consideraron que la redacción de un documento, la interpretación de los resultados y el análisis de los datos debían calificar para la autoría, pero las actitudes variaban según la región y el campo”, escriben los autores.

Por lo general, los autores hiperprolíficos tienen altos cargos en instituciones científicas y de investigación. Su tutoría podría explicar su alto registro de publicaciones.

Según el Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas, para que un autor sea considerado como tal debe participar en el diseño o la realización de experimentos o el procesamiento de resultados, ayudar a escribir o revisar el manuscrito, aprobar la versión publicada y asumir la responsabilidad de los contenidos del artículo.

“Los autores hiperprolíficos pueden ser los científicos más enérgicos y excelentes. Sin embargo, tales modos de publicación también podrían reflejar normas de campo idiosincrásicas, por decirlo así. Las definiciones flexibles de autoría y una desafortunada tendencia a reducir las evaluaciones para contar los documentos, enturbian la forma en que se asigna el crédito. Aún se necesita estudiar la producción total de publicaciones de cada científico, comparada con las normas para su campo. Y, por supuesto, no hay sustituto para leer los documentos e intentar comprender lo que han hecho los autores”, concluyen los autores del artículo.

Fuente: elespectador.com