Calentamiento global: relato del fin del mundo

El cambio climático amenaza a la humanidad con una serie de cataclismos en cascada, según un reportaje que publica New York Magazine. Lo que se avecina es más urgente y peor de lo que pensamos, señala.

El artículo se basa en docenas de entrevistas y de conversaciones con climatólogos e investigadores, así como en cientos de artículos científicos publicados sobre el cambio climático, explica su autor, David Wallace-Wells.

El artículo dibuja un completo panorama de las reacciones en cadena que sufrirá la humanidad si no cambiamos radicalmente de dirección para contener el calentamiento del planeta.

Lo primero que señala el artículo es que el clima va muy por delante de la política y que limitar el calentamiento global a 2ºC en relación con la temperatura preindustrial, tal como se convino en el Acuerdo de París (2015), no es realista porque la tendencia actual nos lleva a un calentamiento de 4ºC, hablándose de que vamos a llegar a los 8ºC.

Asimismo, el artículo advierte que las proyecciones climáticas actuales no están teniendo en cuenta dos factores añadidos que pueden cambiarlo todo: el deshielo del permafrost y el efecto albedo.

El permafrost contiene en su interior 1,85 billones de toneladas métricas de carbono, más del doble del acumulado actualmente en la atmósfera. Si se descongela por efecto del calentamiento global, puede liberar este carbono en forma de metano, con una potencia 34 veces mayor que la del CO2 para calentar la atmósfera. Puede desencadenar una reacción que duplicará el calentamiento global.

Las proyecciones tampoco tienen en cuenta el efecto albedo, que mide el porcentaje de radiación que cualquier superficie refleja respecto a la radiación que incide sobre la misma, ni tampoco el aumento de nubosidad que también aceleraría el calentamiento global.

En consecuencia, estamos infravalorando el calentamiento que viene, señala el artículo. Los datos de satélite muestran que el calentamiento global es dos veces más rápido que lo que los científicos han venido considerando desde 1998. A partir de esta constatación, emergen las ocho principales calamidades que pueden ocurrir si no reaccionamos.

Cascada de males

Según este reportaje, la primera consecuencia del calentamiento global será la subida de los mares. “La mayoría de la gente habla como si Miami o Bangladesh tuvieran alguna posibilidad de sobrevivir, pero la mayoría de los científicos con los que he hablado señalan que las perderemos antes de finales de siglo, incluso si dejamos de consumir energías fósiles en las próximas décadas”, señala David Wallace-Wells en su artículo.

Recuerda que la última vez que la temperatura de la Tierra subió 4ºC, el nivel de los océanos subió varias decenas de metros. En esta ocasión se espera que suban más de 3 metros durante este siglo.

Asimismo, subraya que el cambio climático ha desempeñado un importante papel en las cinco anteriores grandes extinciones de especies. Hace 252 millones de años, recuerda, la gran extinción comenzó con un calentamiento de 5ºC, acelerado por la liberación de metano en el ártico, y supuso la desaparición del 97% de las especies vivas sobre la Tierra. Comparado con lo que pasa ahora, la tasa de carbono aumenta el doble de rápido que en aquella época.

Esta gran extinción en marcha no dejará indiferente a la especie humana, ya que huir del mar no será suficiente para sobrevivir. Si la temperatura realmente llega a los 7ºC por encima de la temperatura anterior a la era industrial, eso hará imposible la vida en las regiones ecuatoriales, pero si la temperatura escala hasta los 11ºC o los 12ºC, la mitad de la población humana perecerá por el calor.

Otra consecuencia del calentamiento es el hambre, ya que cada grado de calentamiento adicional disminuye en un 10% el rendimiento agrícola, que puede caer incluso hasta el 17%, según algunos científicos. La recuperación de tierras que provocará el calentamiento no será suficiente para suplir la pérdida de cultivos, según científicos.

La sequía será la cuarta calamidad. Existe consenso sobre el hecho de que sequías sin precedentes podrían multiplicarse por todas partes donde hoy se producen alimentos, por lo que si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, de aquí a 2080 Europa del sur conocerá sequías extremas, advierten los científicos.

Vuelve la peste, nos quedamos sin aire

El deshielo no sólo libera gases de efecto invernadero, sino también enfermedades y bacterias que están hoy enterradas bajo hielo, algunas desde hace millones de años, para las cuales nuestro sistema inmunológico no está preparado.

En Alaska, recuerda, ya se han encontrado rastros de la gripe española que en 1918 infestó a 500 millones de personas y mató a 100 millones, entonces el 5% de la población mundial. Se cree que la peste bubónica o la viruela están emergiendo del deshielo siberiano. Aunque es posible que estos organismos no puedan sobrevivir al deshielo, la posibilidad de contagio no puede descartarse. También hay que tener en cuenta que las enfermedades actuales pueden mutar por efecto del cambio climático.

El CO2 no sólo calienta la atmósfera, sino que también modifica la composición del aire. Si la contaminación por carbono aumenta a 1.000 partículas por millón (ppm) en 2100, las capacidades cognitivas humanas caerán un 21%, advierten los científicos.

La contaminación del aire aumenta también el riesgo de autismo cuando es respirado por mujeres embarazadas, al mismo tiempo que los incendios forestales pueden ser el doble de destructivos en 2050, con el aumento consiguiente de partículas tóxicas, destaca el artículo.

Las sequías tienen un efecto social añadido: la inestabilidad social que conduce a la guerra: por cada grado de aumento en la temperatura, crece entre un 10% y un 20% la probabilidad de que estalle un conflicto armado, según un estudio de Marshall Burke y Solomon Hsiang citado por la revista.

Migraciones masivas

Las migraciones masivas que estamos contemplando en nuestros días son consecuencia en gran parte del cambio climático, que arruina las posibilidades de supervivencia en algunas regiones y fuerza a la población a buscar otros espacios.

Otra consecuencia del cambio climático, extraída también del citado estudio, es que cada grado de calentamiento adicional cuesta 1,2 puntos del PIB. Se considera aceptable una pérdida del 23% de los ingresos por persona a finales de siglo, como consecuencia del cambio climático y sus derivadas: pérdida de cultivos, violencias, tempestades, energía, mortalidad…

Como quiera que nuestro desarrollo como especie está vinculado a las energías de origen fósil, el mismo principio de crecimiento económico está amenazado por el cambio climático, a no ser que el agotamiento de estas fuentes de energía pueda devolver la estabilidad.

Citando a la OCDE, el artículo señala que, con una probabilidad del 12%, la productividad global puede caer más de un 50% de aquí a 2100 debido al calentamiento global. La OCDE considera asimismo que una pérdida de entre 6 y 12 puntos en el PIB mundial a finales de siglo como consecuencia del cambio climático es el escenario más plausible.

Mares envenenados

Por último, la amenaza final se refiere al envenenamiento del mar, que provoca efectos secundarios como la acidificación de los océanos y la muerte de los corales debido a que una tercera parte del carbono es absorbido por el mar.

Esta absorción de carbono desencadena un círculo vicioso: la falta de oxigenación del agua propicia el desarrollo de bacterias que disminuyen aún más el oxígeno disponible, aumentando las zonas muertas en las aguas profundas y después en la superficie.

El hidrógeno sulfurado resultante de este proceso es “el gas preferido por el planeta para provocar un holocausto natural”. En el pasado ya acabó con casi toda la vida marina, que tardó millones de años en recuperarse.

El artículo concluye con un mensaje optimista: muchos científicos están persuadidos de que encontraremos la solución para prevenir el calentamiento global que nos amenaza, sencillamente porque no tenemos elección. La geoingeniería y la manipulación del clima están entre las posibles alternativas, aunque otros científicos prefieren la captura de CO2 y la austeridad económica.

El debate climático está que arde

Hay que tener en cuenta que el artículo, aunque tiene base científica, se esfuerza en mostrar el peor escenario para llamar la atención de lo que puede pasar si no reaccionamos. Otra revista norteamericana, The Atlantic, no ha tardado en poner los puntos sobre las íes en otro artículo.

No sólo destaca todo lo que ya se está haciendo para contener el calentamiento global, sino que cuestiona y matiza algunas de las cuestiones planteadas en el artículo de New York Magazine. Dice por ejemplo que el permafrost no va a descongelarse este siglo, sino que probablemente su disolución será más prolongada, y que la amenaza del metano es relativa.

Concluye que la visión aterradora de New York Magazine es cierta porque lo que está pasando con el clima es sencillamente pasmoso, pero añade que muchos científicos descartan que podamos llegar a esos extremos apocalípticos. Coincide con David Wallace-Wells en que es imposible llegar a esos extremos porque podemos reaccionar y evitar lo peor. El debate sobre el clima está que arde.

Fuente: tendencias21.net