Los peces son altruistas o egoístas según el contexto

Un nuevo estudio ha identificado por primera vez un asombroso comportamiento social en los peces, similar al de los humanos y primates: pueden ser altruistas o egoístas en función de cada situación.

Investigadores de la Universidad de Osaka, en Japón, han descubierto que los peces pueden desarrollar comportamientos sociales específicos de acuerdo al contexto y a su propia conveniencia: pueden ser altruistas y cooperativos, como también egoístas y antisociales. Ahora, los científicos buscarán descubrir cómo la mente de estos peces evolucionó para producir comportamientos sociales complejos.

Sometidos a la presión de tomar comida únicamente para ellos mismos o compartirla con otros, los ejemplares machos de peces cíclidos convictos reaccionaron de manera diferente según la situación. Integrantes de la familia Cichlidae, esta especie de peces se caracteriza por su comportamiento territorial y agresivo durante el desove, protegiendo su espacio de cualquier posible intruso.

En el marco de la investigación desarrollada por los científicos japoneses, los peces eligieron la opción altruista y prosocial cuando compartían el espacio con otros peces conocidos o potenciales parejas. En cambio, elegían ser egoístas y no compartir el alimento cuando convivían con hembras que ya tenían pareja o con otros machos que podrían ser rivales.

Según una nota de prensa, los investigadores lograron evidencias experimentales acerca de estos comportamientos en los peces: distinguen entre hembras reproductoras, hembras desconocidas y machos rivales, ajustando sus acciones para proporcionar alimento tanto a ellos como a las hembras o evitar entregar alimento a los machos competidores. ¿Existe en los peces una evolución cerebral desconocida hasta hoy, teniendo en cuenta esta clase de comportamientos?

Comportamientos desconocidos

Durante el experimento, los científicos estudiaron las reacciones de un ejemplar macho de pez cíclido convicto al momento de recibir alimento. En primer término, le presentaron a otro pez macho con el que había compartido experiencias de crianza. En esa ocasión, eligió sin dudarlo la opción prosocial y compartió la comida con su compañero.

Sin embargo, cuando el pez fue colocado junto a otros ejemplares machos que no conocía y podrían ser rivales, no compartió su comida. Para profundizar en este tipo de reacciones, los investigadores lo mezclaron posteriormente con hembras. Algunas eran reproductoras y potenciales parejas, mientras que otras ya tenían un compañero.

Nuevamente, el pez reaccionó según su conveniencia: compartió su comida con las hembras sin pareja, pero no lo hizo con aquellas que ya estaban «comprometidas». Según establecen los científicos en las conclusiones de su estudio, recientemente publicado en la revista Nature Communications, estos resultados son idénticos a los registrados en experimentos similares con primates.

Evolución cerebral

Para el Dr. Shun Satoh, uno de los directores de la investigación, «es la primera vez que se observan este tipo de actitudes egoístas o altruistas en los peces. Nadie habría esperado jamás un comportamiento social tan sofisticado y complejo en un pez tan pequeño», indicó.

Ahora, los investigadores desarrollarán nuevos experimentos de comportamiento buscando aclarar si estos peces realmente tienen una estructura psicosocial evolucionada y cuáles son las motivaciones reales de sus reacciones. En definitiva, tratarán de descubrir cómo se produjo la evolución cerebral que permitió producir esta clase de comportamientos.

Las hipótesis son variadas e incluyen diferentes escenarios, incluso la posibilidad de la existencia de una especie de unión hasta hoy inexplorada entre peces, primates y humanos a lo largo de la historia de la evolución, que nos conectaría a partir de estos comportamientos cooperativos o egoístas. Una incógnita que se abre y que quizás se podrá responder en futuras investigaciones.

Fuente: tendencias21.levante-emv.com