¿Ha visto un mamífero fluorescente? Son más comunes de lo que se creía

Una investigación que analizó 125 especies de mamíferos muestra que la fluorescencia, tanto en los diurnos como en los nocturnos, es más común de lo que se pensaba

Una investigación publicada este martes en la revista Royal Society Open Science muestra que la fluorescencia en los mamíferos es más común de lo que se pensaba. Esta se ha descrito en marsupiales australianos, como ornitorrincos, demonios de Tasmania, equidnas y wombats, y se informó por primera vez en 1911 en conejos europeos.

Para la investigación, los científicos estudiaron 125 especies y encontraron que todas tenían alguna forma de fluorescencia. Estas 125 especies representan aproximadamente la mitad de todas las familias de mamíferos vivos y los 27 órdenes de mamíferos vivos. Analizaron especímenes de animales preservados y congelados, principalmente de la colección del Museo de Australia Occidental, y evidenciaron que el pelaje de 107 (es decir, el 86 %) brilla bajo luz ultravioleta.

En el caso del brillo bajo la luz ultravioleta, plantean que es debido a que su piel o pelaje absorbe la radiación y la emiten como luz. Y aunque la fluorescencia es más común entre especies nocturnas, no deja de estar presente en mamíferos diurnos, como el oso polar y la cebra de montaña.

Citado por The Guardian, Kenny Travouillon, curador de mamografía en el Museo de Australia Occidental y autor principal del estudio, afirmó que “no sabíamos que tantos mamíferos tenían piel o pelaje brillantes. La luz ultravioleta incide en el cabello o la piel, y las proteínas desplazan la luz al rango visible. Por eso aparecen azules o verdes, o incluso rojos”. El investigador también explicó que todos los mamíferos, incluyendo humanos, tienen dientes y uñas fluorescentes.

Según el estudio, “la preservación puede influir en la intensidad de la fluorescencia observada en algunas muestras”. Por ejemplo, especímenes de ornitorrinco que estaban congelados sin conservantes tenían un brillo menos intenso que los que tenían conservantes. Aunque, Travouillon aclaró que “hicimos lo mismo con otros animales y en realidad encontramos lo contrario: los más brillantes eran en realidad los congelados y la preservación en realidad disminuyó la intensidad de la fluorescencia”.

El propósito de la fluorescencia sigue siendo desconocida para la ciencia. Para los investigadores de este estudio, es posible que sea un medio para que los animales, especialmente las especies nocturnas, puedan “mejorar la señalización visual”.

Fuente: elespectador.com