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El increíble secreto de las hormigas para evitar que se produzcan embotellamientos

¿Qué hacen 25.600 hormigas sobre un puente de solo 5 mm de ancho? La respuesta es circular fluidamente y sin problemas, por supuesto. Los pequeños insectos tienen una habilidad casi sobrenatural para evitar los embotellamientos de tránsito, y un grupo de científicos se propuso averiguar cómo lo hacen.

Los resultados de ese estudio acaban de publicarse en la revista eLife, y lamentablemente dibujan un panorama difícil de solucionar para los seres humanos y nuestra costumbre de atorarnos cuando intentamos circular en vías con muchas personas, sea caminando o en coche.

Hasta ahora sabíamos que las hormigas son capaces de “fluir” en columnas que pueden alcanzar un ritmo de miles de individuos por minuto, pero ¿cómo lo hacen para no sufrir embotellamientos? Un equipo de investigadores de tres universidades trató de resolver el enigma estudiando una de las especies con mejor movilidad del planeta: la hormiga argentina (Linepithema humile).

El estudio no se ha limitado a analizar a las hormigas en su hábitat natural. Para calcular su capacidad para circular fluidamente necesitaban una manera de medirlo, así que construyeron varios puentes de 20, 10 y 5 mm de anchura e hicieron pasar a la colonia por ellos en su habitual búsqueda de comida.

Después de grabar en video 170 experimentos, los investigadores comprobaron que las hormigas son capaces de moverse sin embotellamientos incluso con 25.600 individuos pasando por el puente al mismo tiempo. De hecho, su capacidad para esquivarse entre ellas y seguir moviéndose dobla la nuestra en términos de saturación de la vía. Los humanos comenzamos a atorarnos cuando llegamos a un 40% de tasa de ocupación de la vía, da igual si es caminando o a bordo de vehículos. Las hormigas siguen circulando bien pasado el umbral de un 80% de ocupación.

¿El secreto? Los investigadores no han logrado determinar el mecanismo exacto que hace que las hormigas alteren su comportamiento en función de la densidad de la vía. Lo que si han constatado es que el secreto está en dos cosas: moderar la velocidad y ceder el paso. Cuando la densidad aumenta, las hormigas reducen el paso para evitar colisionar con otros miembros de la colonia porque probablemente saben que las pequeñas colisiones que obligan a pararse son la razón por la que los atascos ocurren en primer lugar. Incluso se las ha visto organizándose en carriles de diferente sentido. Estudios anteriores a este incluso han descubierto que hay hormigas que actúan espontáneamente como agentes de tráfico, deteniéndose en determinados puntos para obligara a las que vienen detrás a buscar una ruta alternativa.

Lamentablemente, todo esto de ceder el paso y reducir la velocidad parece bastante fuera de nuestras capacidades como especie. El problema no es otro que el individualismo. Los investigadores explican: los atascos de tráfico son omnipresentes en la sociedad humana porque las personas persiguen su propio objetivo personal. En contraste, las hormigas comparten un objetivo común: la supervivencia de la colonia, por lo que se espera que actúen de manera cooperativa para optimizar el retorno de los alimentos.

En definitiva, que las hormigas comparten un mismo objetivo común que las impulsa a organizarse en carriles perfectamente lógicos incluso en condiciones de emergencia en las que el ser humano entra en modo “sálvese quien pueda” y tiende a moverse por su cuenta provocando aglomeraciones y caos.

La buena noticia es que el estudio de eLife puede servirnos después de todo. Incluso aunque como especie seamos un desastre circulando, el comportamiento de las hormigas puede inspirarnos a la hora de programar la IA que rige a los coches autónomos. Quizá incluso lleguemos a crear un “modo atasco” en el que los coches interactúen entre ellos como hormigas para evitar el embotellamiento por mucho que sus conductores se empeñen en intentar colarse por la banquina.

Fuente: clarín.com