Descubren un ejemplar de un animal que se creía extinto desde 1936: no tiene ojos y es iridiscente

Ha sido localizado a través de un complejo método con ADN ambiental

El topo dorado de Wilton, un extraño animal que desde 1936 se creía que estaba completamente extinguido pero que un grupo de científicos de la Universidad de Stellenbosch y del Endangered Wildlife Trust se han encargado de desmentir a través de una exhaustiva y compleja investigación.

No es la primera vez que la acción del ser humano y los problemas ambientales como el efecto invernadero o la contaminación traen el deterioro de todo tipo de ecosistemas dentro y fuera de España, así como también la desaparición de especies vegetales y animales.

Durante ochenta y siete años, el topo dorado de Wilton ha llevado a cabo una existencia clandestina y prácticamente invisible para la humanidad, llegando hasta el punto de que se le consideraba un animal extinto.

Sin embargo, recientemente, ha emergido de las sombras y ha sido redescubierto enterrándose en las dunas cercanas a la ciudad costera de Port Nolloth, en el noroeste de Sudáfrica.

Un asombroso hallazgo que ha podido materializarse gracias a una intensa y compleja búsqueda llevada a cabo por varios científicos de la Universidad de Stellenbosch y del Endangered Wildlife Trust (EWT).

Qué caracteriza al topo dorado de Winton

Los topos dorados de Winton, podrían compararse en tamaño al de un hámster doméstico (oscilando entre 70 y 85 mm de longitud), se caracterizan por dos rasgos muy distintivos. En primer lugar, carecen de ojos, y en segundo lugar, su pelaje exhibe una iridiscencia, un fenómeno óptico que provoca variaciones en el tono de la luz reflejada según el ángulo de observación.

Estos curiosos mamíferos se alimentan principalmente de termitas, hormigas y otros diminutos insectos durante la noche, y su hábitat principal se encuentra en las dunas de la costa sudafricana. El avistamiento reciente de un topo dorado de Winton tuvo lugar en la playa de Port Nolloth, en la costa occidental de Sudáfrica.

Sin embargo, localizar a estos animales no resulta sencillo debido a su agudo sentido del oído, que les permite detectar movimientos y esconderse para evitar ser vistos. En este contexto, los científicos tuvieron que recurrir a técnicas especiales para detectar a estos topos.

El ADN ambiental ha sido la clave para encontrarlo

En el año 2017 se lanzó un proyecto destinado a la búsqueda de especies consideradas ‘perdidas’, es decir, aquellas que consideran extintas pero carecen de evidencia científica que respalde su completa desaparición. No obstante, no fue sino hasta el 24 de noviembre de 2023 cuando el topo dorado de Winton dejó de figurar en la lista de estas especies perdidas.

Este peculiar animal no había sido avistado desde el año 1936, y las expectativas de dar con él eran mínimas. No solo se enfrentaba a la escasez de ejemplares y a la habilidad de estos supervivientes para detectar las perturbaciones en su entorno, sino también a su hábitat sumamente complejo para los investigadores.

Ante este desafío, los científicos a cargo de la exploración recurrieron al análisis de ADN ambiental, rastreando moléculas genéticas que los animales dejan al interactuar con su entorno. En este caso, buscaron indicios como pelos, fluidos corporales y células cutáneas del topo dorado de Winton. La tarea requería explorar diariamente una extensa área de 18 kilómetros de dunas en la costa noroeste de Sudáfrica.

Un esfuerzo que como vemos ha dado sus frutos, ya que los participantes en este estudio, recientemente publicado en la revista Biodiversity and Conservation, lograron hallar restos de eDNA de esta especie en varias dunas. Este enfoque, que se revela prometedor, abre la puerta a nuevas oportunidades para descubrir otras especies que se creían perdidas.

Fuente: elespanol.com