Un rayo de luz contra la depresión estacional

Alonso Fernández Guasti y Rebeca Reyes Serrano

Departamento de Farmacobiología

jfernand@cinvestav.mx y lrreyes@cinvestav.mx

¿Por qué hay personas que en la época decembrina se sienten tristes, si es una temporada para festejar y celebrar? ¿Por qué en los días invernales nos podemos sentir mal, desganados, sin energía y poco productivos? Todo esto no es una invención, hay razones fisiológicas para ello.

Existe un tipo de depresión que se desencadena cíclicamente por las estaciones del año, se llama Trastorno Afectivo Estacional o TAE (también llamado SAD, por las siglas en inglés de Seasonal Affective Disorder). La mayoría de las evidencias señalan como causa principal la reducción estacional de la cantidad de luz solar.

El criterio para decir que se padece TAE es que la depresión debe estar limitada a la estación invernal (con remisión total durante el verano), por al menos dos años. La prevalencia va del uno al 10 por ciento, dependiendo principalmente de la latitud; por ejemplo, en Estados Unidos la prevalencia es de uno por ciento en Florida y de nueve por ciento en Alaska.

Las mujeres están más afectadas que los hombres en una relación de 4 a 1 y es más común en adultos jóvenes. Este padecimiento se presenta por la marcada disminución de luz solar en invierno. Se puede ocurrir en cualquier persona, pero los pacientes con antecedentes de depresión y sobre todo con trastorno bipolar, son más propensos a desarrollarlo.

Síntomas de la depresión estacional

Algunos individuos pueden experimentar el tras-torno de manera moderada, lo cual se conoce en inglés como Winter blues, sin embargo, en algunas personas los síntomas del TAE pueden ser tan graves que requieren hospitalización. Como en todos los trastornos depresivos, los pensamientos suicidas pueden estar presentes. Los síntomas clásicos de la depresión invernal son: tristeza, irritabilidad, letargo, cansancio, ansia de comer carbohidratos y azúcares (tendiendo a aumentar de peso), dificultad para concentrarse, dormir más de lo normal, falta de energía, disminución de actividad, alejamiento de la vida social y llorar con frecuencia.

¿Por qué la luz?

En humanos, el reloj circadiano permite la organización y el óptimo funcionamiento del metabolismo de acuerdo al momento del día, lo que resulta en reacciones que ocurren cuando son necesarias. Por ejemplo, la producción de energía durante la fase de actividad (día) y los mecanismos de reparación durante la fase de descanso (noche).

En ese equilibrio, la señal más importante para la sincronización es la luz, la cual es percibida por células de la retina que proyectan a neuronas del núcleo supraquiasmático. Este núcleo es el principal coordinador del sistema circadiano, ya que sus neuronas regulan a otras que participan en actividades muy específicas como la secreción de hormonas, las fases del sueño, la termorregulación y la ingesta de alimentos, entre otras. El sistema circadiano continuamente se adapta y se sincroniza con el medio ambiente; así pues, la disminución de las horas de luz durante los días invernales es la principal explicación al TAE.

Mecanismos desencadenantes

Muchas causas pueden provocar el trastorno. Principalmente se sabe que esta patología se debe a desajustes en el equilibrio del neurotransmisor serotonina (5-HT), la hormona melatonina y/o a la disminución de la vitamina D. La serotonina participa de manera importante en la sensación de bienestar y en la regulación del estado de ánimo, de las emociones, del sueño, del apetito y de la conducta sexual.

Se ha propuesto que en el TAE existe una disminución de la neurotransmisión serotoninérgica del cerebro; por su parte la melatonina es una hormona producida por la glándula pineal que se secreta por la obscuridad causando somnolencia. Si los pacientes sobre producen melatonina cuando los días se vuelven más cortos y obscuros (en invierno), esto hará que se sientan somnolientos y letárgicos. Finalmente, el cuerpo produce la vitamina D cuando la piel se expone directamente al sol, y si las personas con la patología presentan niveles sanguíneos bajos de vitamina D, esto se asociaría con síntomas depresivos.

Sorprendentemente el mejor tratamiento para el TAE incluye la combinación de varias terapias que se establecen de acuerdo con las características del paciente y del padecimiento. El desenlace clínico generalmente es bueno; sin embargo, algunas personas padecen el trastorno durante toda su vida. En latitudes como la de nuestro país, donde no tenemos cambios estacionales muy marcados, sí pueden presentarse cambios del estado de ánimo o baja de energía en los meses invernales. Algunas estrategias para evitar caer en un ánimo depresivo o en una disminución de productividad es exponerse a la luz del sol siempre que sea posible, hacer ejercicio o actividades al aire libre. Además se recomienda propiciar la vida social y realizar actividades que sean satisfactorias, llevar una alimentación sana y variada, dormir lo suficiente, evitar el alcohol ya que puede empeorar el estado de ánimo y, si fuese necesario, buscar ayuda psicológica o psiquiátrica.

Como hemos dicho, esto no es algo que se presente con alta frecuencia en nuestro país debido a su ubicación geográfica, pero…. ¿Qué pasa con mexicanos que viven en el extranjero? A continuación algunos casos:

Edwards fue estudiante de maestría del Departamento de Farmacobiología del Cinvestav y durante su doctorado se fue a Noruega a hacer una estancia, él nos cuenta lo siguiente: “En el invierno, con días de 8 horas de sol cuando mucho, sentí pocos ánimos en general. Además, me sentía frustrado porque casi todos los días llovía o nevaba. Para la primavera, cuando casi todos los días hay sol por al menos 10 horas, me sentí muy bien. Una chica de nombre Töril me comentó que para no deprimirse durante el invierno, ella y demás noruegos, tomaban ‘baños de sol’ con una lámpara que tenían ya sea en su oficina o en su casa”.

Gabriela vive en Michigan desde hace poco más de dos años, pero después de terminar su doctorado en el Departamento de Farmacobiologia del Cinvestav en 2006, se fue a hacer una estancia por algunos años a Alemania y nos comenta lo siguiente: “A mí como tal no me ha dado depresión, pero me siento con menos energía durante el invierno. Me siento más cansada. Por ejemplo, cuando estaba en Alemania los días eran cortos y fríos y te dan ganas de quedarte acurrucado y te sientes en cámara lenta. Pero acá en Estados Unidos como estamos más al norte, los inviernos, la nieve, el frio son más fuertes comparados con los de Alemania. Y sí, en definitiva la falta de luz repercute en la falta de ánimo. Además, en ocasiones debido a la nieve no puedes ni salir”.

Thelma vive en Milton, Ontario, a 40 minutos de Toronto, esto al sur de Canadá. Ella es mexicana y se fue a vivir a Canadá hace algunos años por cuestiones laborales y esta es su experiencia: “Sí lo he padecido, a partir de las 3-4 pm ya es de noche y sientes muchas ganas de ir a dormir saliendo de trabajar y aunque lo hagas, te sigues sintiendo cansado, cuando vas al médico te dan vitamina D diario, y entre los amigos te recomiendan una lámpara de luz artificial. Aquí hay todo un programa para no caer en depresión durante los 6 meses de invierno: continuar con las actividades aunque no veas luz; vitamina D diariamente al menos 5 mil unidades; hacer ejercicio; hacer un deporte de invierno y hay programas de detección temprana de depresión”.

El caso de Lucrecia es algo diferente, ella vive en Estados Unidos desde hace 20 años y nos cuenta lo siguiente: “Esa situación me afectó bastante cuando recién me moví para acá. El clima en el área de la Bahía de San Francisco tiende a ser frío y con mucha neblina hasta pasado el mediodía. Al principio no sentí nada diferente pero con el paso de los meses y cuando llegó el cambio de horario en octubre, los días eran mucho más cortos y casi no había sol durante estas horas; comencé a sentirme deprimida y con muy poca energía. Todo el día tenía frío aunque la temperatura fuera cálida. Además de la nada me sentía triste o desanimada. La verdad era difícil motivarme a salir al trabajo todos los días porque parecía como si no acabara de amanecer durante todo el día. La verdad es que lo único que quería era quedarme en la cama todo el día. Finalmente terminé yendo al doctor y fue como me enteré de este síndrome. El doctor me recomendó vitamina D y exponerme a la luz. Una vez que empecé con el tratamiento me sentí mucho mejor. En Colorado no he sufrido de ese problema porque aunque la temperatura es mucho más baja, el sol siempre brilla intensamente aunque sea por algunas horas al día. El cielo es azul intenso todo el tiempo y es rarísimo que amanezca con neblina”.

Así pues, está claro que la falta de luz de sol (más que la baja de temperatura) puede afectar nuestro estado de ánimo, entonces, ¡a aprovechar cada rayo de sol en este invierno!

Fuente: “Revista Avance y Perspectiva. Cinvestav”