¿Qué necesité para salir de mi zona de confort?

Carolina Aguayo

Del 4 al 22 de octubre del 2021 participé en el curso “Alineación a los Estándares EC0586.01 y EC1181. Instalación y supervisión de Sistemas Fotovoltaicos en residencia, comercio e industria” organizado por el IER-UNAM. El proceso y los aprendizajes que me llevé de ese curso, sobrepasaron las cuestiones técnicas, y antes, durante y después del curso, nacieron ideas que involucran cuestiones de género, roles y experiencias. En estas líneas quisiera compartirte algunas de ellas.

Consideré de gran utilidad empaparme en el tema para mi desarrollo profesional, sin embargo, al no ser ingeniera de profesión y el posible hecho de descuidar a mi familia por un tiempo, sembró miedo en mi y frenó la decisión de inscribirme unas semanas. Soy mamá y tengo dos hijas en edad preescolar.

Decidí tomarlo con el siguiente contexto:

El curso era de 16 a 19 horas. Tuvimos que organizar la logística familiar, ya que durante ese tiempo en casa realizamos rutinas con nuestras hijas y estaba consciente de que dejaría mi parte de esas actividades para estar en el curso. Me sentía culpable. -¿Culpable de quererme capacitar y dejar mis responsabilidades?-. Consideré que la respuesta sería algo compleja, como una ecuación matemática, y es aquí donde inicia la primer parte, las responsabilidades que tenía menos el tiempo, más el curso que quería tomar. Platicamos el punto y mi familia me apoyó.

El entorno de la primera sesión: asistentes, nueve hombres y dos mujeres,

  • “A ver cuánto duramos”-pensé. Iniciamos con términos básicos, decidí armarme de valor e iniciar a preguntar y cuestionarme;
  • ¿Por qué tan pocas mujeres?-
  • ¿Qué falta para tener más mujeres aquí?-, me di cuenta, del gran privilegio que es tener tiempo.
  • ¿Ayudaría el establecer horarios diferentes?,
  • ¿Publicidad explicando que no importa que no sepas nada?-,
  • ¿Generar espacios seguros?,
  • ¿Una ponente mujer?-.

Algo falta aquí pensé, y no está solo en nosotras, está también en las facilidades (otra parte de la ecuación), el espacio, tiempo y la red de apoyo que necesitamos para poder hacer posible nuestra formación y sentirnos plenas en espacios personales y profesionales.

Disfruté y aprendí muchísimo, jamás pensé que hablar otro lenguaje generara empatía con otras personas. Fue ahí donde me di cuenta que había salido de mi zona de confort.

Mientras pasaban las semanas, durante el descanso que daban en el curso veía a mi esposo en la casa como en una zona de guerra; juguetes tirados, niñas corriendo, tele prendida, casa tirada, y, en ese momento, también me di cuenta de la importancia de soltar el control de las cosas y confiar en los demás, en la capacidad de mis hijas para poder hacer cosas por ellas mismas y en la capacidad de mi esposo para poder hacerse cargo de otras tareas. Las últimas dos sesiones, fueron más técnicas, con voltajes y cosas que vas aprendiendo en la práctica. Seguía preguntando.

Cuando el curso terminó, además del aprendizaje, platiqué con mi esposo lo cansado que había sido durante el tiempo que estuve “ausente”; pero él (irónicamente), también lo disfrutó mucho. Ambos crecimos.

Como puedes leer, la ecuación es compleja, la respuesta que puedo dar a la pregunta inicial, -“¿Qué necesité para salir de mi zona de confort?”, mi respuesta es la fórmula: dividir responsabilidades e invertir tiempo, encontrar algo que te apasiona, quitarte la culpa y que se generen las facilidades para ello, todo dividiendo tu zona de confort. Ahora hablando con “matemáticas”, considero que la fórmula para la participación de mujeres en diversos espacios se puede establecer como:

(Responsabilidades – Tiempo + Curso – Culpa + Facilidades ) / Zona de confort

Es así como entre muchas personas tenemos que dar solución a esta ecuación.

Empecemos por: Si te dedicas a la creación de contenido, considera que tu mensaje no sea dirigido a un género en específico. Si organizas cursos, procura horarios flexibles y aptos para todas las personas. Ponente, emplea lenguaje inclusivo. Empleador/a, genera empatía con tu circulo de mujeres, dales facilidades. Recuerda que muchas no encuentran empatía en su entorno. Pareja, colabora (divide y asume responsabilidades). Si eres hijo/a, regala tiempo y espacio para que tu mamá haga algo que le gusta, regresará más feliz a ti. Si formas parte de una red de apoyo, pregunta si se necesita de ti. Y si eres mujer, suelta el miedo y sal de tu zona de confort y si aún así tienes miedo, hazlo con todo y miedo.

Fuente: Sin embargo se mueve …