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Las metáforas son parte de la creatividad de todos los seres humanos: Concepción Company Company

De acuerdo con la colegiada, el requisito de la creatividad es que sea ritualizada, compartida y no impuesta por un individuo

Creatividad es la capacidad de producir palabras, significados y cadenas sintácticas nuevas, si bien se puede decir que son nuevas entre comillas, “porque esa capacidad creativa nunca es a partir de la nada, es recreación asociativa, una manera de revolver la materia lingüística existente y, con un contexto adecuado, algo que es conocido y más próximo a nuestro entorno, se vuelve la base para codificar, expresar algo nuevo y conceptualmente menos próximo”, aseguró Concepción Company Company, miembro de El Colegio Nacional.

Al continuar con el ciclo La lengua de la vida cotidiana, con la conferencia “Creatividad y metáforas de la lengua cotidiana”, la lingüista explicó que las metáforas son parte de la creatividad de todos los seres humanos y suelen ir de lo más concreto a lo más abstracto; por ejemplo, sabor de saborear es un sentido que se hace con la boca, con las papilas gustativas: una vez que lo saboreo, se sabe, por lo que “sabor y saber, históricamente, vienen de la misma raíz latina y es lo mismo: lo saboreo y lo sé. De lo concreto a lo abstracto”.

“Puedo decir ‘no tener ni pies ni cabeza’ o puedo creer algo ‘a pies juntillas’, aunque no hay nadie que haya realizado la juntura de pies. De algo muy concreto, como los pies y la cabeza, elaboro abstracciones, es una capacidad creativa asociativa, porque siempre es asociar algo y revolver la materia, porque no somos originales. Nuestra originalidad es muy alta, pero está metida en el ritual que debemos compartir, las metáforas son, en definitiva, extensiones y abstracciones lingüísticas, enraizadas en el sistema conceptual-cultural de una comunidad: si no está enraizado en ese sistema conceptual-cultural, no va a tener efecto la metáfora en cuestión”.

De acuerdo con la lingüista, hay dos tipos de metáfora y están asociadas estrechamente con el concepto de creatividad, unas que están basadas en el espacio y se llaman orientacionales, y las otras se llaman ontológicas, “que son objetos, conceptos, situaciones más concretas, con las cuales elaboramos hechos más abstractos”; así, uno se puede poner “verde de la envidia”, si bien hay culturas hispanohablantes donde la envidia se simboliza en amarillo.

Está también “hacerse ojo de hormiga”, aun cuando ni hay ojos ni hay hormigas cerca, cuando lo que quiero es hacerme invisible y que no me vean. Cuando se dice “¡qué te crees que estoy pintada!”, obviamente no hay pintura, ni hay dibujos y eso es una metáfora ontológica; ‘hacerse güey’, en muchos sentidos es una metáfora ontológica.

“Ustedes dirán: ‘¿a poco estoy haciendo metáforas ontológicas?’. Sí, inherentes al ser humano, pero estas metáforas, sean orientacionales o sean ontológicas, están arraigadas en creatividad, y la creatividad tiene tres niveles: siempre empieza en un individuo, porque es la capacidad biológica de todo ser humano de asociar dos dominios cognitivos, uno más concreto —pie, cabeza— con algo más abstracto —vamos de cabeza o pies juntillas—, pero esa creatividad no funciona si se anuncian, quedamos rechazados por la comunidad, la tribu no los va a aceptar”.

Una característica de las creatividades es que deben compartir un ritual y tienen como requisito no adueñarse de la originalidad: si yo digo: “¡ay, mira qué metáfora me inventé ahorita mismo!”, me van a decir, “pero ¡qué señora tan estúpida! ¡qué señora tan insoportable!”. O mira, “¡qué chiste me inventé mientras me tomaba el café!”, se revienta el chiste en el momento que eso ocurre, queda totalmente desecho.

“Las metáforas tienen el mismo requisito: nadie en la historia de la humanidad ha llegado y dicho: ‘mira qué metáfora me inventé’, porque entonces pierde todo efecto. El requisito de la creatividad es que sea ritualizada, compartida y no impuesta por un individuo. Ese es el requisito de la lengua de la vida cotidiana, como también es de la lengua culta. Los escritores pueden hacer metáforas muy complejas, pero no pueden decir: ‘miren, mi libro vale más porque tiene tres metáforas de tal tipo’, eso lo tiene que decir los otros, lo tiene que decir la comunidad”.

Metáforas basadas en el espacio

Las metáforas individuales deben estar arraigadas en las coordenadas sociales, culturales de la comunidad en cuestión: es la creación que se hace dentro de marcos geográficos y culturales, por ejemplo, en lenguas del desierto en África sólo se asocia el calor con enfermedad; en la mexicana también lo asociamos con enfermedades: ‘el niño tiene calentura’; pero, al mismo tiempo, se vincula con la ira, “esto ya calienta” o con el deseo erótico, el deseo sexual, ‘estar caliente’, a decir de la colegiada.

Desde la perspectiva de la especialista, hay sociedades que no hacen la asociación del calor con el deseo sexual y tiene que ver con las coordenadas geográficas en las que suelen estar esas lenguas, por lo regular son lenguas de desierto absoluto; otra muestra es la de los parentescos, en la que los hispanohablantes mexicanos hacemos metáforas con la madre, por lo regular, para cosas malas: “estar hasta la madre”, “una madrecita” y el padre se usa para cosas buenas.

“En otras culturas son los padres los que rigen las metáforas. En el caso de España, la madre no genera metáforas, la madre sólo es la madre biológica, la madre afectiva no genera metáforas, pero los padres generan metáforas en el español de España, más en México generamos con los dos parentescos, aunque puedo decir, ‘¡estoy a toda madre!’; aquí en El Colegio Nacional, los miércoles ‘¡me siento a toda madre!’.

“Si se ve el Diccionario de mexicanismos, propios y compartidos, y se busca madre, se encuentra una gran cantidad de creatividades que son metáforas, negativas en su mayoría, y se busca al padre, que tiene pocas metáforas, pero todo es bueno y precioso. Es cultural y esa creatividad social-cultural debe estar arraigada en capacidades genéticas universales de las lenguas y de los seres humanos, que son asociaciones recurrentes que todos hacemos para lograr abstracciones y crear metáforas: si no jugamos con estos tres niveles, no va a haber metáforas que funcionen en la comunidad”.

En el Aula Mayor de El Colegio Nacional, Concepción Company Company explicó que el espacio es el ámbito cognitivo que mayor número de metáforas genera en todas las lenguas del mundo; por ello se centró en metáforas orientacionales, aquellas basadas en el espacio, porque la lengua cotidiana, también la culta, “no se puede entender sin esas conexiones neuronales que nos permiten codificar el concepto espacio”.

“En el mundo hispanohablante entendemos que lo de arriba es bueno y lo de abajo es malo. Eso es totalmente metafórico: cuando digo: ‘¡qué bajeza!’ es una metáfora, porque el individuo ni se agachó, ni la cosa está por los suelos. ‘Dar baje’ es una metáfora de quitar y robar o sea lo de abajo es negativo.

“Les traje a José Alfredo Jiménez —la próxima semana tendremos a José Alfredo, vamos a hablar de la lírica de José Alfredo Jiménez—, con el bolero ‘Ando volando bajo, mi amor está por los suelos y tú tan alto tan alto, mirando mi desconsuelo’: no hay nadie que esté volando bajo porque no volamos y nadie está por los suelos, y ‘tú tan alto tan alto’, sea quien sea ese tú, es que es inalcanzable: lo de arriba es bueno”, aseveró la investigadora.

Al mismo tiempo, la colegiada se refirió a “metáforas finas”, pero de la vida cotidiana, como cuando se dice “advertir”, porque verter es echar algo por delante, advertere es echar algo por delante, con lo cual “te lo advierto” es llamar la atención sobre algo; proponer, por otro lado, es poner delante en latín, ponere. Son metáforas que no reconocemos como tal, aun cuando están ahí enraizadas en el eje de adelante y atrás.

“Un tercer eje es horizontal, vertical o circular: puede ser algo horizontal, puede ser vertical o puede ser circular: ‘fulano no da el ancho’, ‘fulano es muy apretado’ es una metáfora de circularidad, no estoy apretando y evidentemente no es nada bueno ni para el fulano ni cómo lo percibo yo, por eso las metáforas, no tienen significado referencial, no remiten a una realidad en el mundo. Tienen un significado intersubjetivo, procedimental, de cómo percibo yo al fulano en cuestión”.

Las metáforas, la creatividad necesita contexto: en México, el significado de sendo es que es grande, magnífico, muy bueno, el que ya está más extendido y podemos decir ‘senda fiesta que organizó Juan’, o sea, buenísima, grande, magnífica, ‘sendo libro que escribió Juan o que me regaló Juan’, el significado en el español de México, como en muchísimas partes de América, es grande y magnífico, pero para conocer esto se requiere contexto, afirmó Company Company.

Fuente: El Colegio Nacional

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