La pandemia abrió perspectivas que nos obligan a la reflexión para mejorar: Antonio Lazcano Araujo

Aseguró que era ineludible hablar de la emergencia sanitaria, “nada más claro que la posibilidad de poder discutir de una manera integral los efectos de la pandemia

Con una sesión dedicada a los desafíos en materia de salud y liderazgos políticos actuales, y con un análisis de contagios y muertes causados por el SARS-CoV-2, en México, El Colegio Nacional inauguró el VI Encuentro Libertad por el Saber. La pandemia: retos y oportunidades, coordinado por el colegiado Antonio Lazcano Araujo.

La mesa inaugural se transmitió en vivo el 17 de octubre por las plataformas digitales de la institución, y contó con la participación de Carlos del Río, experto en enfermedades infecciosas, quien impartió la ponencia La pandemia: una visión global, y Héctor Hernández Bringas, doctor en Ciencias Sociales con especialidad en estudios de población, quien dictó la ponencia La pandemia en México: numeralia médica.

Al tomar la palabra, el biólogo Antonio Lazcano Araujo, para inaugurar la sesión, comentó que El Colegio Nacional está mandatado por su legislación para organizar anualmente un encuentro donde se toquen temas centrales que afectan a la sociedad y a los individuos contemporáneos. Aseguró que era ineludible hablar de la emergencia sanitaria, “nada más claro que la posibilidad de poder discutir de una manera integral los efectos de la pandemia. Todos tenemos presentes los efectos negativos, todos hemos tenido pérdidas personales y colectivas, pero también es cierto que la pandemia nos ha abierto perspectivas inéditas que nos obligan a reflexionar sobre cómo mejorar la profunda desigualdad que caracteriza a todas las sociedades contemporáneas”.

Por su parte, Carlos del Río, presidente del Departamento de Salud Global en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Emory, Estados Unidos, recordó que la pandemia inició el 31 de diciembre de 2019 con la llamada “neumonía de Wuhan”, en la ciudad china habitada por 11 millones de personas. Aseguró que el 7 de enero de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) identificó un nuevo coronavirus como el agente causal de esta neumonía al que llamó SARS-CoV-2 y a su enfermedad COVID-19. Y después de que se colocara la secuencia del virus en Internet, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos autorizó el 11 de diciembre de 2020 el uso de emergencia de la vacuna Pfizer.

“Esto es importante, porque pasó menos de un año desde que se describiera esta infección a que se desarrollara una vacuna, y eso fue, en gran parte, uno de los enormes avances que se tuvo y de las posibilidades científicas.”

Comentó que hoy hay más de 240 millones de casos reportados a nivel mundial, y cerca de 5 millones de muertes. “De la cantidad de defunciones registradas, el 50% han ocurrido en Estados Unidos, Brasil, India, México y Rusia, y el exceso de mortalidad estimada es de aproximadamente de 14 a 15 millones de muertes.”

En palabras del especialista, Latinoamérica tiene el 18% de los casos confirmados con el 31% de las defunciones a nivel mundial, lo debe ser estudiado para encontrar la razón de este exceso. “México tiene una tasa de mortalidad similar a la de Estados Unidos, de 220 por cada cien mil habitantes, pero su tasa de fatalidad es mucho más alta, cerca del 7.6% comparada con el 1.6% de Estados Unidos, lo que se debe, en gran medida, a que en México hemos hecho muy pocas pruebas de detección y, por tanto, no hemos detectado todos los casos.”

Al referirse al espectro clínico de la infección, Del Río aseguró que, en México y Latinoamérica, uno de los principales factores de riesgo es la obesidad, porque aumenta la posibilidad de la enfermedad grave y la tasa de mortalidad.

Con relación al tratamiento, “llama la atención que las guías nacionales dicen que medicamentos como el dióxido de cloro o la hidroxicloroquina no deben utilizarse; sin embargo, continuamos viendo muchos de estos medicamentos recetados. Esto se debe, en gran parte, a una proliferación y promoción de tratamientos sin fundamento alguno por muchos líderes a nivel mundial”.

El especialista también se refirió a la efectividad de las vacunas y recordó que Pfizer tiene una eficacia del 95% en su fase 3, Moderna del 94.1%, AstraZeneca del 74%, Janssen del 66.9% y Novavax del 89.7%. “Todas ellas tienen alta eficacia en contra de la enfermedad severa y de la mortalidad.”

El miembro del Consejo de Administración de la Sociedad Internacional del SIDA, comentó que, en México, el fallo de la respuesta a la pandemia de COVID-19 se debe, quizá a ocho motivos: la falta de liderazgo político; la falla en la incorporación de evidencia científica; la incapacidad para reconocer errores y corregir políticas; la falta de comunicación clara, prudente y correcta sobre el nivel de riesgo; una política de pruebas excesivamente restrictiva; la situación precaria en la que se encontraba el sistema de salud, debido a los recortes por austeridad y reformas inoportunas; la falta de abastecimiento adecuado del sistema de salud por parte de las autoridades; y un plan de vacunación que es insuficiente, no detallado y no transparente.

“Una cosa que vemos a nivel mundial es que la respuesta varía según la confianza en el gobierno. En los sitios donde ha habido una baja confianza en el gobierno, llámese Estados Unidos, México o Perú, ha habido una alta tasa de mortalidad y un alto número de pacientes.”

De acuerdo con el experto, con la pandemia se ha aprendido a nivel mundial que se tiene que mejorar la atención médica, la atención mental y el uso de tecnologías para conectar a familiares y amigos. “Es tiempo de hacer algo para evitar las inequidades que vemos a nivel mundial y local en la salud. La pandemia ha expuesto las grandes desigualdades, por ejemplo, los afroamericanos se han visto mucho más afectados que los de origen pakistaní o de raza blanca.”

Puntualizó que ésta es una pandemia de desigualdades de ingresos, de riqueza, racial y de género. “La inequidad en salud mantiene viva a la pandemia y obstaculiza los esfuerzos para ponerle fin. Hoy en día con las vacunas disponibles, los extremadamente pobres han sido extremadamente no vacunados. Tan sólo el 2.7% de las personas que viven en países pobres han sido inoculadas, mientras que países de altos ingresos ya alcanzan el 70% de la población. La equidad global en vacunas es uno de los retos más grandes.”

Agregó que la pandemia también ha mostrado las consecuencias de no invertir en salud pública. “Hay que cuidar al personal de salud, que ha tenido una sobrecarga laboral con pacientes de alta complejidad técnica, con un costo emocional importante, con capacitación y recursos insuficientes, y con sobrecarga horaria.”

Puntualizó que la politización de la salud pública ha tenido grandes consecuencias. “Este desprecio a la ciencia ha sido particularmente grave en países como Estados Unidos y la desinformación ha costado vidas. Como dice Juan Sierra-Madero, hay que proteger la verdad, ante todo. Como en la guerra, en la pandemia la verdad es una de las primeras víctimas. La comunicación de riesgo ha sido muy poco efectiva.”

De acuerdo con el docente de medicina, después de 22 meses de emergencia sanitaria, se debe terminar con una falsa dicotomía, “porque una pandemia impacta tanto a la salud como a la economía y protegiendo a la salud se protege a la economía. La respuesta a una pandemia debe incluir la perspectiva de economistas, psicólogos, bioeticistas, además de expertos en salud pública”.

La pandemia en México. Numeralia médica

Al tomar la palabra, Héctor González Bringas, doctor en Ciencias Sociales con especialidad en estudios de población, expuso y analizó la pandemia en términos de contagios y muertes, se refirió a la importancia de las comorbilidades y revisó algunos datos de la vacunación de México.

Afirmó que no se puede saber cuántas personas han contraído COVID-19, en el país, porque se han realizado pocas pruebas y existen personas asintomáticas, pero existen aproximaciones. “En noviembre de 2020, la Encuesta Nacional de Salud, reportaba 31 millones de mexicanos que habían tenido contacto con la enfermedad, en contraste, la Secretaría de Salud hablaba de sólo medio millón. Para el nivel de muertes que existe, en México tendría que haber al menos 21 millones de contagios.”

Agregó que las cifras de muertes causadas por la pandemia también son difíciles de conocer, “el INEGI llegó a la conclusión de que el excedente, en México, por la pandemia es de 558 mil, 407 mil relacionadas con COVID-19, pero la Secretaría de Salud habla de 265 mil defunciones”.

Puntualizó que la ola más letal se dio a principios de 2021, en los meses de enero, febrero y marzo. “Alcanzamos una cantidad de muertes mensuales de poco más de 30 mil decesos. En la reciente ola estamos también con un pico alto, no es el más alto en el caso de los contagios, pero el mes de septiembre, por número de fallecidos en toda la pandemia, está detrás del mes de febrero. En este momento tenemos unas 13 mil muertes, entre septiembre y octubre.”

El investigador de la UNAM explicó que de los 3 millones y medio de los pacientes con COVID-19 registrados oficialmente en el país, sólo se hospitalizó el 15%. Las muertes por esta enfermedad han ocurrido en un 61% en el hospital, es decir más de 248 mil decesos fueron en los nosocomios; el 39% fue en los domicilios de las personas; y una cantidad superior a los 158 mil decesos no pudieron o no quisieron tener acceso al tratamiento en un hospital.

“En el caso de México, el riesgo de contraer la enfermedad es igual en hombres que en mujeres, casi por cada hombre que contrae COVID-19 una mujer lo adquiere, pero las consecuencias son muy distintas; por ejemplo, las mujeres requieren hospitalización en un 13%, mientras que los hombres un 18.6%. El 71% de los hospitalizados tenían más de 50 años.”

El especialista recordó que las instituciones donde se han atendido las personas hospitalizadas fueron el IMSS con el 50.7% de los pacientes, el Sistemas de la Secretaría de Salud con el 30.3%, el ISSSTE con el 8% y los hospitales privados con un 4%. “Los cuidados intensivos en los hospitales lo encabezan los hospitales privados con un 30.9%, le siguen los hospitales de las fuerzas armadas con un 19%, Lo que llama la atención es que, en el IMSS, la institución que atiende a la mayoría de los pacientes contagiados, sólo tiene el 1.4.%.”

De acuerdo con el especialista, en el IMSS es donde mueren más de la mitad de las personas que han sido hospitalizadas, su índice de letalidad es de 50.6%.

Puntualizó que, con las fuentes no disponibles, no es posible conocer el impacto real de la pandemia en términos de contagio y muertes. “La información que conocemos, sólo da cuenta del mínimo de las afectaciones a la población. El universo de las hospitalizaciones constituye parte de la población mayormente afectada por COVID, pero una proporción importante de personas con enfermedad grave, no han tenido acceso a las instituciones de salud y han muerto en sus domicilios particulares.”

Sostuvo que, en una sociedad como la mexicana, la presencia de comorbilidades como hipertensión, diabetes, padecimientos pulmonares y renales, han incrementado de manera importante el riesgo de padecer COVID-19 grave, incluso la muerte. Y que el riesgo de morir por este patógeno en un hospital es muy diferente entre las instituciones. “En las instituciones privadas y en las fuerzas armadas, dicho riesgo es inferior al que presentan las instituciones públicas que atienden a la gran mayoría de los mexicanos.”

En palabras de González Bringas, el sistema de salud público se ha visto rebasado y ha tenido una respuesta muy limitada frente a la pandemia, las capacidades de hospitalización han estado por debajo de los ritmos de contagios. “Detrás de las condiciones demográficas, de salud y tipo de atención recibida en las instituciones públicas, existen condiciones socio-económicas precarias que también explican el importante impacto que ha tenido la COVID-19”. Lo anterior sumado a que el avance de la vacunación, en México, aún es limitado. “En el territorio nacional, se ha observado una gran inequidad en la aplicación de pruebas diagnósticas y en la aplicación de vacunas”, concluyó el especialista.

Fuente: El Colegio Nacional