“La lengua no es patrimonio de nadie”: Luis Fernando Lara

“En México es necesario superar la dicotomía entre hispanistas e indigenistas, desentendidos, hasta ahora, unos de los otros”, aseguró el lingüista

“Si hemos podido comprender en qué consistieron los procesos de imposición de la lengua española en el continente, no parece sencillo identificar cuándo se apropiaron los hispanoamericanos del español, cuándo se convirtió en lengua de todos y cuándo se convirtió en nuestra lengua de cultura”, aseguró el lingüista Luis Fernando Lara, integrante de El Colegio Nacional, durante la cátedra con la cual dio por concluido el ciclo Historia del español en América. Imposición y apropiación.

La sesión, que se transmitió en vivo el martes 27 de agosto, a través de las plataformas digitales de la institución, inició con reflexiones en torno a la lengua española y su llegada a las regiones de Chile, y continuó con algunos apuntes con los que el especialista concluyó su ciclo.

El lingüista reconoció que más allá de las dificultades para ubicar el momento o el proceso para la imposición-apropiación del español en América, se puede pensar en que ello sucedió en el momento en que los mestizos y los mulatos recibieron al español como lengua materna, o cuando los criollos se vieron así mismos como diferentes de los españoles.

“Cuando comenzaron las burlas contra los chapetones y los gachupines, y los criollos reclamaban su derecho a determinar su vida por ellos mismos, sin las restricciones impuestas por la corona. No tenemos por qué suponer que eso sucedió apenas en el siglo xviii, hay suficientes datos que nos dicen que comenzó hacia el siglo xxvii.”

Sin embargo, “apropiación” es una manera rápida y comprensible de decirlo, porque al final “la lengua no es de nadie, no es patrimonio de nadie” y cómo podría ser nuestro patrimonio si la lengua nos constituye: si es la casa del ser, como decía Heidegger. “Es la casa de nuestro nacimiento como seres humanos: la lengua es –robándome el término de don Luis González– nuestra verdadera matria.”

Al presentar las conclusiones del ciclo, Luis Fernando Lara explicó que el procedimiento que siguió a lo largo de las semanas requería reunir una abundante bibliografía, procedente de todos los países hispanoamericanos, que permitiera superar lo que acostumbraban muchos autores, principalmente españoles, pero también hispanoamericanos, para considerar que el español en Hispanoamérica ha sido un español indistinto en todo el continente: un español de América.

“Por esa suposición, al tratarle como una unidad, en que la variedad hispanoamericana se puede soslayar, sólo digna de merecer un capítulo en las historias de la lengua, segregada de los capítulos referidos a toda la lengua, lo que ideológicamente corresponde a la vieja arrogancia de la metrópoli ante sus colonias, cada vez estoy más convencido de la lejanía de nuestro continente en relación con Europa, con la inveterada dificultad europea para confrontarse seriamente con la otredad de los indios y los africanos, a pesar de los esfuerzos de los misioneros.”

Incluso, el también investigador de El Colegio de México recordó que la concepción heroica de la tradición feudal española de la hidalguía ha sido una de las causantes de esa falta de consideración de las historias reales, incluso de la elevación de los conquistadores a héroes, si bien tal ideología colonialista no ha sido privativa de los españoles.

“Muchos hispanoamericanos la asumieron como suya: hoy no se trata de pedir disculpas, ni de conceder perdones, españoles e iberoamericanos debemos asumir nuestra historia como fue, sin rasgarnos hipócritamente las vestiduras.”

En ese sentido, faltan muchos estudios de la evolución del español en cada uno de nuestros países, en parte por la conservación de la ideología colonialista, pero también motivada por las condiciones universitarias, relativamente pobres de Hispanoamérica, que no han facilitado la formación de suficientes filólogos y lingüistas dedicados a la investigación, así como por la falta de una comunicación científica adecuadamente valorada, expedita y cotidiana entre todos los hispanohablantes.

“Llevo años soñando con una agencia bibliográfica hispánica, que nos mantenga informados acerca de valiosos estudios en las universidades españolas e hispanoamericanas, y además, que los haga prontamente asequibles a nuestras bibliotecas, pues los distribuidores internacionales de libros no se interesan en absoluto por ellos.”

La influencia de la lengua amerindia

La unidad que hoy manifiesta el español en América –no de América– y en España es la unidad de la tradición culta, en tanto que nuestras tradiciones verbales populares son testimonio de una enorme variedad de la lengua y es esta variedad la que más le ha interesado investigar y comprender históricamente a Luis Fernando Lara.

Para ello, a lo largo de los años ha puesto mucha atención a las culturas prehispánicas que, a su parecer, siguen siendo más objeto de museo o de mera militancia ideológica, que de reflexión acerca de su presencia, su respuesta a la imposición y su influencia sobre las sociedades coloniales hispanoamericanas.

“Lo que se ha puesto en evidencia es que las características que tomaron las sociedades hispanohablantes en América dependieron, de manera determinante, de su presencia o su ausencia, de los pueblos amerindios.”

Por ello, el colegiado habla de la necesidad de que en Hispanoamérica se propicie la formación de lingüistas que no se encierren en el español, sino que logren alcanzar suficiente capacidad también en una lengua amerindia, para que los estudios de ambas lenguas se nutran y nos amplíen el horizonte del contacto y de nuestra herencia.

“En México es necesario superar la dicotomía entre hispanistas e indigenistas, desentendidos, hasta ahora, unos de los otros. Con relación a la presencia de los indios, hay que tomar en cuenta la presencia de los africanos, parias, discriminados, traídos a un continente que les resultaba absolutamente hostil y extraño, tuvieron que adaptarse y mezclarse. No en todas partes se mezclaron de la misma manera.”

En su cátedra, Luis Fernando Lara fue más allá al enfatizar que no sólo hacen falta estudios históricos y sociológicos de la posición social de los indios, de los negros y “los diferentes colores del mestizaje en cada región americana: las llamadas castas, una palabra que encierra un concepto mal definido si se trata de América, que hay que superar para entender mejor las relaciones entre los diferentes componentes de las sociedades hispanoamericanas”.

“Aquí, lo que hemos tenido es una ‘pigmentocracia‘, una clasificación por colores: del más ‘güerito’ al más ‘prietito’”, a decir del investigador, quien está convencido de que aún hace falta desarrollar más trabajos para tratar de entender la manera en que opera la capacidad biológica del lenguaje, sobre todo en nuestra región, donde el español tiene sus propias características, incluso, en cada zona de un mismo país.

Fuente: El Colegio Nacional