La importancia de la lactancia materna en la reducción del desarrollo de la obesidad durante la niñez

Laurence Mercier y Ornella Malagrino Maza

La doctora Laurence Mercier es investigadora del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor) y la licenciada Ornella Malagrino Maza es nutrióloga de Médica Fidepaz.

Los múltiples beneficios de la lactancia materna, tanto para el bebé como para la madre, son conocidos. La leche materna, además de favorecer la vinculación afectiva madre-hijo, permite un óptimo crecimiento del infante, así como un pleno desarrollo de sus sistemas inmune y gastrointestinal que lo protege de enfermedades potencialmente mortales. Asimismo, numerosos estudios han demostrado que la lactancia materna reduce en la madre el riesgo de depresión posparto, así como la incidencia de cáncer ovárico y de mama, entre otros factores adversos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) recomiendan que los bebés sean alimentados exclusivamente con leche materna desde la primera hora de su nacimiento y hasta los seis meses de edad; durante este periodo, no se debe suministrar ningún otro alimento sólido o líquido. El complementar con agua, tés o probaditas de comidas sólidas durante los primeros seis meses de vida pone en peligro la vida del lactante. De los seis a 24 meses de edad, junto con la leche materna, la OMS recomienda introducir alimentos complementarios sólidos, semisólidos y blandos.

A pesar de estas recomendaciones, en México solo uno de cada tres bebés recibe leche materna como alimento exclusivo hasta los seis meses de edad; esta cifra está por debajo de la meta mundial fijada por la OMS para 2025, la cual busca que al menos un 50% de los lactantes sean alimentados exclusivamente con leche materna durante sus primeros seis meses de vida. Gran número de niños y niñas en México reciben otros alimentos desde su primer mes de vida, tales como leche de fórmula, leche de vaca o de otro animal, tés y bebidas azucaradas. De acuerdo con los datos procedentes de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2021, cerca del 55% de los menores entre seis y 23 meses de edad consumen bebidas naturales o artificiales azucaradas y 38% de los niños y las niñas de este mismo grupo de edad comen alimentos no saludables (frituras, galletas, dulces, pastelitos y sopas instantáneas).

El consumo de alimentos densos en energía y de baja calidad nutricional a muy temprana edad no sólo expone a los menores a productos adipogénicos (que favorecen la formación de células adiposas e incrementan el riesgo de obesidad), sino que también modifica su gusto y preferencia por ciertos sabores de comidas y bebidas. El consumo frecuente de productos con sabor dulce (agua endulzada, refrescos, galletas, pastelitos, etcétera) puede crear cierta habituación y el desarrollo de patrones alimentarios poco saludables con mayor ingesta de energía. Adicionalmente, es importante señalar que son claves los primeros tres años de vida (desde la concepción hasta cumplir dos años), dado que en este periodo se forman la mayor parte de los órganos y tejidos, se desarrolla el potencial intelectual y de salud, y se forman los hábitos alimentarios.

Con el amamantamiento, el bebé determina cuándo y cuánto quiere comer de acuerdo con sus necesidades, mientras que existe un posible riesgo de sobrealimentarlo cuando se usan leches de fórmula; adicionalmente, la mayoría de esos productos contienen un elevado contenido de azúcar y se caracterizan por tener un valor calórico que sobrepasa la necesidad del lactante. Estudios han demostrado que las niñas y los niños alimentados con leche materna son menos propensos a presentar sobrepeso u obesidad en la infancia e incluso en la adolescencia.

La OMS, a través de una revisión sistemática, determinó que la lactancia materna disminuye el riesgo de sobrepeso de los niños y adolescentes en un 22-24% en comparación con aquellos alimentados con leche de formula. Los resultados de un estudio realizado en México y publicado en 2015 muestran que la presencia de obesidad pregestacional en la madre (o sea, antes de la concepción del bebé) y la alimentación exclusiva con fórmula láctea conducen a una probabilidad del 64% de que el infante desarrolle sobrepeso u obesidad en el primer año de edad.

Otra investigación realizada en el estado de Quintana Roo (México) encontró que la obesidad en niños y niñas está presente tres veces más en quienes recibieron alimentos complementarios antes de los seis meses de edad, así como en los que fueron alimentados más de seis meses con leche de fórmula. De igual manera, un número mayor de niños y niñas con obesidad fue observado cuando el amamantamiento exclusivo duró tres meses o menos.

Para lograr una lactancia materna exitosa se requiere apoyo del sector salud así como de la familia y es fundamental que haya preparación y asesoramiento desde antes del parto. Entre más se aprenda sobre la lactancia de manera previa al nacimiento, será más fácil identificar y solucionar problemas que se lleguen a tener.

Los pasos para lograr una lactancia materna exitosa son:

  • Lactancia temprana. Esta se promueve desde el momento del nacimiento; mantener el contacto piel con piel madre-bebé favorece a la lactancia. Evitar la separación madre-hijo en las primeras horas de vida es importante, pero si por algún motivo se presentó la misma, se debe iniciar la lactancia materna lo más pronto posible.
  • Tomas frecuentes y a demanda. En los primeros meses hay que asegurar que sean de 8 a 12 tomas diarias. Entre más tomas, mayor va a ser la estimulación en la producción de leche materna.
  • El buen agarre al pecho es muy importante. La lactancia materna no debe de doler. Si hay dolor, seguramente no se está teniendo un buen posicionamiento y es importante pedir apoyo de un profesional para identificar dónde está el problema y solucionarlo lo antes posible.
  • Alimentación saludable de la madre. Es necesario que la madre se mantenga bien hidratada (tomar en promedio tres litros al día), tenga una buena alimentación (variada, nutritiva y suficiente), evite ayunos prolongados y logre el mayor descanso posible para favorecer el proceso de lactancia.

Identificar oportunamente las dificultades que se pueden presentar durante la lactancia, como lo son la preocupación sobre la producción de leche, el rechazo al pecho, grietas, pezón plano, ingurgitación, brotes de lactancia o crecimiento, entre otras, ayudará a resolverlas, debido a que en la mayoría de los casos estos inconvenientes tienen solución.

El acompañamiento de la lactancia materna por parte de la pareja, la familia, el empleador, así como los profesionales expertos en lactancia (pediatras, consultores de lactancia, etcétera) y los grupos de apoyo (Liga de la Leche México) son necesarios para que se logre la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses y de forma complementaria hasta los dos años de edad.

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Fuente: elsoldemexico.com.mx