La estructura genética de México se ha mantenido en el linaje materno desde la época prehispánica: María Ávila

Gracias al estudio de la paleogenómica, hemos aprendido mucho sobre el origen de nuestra especie y su contacto con otros homínidos como los neandertales, sostuvo la coordinadora del Laboratorio Internacional de Investigación del Genoma Humano de la UNAM

Los hallazgos y conclusiones que ha planteado la especialista en genética María Ávila Arcos, al respecto de la llegada de los primeros habitantes al continente americano, fueron expuestos en la conferencia ¿Poblamiento de las Américas?, como parte del ciclo Los viernes de la evolución, coordinado por los colegiados Antonio Lazcano Araujo y José Sarukhán.

Con esta sesión, realizada el 8 de diciembre, El Colegio Nacional concluyó sus actividades presenciales de 2023 en el Aula Mayor. La coordinadora del Laboratorio Internacional de Investigación del Genoma Humano y el Laboratorio de Paleogenómica Humana de la UNAM, recordó que los seres humanos tienen su origen en el sur de África hace aproximadamente 200 mil años. “Las migraciones comenzaron hace aproximadamente entre 60 y cien mil años, desde este punto de origen hacia afuera del continente africano para poblar Eurasia, Europa, el Sur de Asia, el Este de Asia y Oceanía. El último territorio en ser poblado fue el de América, calculado hace entre 15 y 20 mil años”.

Sostuvo que, gracias al estudio de disciplinas como la antropología, la biología, la arqueología, la paleontología, la lingüística, la genética de poblaciones y paleogenómica, se ha podido reconstruir esta historia. “Las poblaciones cambian con el tiempo y estudiando poblaciones actuales podemos hacer inferencias sobre las poblaciones del pasado. Cada que hay una migración fuera del territorio hay un proceso que se llama cuello de botella, hubo varios cuellos de botella durante la población del mundo, pero podemos partir de observar a las poblaciones actuales para realizar inferencias sobre la población del pasado”.

Esto es lo que hace la lingüística y la genética de poblaciones. “Podemos elegir personas de diferentes continentes y lugares dentro de un mismo continente e investigar en qué tiempo llegaron, si hubo mezcla entre las poblaciones, conocer hace cuánto se separaron y así es como se realiza la genética de poblaciones”.

En palabras de la especialista, con el DNA antiguo y la paleogenómica se puede investigar directamente la composición genética del pasado. “El DNA es nuestro material genético, se encuentra en todas nuestras células y nuestro cuerpo está conformado por billones de ellas. Este DNA tiene la información genética codificada. Yo lo veo como un libro de historia por la forma en cómo se hereda el material genético. El DNA nuclear lo heredamos de todos nuestros ancestros, mientras que el DNA mitocondrial solo lo heredamos de nuestras madres”.

El genoma nuclear está conformado por tres mil millones de letras, mientras que el genoma mitocondrial por 16 mil pares de bases. En una analogía, serían dos autos que parten del mismo lugar, pero se separan a un punto A y un punto B. “Sabemos a la velocidad que va cada uno y podemos reconstruir el punto de partida con operaciones matemáticas sencillas, así podemos identificar nuestras mutaciones en el recorrido”, explicó Ávila.

Agregó que, el poblamiento de América, particularmente de México, cambió radicalmente con la conquista europea, se modificó la estructura genética, la sociedad, la geopolítica, las enfermedades y la cultura. “Fue uno de los cambios más fuertes en la historia humana”. En palabras de la experta, gracias a la paleogenómica, que estudia el DNA antiguo, se ha aprendido mucho sobre el origen de la especie humana y sus contactos con otros homínidos como los neandertales. “Ha sido tan revolucionario este campo que en el año 2022 Svante Pääbo, pionero de la paleogenómica, fue reconocido con el Premio Nobel de Medicina”.

A la pregunta ¿Cuál es el límite temporal de la preservación del DNA?, María Ávila respondió que el límite actual de la recuperación de datos es de 1 millón de años en condiciones de hielos perpetuos, es decir que sus datos pueden permanecer en especies que quedaron congeladas en este periodo de tiempo.

En un estudio realizado en el sitio arqueológico de Toluquilla, en la Sierra Gorda de Querétaro, del que es responsable la Dra. Elizabeth Mejía, se buscó investigar si hubo remplazo de la población en esta zona hace mil años. “La pregunta era sencilla y local ¿hubo un reemplazo de población?, ¿llegaron o no los chichimecas a Toluquilla? Tomamos muestras de la zona y de otras aledañas, comenzamos a trabajar en el laboratorio de Paleogenómica y logramos obtener genomas completos de 12 individuos antiguos de diversas partes de México. Llegamos a la conclusión que sí, hubo continuidad en la Sierra Gorda”.

Sin embargo, ya teniendo estos datos, hubo dos preguntas adicionales: ¿Cómo era la estructura genética en el periodo prehispánico comparada con el presente? Y ¿se podía identificar a una población fantasma? “Para responder a la primera pregunta, encontramos que, a nivel mitocondrial, la estructura genética de México se ha mantenido en el linaje materno desde la época prehispánica hasta la actual”.

Mientras que, para la segunda pregunta, se resumió en que existe una población más que contribuyó al poblamiento de América, pero que no tiene descendientes hoy en día o no se han descubierto. En conclusión, “la estructura genética prehispánica refleja la conservación general de la estructura genética durante al menos mil 400 años”, finalizó María Ávila.

Fuente: El Colegio Nacional