Un detector de mentiras puede ser engañado con técnicas mentales sencillas

Los aparatos de detección de mentiras o polígrafos son utilizados en determinadas circunstancias por fuerzas de seguridad de distintos países y siempre se ha dicho que los buenos mentirosos pueden llegar a engañarlos y superar la prueba. Los científicos acaban de demostrar que pueden ser engañados con técnicas mentales sencillas.

Según una investigación dirigida por los doctores Chun-Wei Hsu y Giorgio Ganis en la Universidad de Plymouth (Reino Unido), en colaboración con la Universidad de Padua (Italia) y publicada en la revista Human Brain Mapping, se puede superar al detector de mentiras de forma sencilla con una técnica de imágenes cerebrales llamada la resonancia magnética funcional (fMRI), que usa dos contramedidas mentales particulares.

Esta investigación es la primera en explorar los efectos de las contramedidas mentales en la actividad cerebral en la IRMf, y ha demostrado que cuando las personas utilizaban las contramedidas la prueba era un 20% menos precisa.
Las pruebas de información oculta funcionan porque una persona que esconde algo delatará lo que está ocultando cuando se enfrenta a ésa cosa en una lista. Por ejemplo, si un ladrón ha robado un anillo de diamante, el anillo será más impactante para el ladrón que los elementos de control similares, como collares y brazaletes, y el ladrón mostrará signos fisiológicos (por ejemplo, sudoración) que revelarán su culpa.

Sin embargo, estas pruebas basadas en signos fisiológicos son fáciles de superar, ya que se pueden alterar artificialmente al ver un elemento de control, lo que confunde la prueba. Para superar este problema, los investigadores pasaron a los métodos que analizan directamente la activación cerebral utilizando la IRMf.

Una máquina IRMf rastrea el flujo de sangre a las áreas cerebrales activadas. La suposición en la detección de información oculta es que el cerebro mostrará signos de reconocimiento cuando se le presenten los elementos ocultos al tiempo que realiza un esfuerzo adicional para ocultar los signos de tal reconocimiento, y así las regiones del cerebro que hacen más trabajo obtendrán más sangre. Dichas regiones se iluminan en exploraciones y están involucradas principalmente en dirigir la atención y en la toma de decisiones.

En el nuevo estudio se pidió a los participantes que ocultaran información sobre un dígito ‘secreto’ que vieron dentro de un sobre. Los investigadores enseñaron a 20 participantes dos contramedidas mentales. La primera fue asociar memorias significativas con los elementos de control, haciéndolos más significativos. La segunda fue centrarse en los aspectos superficiales del elemento que intentaban ocultar, más que en la experiencia de familiaridad que evoca, para hacerlo menos significativo.

Los resultados mostraron que estas contramedidas redujeron la precisión de la prueba en aproximadamente un 20% porque fue más difícil para la RMf encontrar alguna diferencia en la actividad cerebral. Por lo tanto, los participantes tenían más probabilidades de poder ocultar su ítem de información oculta al usar las contramedidas mentales.

El autor principal, el doctor Chun-Wei Hsu, investigador del programa de investigación CogNovo en la Universidad de Plymouth, explica que “las pruebas de fMRI no son utilizadas actualmente por las autoridades de la ley de la misma manera que las pruebas de polígrafo, pero se han considerado para pruebas científicas y criminales (…). Ninguno de nuestros participantes eran mentirosos o criminales experimentados, solo eran personas comunes, por lo que antes de que esta prueba se pueda considerar para uso forense, se deben realizar más estudios para ayudar a identificar cuándo alguien está usando contramedidas mentales”.

Fuente: publico.es