El despecho y la depresión muchas veces es acompañada con dichas melodías en soledad

A nadie le gusta estar o sentirse triste, no obstante, es una gran realidad que dicho sentimiento forma como parte habitual en nuestras vidas y ésta se puede presentar en cualquier momento o por cualquier motivo (falla de planes, problemas laborales, peleas de parejas, infidelidades y pérdida física de un ser querido).

En cada uno de los momentos mencionados o por otra circunstancia, la música forma parte de la metodología principal para convivir con la situación, recurriendo por lo normal a canciones y letras melancólicas y tristes que se asemejen al momento por el que se transita.

Música melancólica en tristeza

En realidad, se debería recurrir a letras y géneros musicales que ayuden a superar el mal momento, sin embargo, un estudio desarrollado por la Universidad de Ohio, Estados Unidos; y publicado en la revista Frontiers in Psychology, aseguran que son más las personas las que prefieren melodías lentas y con frases que estén plagada de melancolía.

La prolactina sería según las conclusiones la causa principal, ya que dicha hormona se multiplica cuando hay sensaciones de aflicción, generando una sensación de consuelo. En pocas palabras, al escuchar música triste se tiende a recordar los motivos para sentirse así, lo que hace que aumenten los niveles de esta hormona para ayudar a sentirse mejor y generar un estado de calma.

El estudio también detalló que no todos los individuos segregan los mismos niveles de prolactina, por lo que esta técnica para escapar de la tristeza no es igual de eficaz para todo el mundo. En esos casos, la música triste consuela por otros motivos, por ejemplo, escuchar estas canciones que acompañan al estado de ánimo ayuda a identificar los sentimientos y eso hace que se disipe la sensación de angustia y el malestar.

La música ayuda a superar las etapas más emocionales, ayuda a lidiar con la tristeza, reduce el dolor, el estrés y activa los circuitos cerebrales de recompensa, la memoria, la creatividad, la competencia lingüística, la capacidad de concentración y la imaginación.

Fuente: fayerwayer.com