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Máquina cambia pañales, silbato que entrena cirujanos y un “elogio” de la pizza, entre los Antinobel 2019

Sobre las peligrosas bacterias escondidas en el dinero o las propiedades medicinales de la pizza son algunas de las investigaciones premiadas este viernes en la 29º edición de los premios “Ig Nobel” (es decir, el Nobel “innoble” o “ignoble”, en inglés), que cada año otorga la revista de humor científico Annals of Improbable Research (Anales de investigación improbable), con el patrocinio de la Sociedad de Estudiantes de Física de Harvard-Radcliffe y la Asociación de Ciencia Ficción de Harvard-Radcliffe.

¿Qué recibieron los 10 galardonados? Además de un diploma firmado por varios auténticos ganadores de premios Nobel, se les entregaron 10 billones de dólares zimbabuenses (una suma insignificante) y un trofeo particular: un vaso de cartón con un cepillo de dientes.

A cada uno de los premiados se le concedió un minuto para pronunciar un discurso, tiempo medido con rigurosidad por una nena de ocho años que enseguida les reclamaba —“Por favor, pare. Estoy aburrida”— a los que se excedían.

Uno de los momentos que se esperaba con más expectativa en la ceremonia de entrega de los premios era el de la entrega de los Ig Nobel de Economía, galardón que fue a parar al equipo compuesto por dos científicos holandeses y uno turco, que investigaron qué nación del mundo tiene el dinero más insalubre en base a un arduo trabajo que hicieron sobre los billetes, una de las mayores fuentes de transmisión de bacterias.

También fueron aclamados Karen Pryor, Theresa McKeon y I. Martin Levy, que descubrieron que una técnica común utilizada para entrenar animales llamada “aprendizaje operante” o “condicionamiento mediante sonidos”, puede ser útil, también, para formar mejores cirujanos. Los científicos probaron que un dispositivo mecánico que emite una suerte de “clic” audible puede ser utilizado para reforzar conductas positivas. “Es cierto que no es lo mismo que recompensar a un doctor con alguna golosina o una palmada en la cabeza, pero funciona”, aseguró Pryor, una científica, escritora y entrenadora de animales, que utilizó la técnica durante décadas.

El estudio, difundido en 2015 en la publicación Clinical Orthopaedics and Related Research, determinó que los cirujanos preparados con el método del sonido habían ejecutado procedimientos quirúrgicos con mayor precisión.

Otro premio para destacar fue el Ig Nobel de Medicina, otorgado a Silvano Gallus. El jefe del Laboratorio de Epidemiología de Estilos de Vida en el Instituto de Investigación Farmacológica Mario Negri, en Milán, Italia, obtuvo el premio por una investigación en la que determinó que la pizza es “buena para la salud”.

En realidad, solo la pizza elaborada y consumida en Italia, aclaró el experto: “Descubrimos que consumir pizza en Italia protege frente a muchas enfermedades crónicas en las que influye la dieta: cánceres del tracto digestivo e infartos”. El investigador subrayó que muchos ingredientes de la pizza están relacionados con la dieta mediterránea, la cual tiene conocidos beneficios para la salud.

En el rubro Ingeniería, el premio se lo llevó el iraní Iman Farahbakhsh, por inventar una máquina que cambia automáticamente pañales.

Y Fritz Strack, de Alemania, obtuvo el Antinobel 2019 en Psicología por su estudio «Inhibición y facilitación de las condiciones de la sonrisa humana: un probador no intrusivo de la hipótesis de retroalimentación facial».

A pasar la escoba

Uno de los cofundadores del premio, Marc Abrahams, inauguró el encuentro 2019 elegantemente, vestido con un sombrero de copa, un esmoquin y moño rojo. “Estamos acá esta noche para honrar a unos extraordinarios individuos y grupos. Todos ellos son ganadores por hacer a la gente reír y, luego, pensar”, expresó, entre los aplausos de un público entusiasmado.

Durante la ceremonia, realizada en Harvard, una de las principales universidades de Estados Unidos, en el estado de Massachusetts, algunos de los asistentes se dedicaron a lanzar avioncitos de papel. Un hombre, además, se subió al escenario, vestido con una pollera escocesa, y se dispuso a tocar la gaita.

Como cada año desde 1996, en 2019 la ceremonia de entrega de los Ig Nobel incluyó una nueva «miniópera», interpretada por cantantes de profesionales y con premios Nobel actuando en papeles secundarios. La costumbre busca honrar la tradición de algunos dibujos animados clásicos de Bugs Bunny que giran en torno de ese género musical. Este año se estrenó a nivel mundial la miniópera Creatures of Habit (Criaturas de hábito).

Además, este año se incluyó un homenaje al físico Roy Glauber, ganador del premio Nobel “auténtico”, conocido por su humildad y enorme sentido del humor: por años asistió a la ceremonia de los Ig Nobel y, siempre, al final, ayudaba a barrer. Glauber falleció en diciembre pasado a los 93 años.

Fuente: clarín.com