Las predicciones de Einstein acaban de pasar una prueba de fuego en el centro de la galaxia
Isaac Newton fue un hombre brillante, pero sus leyes fundamentales de la física no funcionan bien cuando se aplican a objetos realmente rápidos y pesados. Aquí es donde entran en juego las predicciones de Albert Einstein, cuya teoría de la relatividad general acaba de probarse con éxito en el centro de la galaxia.
Justo ahí, en medio de la Vía Láctea, se encuentra el agujero negro supermasivo más cercano a la Tierra: un monstruo de cuatro millones de veces la masa del Sol llamado Sagitario A*. Atraídas por su fuerte campo gravitacional, un grupo de estrellas orbita este agujero a velocidades increíblemente altas. Objetos muy rápidos, muy pesados y suficientemente cercanos como para observarlos con precisión: el centro galáctico es el entorno perfecto para probar la física gravitacional, y en particular la teoría de la relatividad general de Einstein.
La órbita de la estrella se desvía ligeramente de la trayectoria calculada con la física clásica, pero se ajusta a las predicciones de la relatividad general.
Dicho y hecho, un equipo de astrónomos alemanes y checos se puso a estudiar las órbitas de tres de las estrellas que orbitan el agujero negro. Primero aplicaron nuevas técnicas de análisis en las observaciones acumuladas durante 20 años por el Very Large Telescope y otros telescopios espaciales. Después compararon las mediciones de las órbitas con cálculos realizados tanto con la gravedad newtoniana clásica como con las predicciones de la relatividad general.
Resulta que la órbita de una de las estrellas (S2) se desvía ligeramente de la trayectoria calculada con la física clásica, pero se ajusta a las predicciones de la relatividad general de Einstein. ¡Éxito! Aunque tampoco es para tirar cohetes: los efectos relativistas afectan solo en un pequeño porcentaje a la forma de la órbita y en nada más que un sexto de grado a su orientación.
En cualquier caso, de confirmarse sería la primera vez que se logra medir los efectos relativistas generales en estrellas que orbitan un agujero negro supermasivo. Y es un preludio de lo que vendrá con las mediciones mucho más precisas que se harán utilizando el instrumento GRAVITY cuando la estrella S2 pase muy cerca del agujero negro supermasivo en 2018.
Fuente: ESO