Las futuras rutas interestelares de las Voyager

Las dos sondas Voyager de la NASA se hallan recorriendo un territorio cósmico inexplorado en su viaje más allá de nuestro sistema solar. Por el camino, examinan el medio interestelar, el misterioso espacio entre las estrellas. Paralelamente, el Telescopio Espacial Hubble de la NASA está detallando la ruta que seguirán las naves y algunas de las cosas con las que se encontrarán. Incluso después de que las Voyager agoten su energía eléctrica y sean incapaces de enviarnos nuevos datos, lo cual podría suceder en el plazo de una década, los astrónomos podrán usar las observaciones del Hubble para caracterizar el entorno a través del cual se moverán estos silenciosos embajadores cósmicos de la especie humana.

Un análisis preliminar de las observaciones del Hubble pone de manifiesto una “ecología” interestelar compleja y rica, que contiene múltiples nubes de hidrógeno acompañado por otros elementos. Los datos del Hubble, combinados con los de las Voyager, proporcionan también nueva información sobre el viaje de nuestro Sol a través del espacio interestelar.

Comparar datos de mediciones in situ del entorno espacial proporcionadas por las sondas Voyager, con las mediciones telescópicas del Hubble, brinda una gran oportunidad de conocer mejor nuestro vecindario interestelar, tal como destaca Seth Redfield, de la Universidad Wesleyana en Estados Unidos, y coautor del reciente estudio sobre las trayectorias futuras de las Voyager.

La NASA lanzó las sondas gemelas Voyager 1 y 2 en 1977. Las dos exploraron los planetas Júpiter y Saturno. La Voyager 2 continuó por un itinerario que le llevó a visitar Urano y Neptuno.

Las sondas Voyager están actualmente explorando el borde más exterior del espacio dominado por el Sol. La Voyager 1 está ahora mismo moviéndose a través del espacio interestelar, la región entre las estrellas en la cual hay gas, polvo y otro material reciclado de estrellas que mueren.

La Voyager 1 se encuentra a 21 mil millones de kilómetros de la Tierra, lo que la convierte en el objeto fabricado por la humanidad más lejano de nuestro mundo. En unos 40 mil años, mucho tiempo después de que deje de estar operativa y se haya vuelto incapaz de recoger nuevos datos, pasará a unos 1.6 años-luz de la estrella Gliese 445, en la constelación de Camelopardalis. Su gemela, la Voyager 2, está a unos 17 mil millones de kilómetros de nuestro planeta, y pasará a 1.7 años-luz de la estrella Ross 248, también dentro de unos 40 mil años.

El Hubble ha encontrado que la Voyager 2 saldrá de la nube interestelar que rodea a nuestro sistema solar en un par de miles de años. Los astrónomos, basándose en datos obtenidos con el telescopio, predicen que la sonda pasará 90 mil años dentro de una segunda nube y que después penetrará en una tercera.

Fuente: noticiasdelaciencia.com