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Investigadores mexicanos buscan transformar el ruido ambiental en energía

Investigadores mexicanos buscan producir energía eléctrica a partir de las vibraciones y ruidos que se encuentran en el medio ambiente para alimentar sensores de Internet de las Cosas (IoT).

El egresado del doctorado en Nanotecnología de la Universidad de Sonora, Edgardo León Salguero, y la estudiante de posgrado en la misma especialidad, Josefina Alvarado Rivera, realizan un trabajo de investigación sobre materiales que pueden generar energía a partir de vibraciones producidas por ruidos ambientales.

En colaboración con el investigador Gonzalo Murillo Rodríguez, del Centro de Microelectrónica del Instituto de Barcelona, se inició el desarrollo de sensores hechos con silicatos, capaces de generar energía y alimentarse a sí mismos sin necesidad de una fuente externa que les ayude a funcionar.

Lo anterior permite un considerable ahorro de energía y ayuda a cubrir las necesidades en cuanto a consumo de electricidad de los nuevos aparatos que se conectan a Internet, de acuerdo con la institución universitaria.

Para la investigación se usó la misma tecnología que suele emplearse para la fabricación de microchips, sólo que en este caso la atención de los científicos se dirigió a nanogeneradores hechos con silicio y a las aplicaciones biolectrónicas de los mismos.

Mediante recolectores microscópicos, las piezas estudiadas buscan la energía que se genera como respuesta a determinados esfuerzos mecánicos en materiales diversos como los que componen a los sensores integrados a los dispositivos de IoT.

Las reacciones de los materiales como los silicatos ante las vibraciones permiten que la energía generada haga de los sensores entidades que se alimentan de manera autónoma y amigable con el ambiente.

Barcelona, las ramblas y el cambio de rutina que salvó su vida

Además de estas importantes contribuciones, el científico mexicano se hizo famoso porque se libró de un atentado terrorista en Barcelona, cuando realizaba sus estudios doctorales en el año 2017.

Edgardo solía caminar por Las Ramblas, un corredor turístico con restaurantes, cafeterías, bares, música, teatro y numerosos eventos culturales. El día del atentado, donde murieron 14 personas y otras 90 fueron heridas, el joven investigador tuvo que cambiar de ruta y evitó el trayecto justo a la hora del ataque.

Fuente: terceravia.mx