Identifican por ADN a un miembro de la expedición perdida de Franklin en 1845
En 1845, el explorador sir John Franklin partió de Inglaterra con dos barcos, el HMS Erebus y el HMS Terror, en el marco de la búsqueda del Paso del Noroeste, una ruta marítima capaz de permitir bordear Norteamérica por el norte conectando así el océano Atlántico con el Pacífico en una travesía marítima por el océano Ártico. La expedición constaba de 129 marineros. Todos fallecieron. Los barcos y la tripulación fueron vistos por última vez por los Inuit en la isla del Rey Guillermo, en lo que hoy es el Ártico canadiense.
El ocaso de aquellos hombres fue duro. El frío, la escasez de víveres, varias enfermedades, un envenenamiento progresivo por plomo y otras calamidades fueron acabando con ellos. En abril de 1848, 105 supervivientes abandonaron sus barcos atrapados en el hielo en un intento desesperado de huida, pero ninguno logró sobrevivir. Desde mediados del siglo XIX, se han ido encontrando restos óseos de decenas de tripulantes en la isla del Rey Guillermo, pero ninguno había sido identificado de manera inequívoca.
La congelación preservó asombrosamente bien otros cuerpos, como los de John Torrington, William Braine y John Hartnell, sepultados en la isla de Beechey. La exhumación y análisis de los tres cuerpos en la década de 1980 permitió averiguar los detalles de su muerte y de su agonía, pero también permitió contemplar las expresiones de dolor y desesperación en sus rostros, un conmovedor y elocuente testimonio de las penurias que tuvieron que soportar.
En 2014, una expedición descubrió hundido bajo el agua al HMS Erebus. En 2016, el HMS Terror fue también localizado bajo el agua.
Ahora, con la ayuda de una muestra de ADN de un descendiente vivo, un equipo de investigadores ha identificado los restos mortales de John Gregory, uno de los tripulantes del HMS Erebus. Se trata del primer miembro de la malograda expedición en ser identificado inequívocamente a través del ADN de restos óseos.
El equipo de los antropólogos Douglas Stenton y Robert Park, de la Universidad de Waterloo en Canadá, utilizó para el análisis comparativo ADN extraído de muestras de dientes y huesos recuperados en 2013. Los resultados coincidieron con los de una muestra de ADN obtenida de un descendiente directo de Gregory.
Dado que los restos mortales del oficial fueron encontrados en la isla del Rey Guillermo, ahora, por tanto, se sabe que John Gregory fue uno de los expedicionarios que fallecieron en este lugar concreto, situado en la bahía de Erebus, en la costa sudoeste de la isla del Rey Guillermo. Gregory sobrevivió pues tres años a bordo del HMS Erebus, el cual quedó atrapado en el hielo. Finalmente, pereció 75 kilómetros al sur, en la bahía de Erebus.
“Que los restos de John Gregory sean los primeros en ser identificados mediante un análisis genético es un día increíble para nuestra familia, así como para todos los interesados en el desdichado final de la expedición de Franklin”, dijo Jonathan Gregory de Port Elizabeth, Sudáfrica, descendiente directo de Gregory. “Toda la familia Gregory está extremadamente agradecida al equipo de investigación por su dedicación y su duro trabajo, que es tan importante para desvelar piezas de la historia que han estado congeladas en el tiempo durante tanto tiempo”.
Antes de esta coincidencia de ADN, la última información sobre el viaje de Gregory que tenía su familia estaba en una carta que escribió a su esposa Hannah desde Groenlandia el 9 de julio de 1845, antes de que los barcos entraran en el Ártico canadiense.
Hasta la fecha, se ha extraído el ADN de otros 26 miembros de la expedición de Franklin de restos mortales encontrados en nueve yacimientos arqueológicos.
“Estamos muy agradecidos a la familia Gregory por compartir su historia familiar con nosotros y por proporcionar muestras de ADN en apoyo de nuestra investigación. Nos gustaría animar a otros descendientes de miembros de la expedición de Franklin a que se pongan en contacto con nuestro equipo para ver si su ADN puede utilizarse para identificar a los otros 26 individuos”, declaró Stenton.
Los restos de Gregory y otros dos marineros fueron descubiertos por vez primera en esa ubicación geográfica en 1859 y enterrados en 1879. La tumba se redescubrió en 1993. En 1997 se depositaron bajo un mojón con una placa conmemorativa varios huesos que habían quedado al descubierto por la alteración de la tumba. La tumba fue abierta en 2013 y, tras ser analizado su contenido, todos los restos mortales fueron devueltos al lugar en 2014 y depositados en un nuevo mojón conmemorativo más grande.
Fuente: noticiasdelaciencia.com