Hikikomoris, las únicas personas inmunes al confinamiento
El confinamiento supone un esfuerzo físico, social, e incluso mental, para la mayoría de las personas. Pero hay un grupo de personas que son inmunes a él. Y no hay que verlo como una ventaja, pues se trata de un trastorno social. Son los Hikikomori, personas que se aislan voluntariamente y no salen de casa. Se calcula que en Japón podría haber 10 millones de hikikomoris. Y se han extendido a otros países, incluido España.
Según explica Eszter Wirth, profesora de Economía Internacional (ICADE) en The Conversation, vía TICbeat, hikikomori es un término japonés que significa entrar en el retiro o atrincherarse. Son personas que dejan de salir a la calle salvo para comprar comida. Si viven con sus padres, ni siquiera eso. Se considera un trastorno psicológico cuando el aislamiento supera los 6 meses. En términos clínicos también se le conoce con el nombre de Síndrome de la Puerta Cerrada.
Se calcula que en Japón lo sufren más de 10 millones de personas, casi un 9% de la población. Pero se han dado casos en todo el mundo, incluyendo España. Son personas a los que no les afecta el confinamiento, pues ellas mismas llevan a cabo un confinamiento voluntario. Pero aún siendo elegido, no es sano, y por eso existen terapias para reducir este aislamiento.
Los primeros hikikomori aparecieron en los años 90. Eran principalmente jóvenes varones, y el fenómeno se asoció a una adicción a los videojuegos, el manga y el anime. Pero un estudio más profundo descubrió que también había muchas mujeres y personas mayores entre los hikikomoris, así que sus causas son más complejas.
Los expertos lo atribuyen a la idiosincracia de la sociedad japonesa, que premia la competitividad y el aspirar a ser siempre mejor que los demás. Muchos jóvenes no pueden soportar esta presión y fracasan en sus estudios o trabajo, aislándose por vergüenza. A ello contribuyó la larga crisis japonesa de los años 90, que aumentó el paro y los trabajos mal pagados.
En muchos casos este aislamiento de los hijos lleva a la desesperación a los padres, que también terminan aislándose por vergüenza o incapacidad para ayudar a sus descendientes.
Existen terapias para reconducir esta situación, pero son difíciles de aplicar porque muchos de estos hikikomoris no reconocen su situación, o no quieren salir de ella.
Puesto que la mayoría lleva a cabo una elevada actividad a través de Internet, los expertos aconsejan utilizar terapias online que les ayuden a coger confianza, para así convencerlos de que participen en terapias en grupo con otros afectados en su misma situación.
Fuente: computerhoy.com