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Han mejorado nuestras vidas, pero estos inventos nacieron para la guerra

Muchos de los objetos cotidianos que nos rodean y sin los que hoy no podríamos vivir tiene un origen algo oscuro. Se idearon en tiempos de guerra, herramientas militares con las que luchar contra el enemigo.

Decir que la guerra solo trae muerte y miseria es comprensible, aunque no del todo cierto. No pretendemos justificar en absoluto los conflictos armados que ha provocado el ser humano a lo largo de la historia, por tierras, religiones o, básicamente, por dinero.

Por desgracia, se ha invertido tal cantidad de recursos en luchar los unos contra los otros que de la mayoría de las guerras podríamos rescatar algún invento, el cual con el paso del tiempo ha traspasado el ámbito militar para asentarse en las vidas más cotidianas. Inventos que se idearon para fortalecer a los ejércitos de los distintos países y que ahora podemos encontrar en las cocinas, por ejemplo.

Simplemente con centrarnos en la Primera y Segunda Guerra Mundial podemos extraer una extensa lista de invenciones que ahora forman parte de nuestra vida y cuyo origen muchos no conocen. Estos conflictos cambiaron nuestra percepción de la tecnología y la ciencia, además de algunas ideologías (aunque parece que se nos está olvidando). Vamos a repasar algunos de esos grandes inventos que hoy usamos a diario, pero que en su origen fueron de uso militar.

GPS

Lo utilizamos para localizar la ruta más rápida a un restaurante, para controlar el ritmo y distancia conseguidos durante un entrenamiento físico, y así en innumerables aplicaciones de nuestros móviles. El GPS se ha convertido en un elemento indiscutible de teléfonos, tablets o relojes, por ejemplo.

Sin embargo, antes de llegar a nuestras vidas, esta tecnología tuvo un primer fin militar. El sistema de posicionamiento global o GPS supuso un trabajo conjunto entre la NASA y el Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Necesitaban reemplazar al sistema Transit de 1965 que daba demasiados errores de más de 200 metros en su precisión.

Así, en la década de los 70 nació GPS hasta dar una cobertura global con 24 satélites equipados cada uno con un reloj atómico de gran precisión. Es lo que se conoce como constelación NAVSTAR y al principio se dedicó en exclusiva como herramienta del ejército de EEUU. Los receptores que recogen la señal de los satélites se aplicaron en tanques, misiles y todo tipo de armas y vehículos militares. No fue hasta la llegada de los 2000 cuando GPS se liberó para uso civil dando pie a todo tipo de usos por parte de las empresas tecnológicas.

Como respuesta, la antigua Unión Soviética crearía GLONASS, un sistema similar. También surgió Galileo y Beidou por parte de la Unión Europea y la República de China. Aunque estos últimos no nacieron con un único objetivo militar, sino para mejorar los datos de NAVSTAR con más satélites e impulsar la industria tecnológica que crecía alrededor de esta tecnología.

Internet, la red de redes

Junto al GPS, otra gran herramienta de nuestros móviles y demás dispositivos es internet. Aún quedan muchas personas en el mundo sin acceso a este universo digital, pero la vida de aquellos que sí pueden utilizarlo no ha vuelto ha ser la misma. Internet ha revolucionado el mundo en los últimos 30 años, desde que es una herramienta pública, o más bien deberíamos decir, desde que nació la World Wide Web.

El 12 de marzo de 1989 daba comienzo la historia del internet que ahora estás usando para leer este artículo. El ingeniero británico Tim Berners-Lee creó la World Wide Web desde su despacho del CERN tal y como te contamos en este otro contenido.

Sin embargo, antes de este acontecimiento histórico tenemos que remontarnos a los años 60 para comprender el origen de internet. La guerra fría tenía a las dos potencias del momento muy ocupadas en sus constantes disputas. Estados Unidos, temiendo un ataque por parte de la URSS, creó una red puramente militar. El objetivo era que si se producía el ataque, las fuerzas estadounidenses pudieran acceder a toda la información militar secreta desde cualquier punto del país.

En 1969 se inauguraba ARPANET, esta red militar con solo cuatro ordenadores distribuidos en algunas universidades del país. Poco a poco este número fue creciendo, llegando a 40 ordenadores en dos años, pero el sistema de comunicaciones se les estaba quedando obsoleto y crearon el Protocolo TCP/IP que hoy sigue en vigor.

ARPANET fue absorbida por NSFNET, una gran red con el objetivo de compartir información científica y académica, desligándose del ámbito militar y dando pie a que unos años más tarde Tim Berners Lee nos regalará la WWW.

Super glue

Es raro no encontrar este curioso pegamento en alguna casa. Ante la mayoría de roturas su uso se presenta como una solución rápida y resistente. Esta herramienta ha llegado a nuestras vidas por un sencillo accidente.

El científico Harry Coover no pretendía crear el super glue, pero acabó dando con él y fue todo un éxito. En realidad, este trabajador de la empresa Eastman Kodak estaba estudiando un compuesto llamado cianoacrilato y su aplicación como mirilla para los rifles.

En 1942 poca gente hablaba de algo que no fuera la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, Coover se percató que el material que estaba utilizando no servía para las mirillas de los rifles, pues era capaz de adherirse a cualquier cosa, así que lo descartaron.

El super glue podía no haber existido nunca si no fuera por la Guerra de Corea, unos nueve años después, Coover volvió a probar suerte con el cianoacrilato para las cabinas de los aviones. Fue entonces cuando volvió a comprobar que su cualidad pegajosa no era factible para ese uso y se planteó su uso como pegamento super resistente. Lo bautizó con el desastroso nombre de Eastman 910.

Más tarde se le renombraría como Super Glue y serviría, incluso, para pegar heridas en plena Guerra de Vietnam para evitar dar puntos a los soldados. Los sanitarios militares vieron en este pegamento una ayuda innegable contra las hemorragias que tantas muertes estaban provocando. El Super Glue les daba el tiempo suficiente para sacar a los heridos de los enfrentamientos y llevarlos a las salas de operación con todo el material quirúrgico.

Ambulancias, de Isabel la Católica a Napoleón

La primera referencia a las ambulancias se ha determinado en el reinado de Isabel I de Castilla. Durante el reinado de los Reyes Católico, el ejército era uno de los brazos más relevantes del reino de castilla y su soldado contaban con atención médica. Se construían hospitales militares o “ambulantias” para atender a los heridos en la batalla. El problema es que estos no eran recogidos hasta que terminaba la contienda y para entonces ya muchos habían muerto de las heridas.

Este concepto se trasladó a otros países, hasta que el médico de Napoleon Bonaparte, Dominique-Jean Larrey, estableció las llamadas “ambulance volantes” inspirado por la idea de las parihuelas y de los normandos. Se estableció el uso de carros tirados por caballos para sacar a los heridos del campo de batalla.

Tuvieron que pasar varias décadas hasta que este sistema se empleara en Londres para transportar en carruaje a los enfermos de cólera. En el camino empezaba el tratamiento, el objetivo era reducir el mayor tiempo posible la curación del paciente y así, con el avance de los vehículos han llegado a nuestros días las ambulancias.

Energía nuclear

Hiroshima y Nagasaki vuelven a ser dos ciudades a pleno rendimiento, pero las cicatrices provocadas en sus habitantes, edificios y calles por las bombas nucleares sigue latente. Ese 6 de agosto de 1945 el mundo tembló de terror al ver lo que era capaz de crear el ser humano para destruirse los unos a los otros.

La bomba atómica fue el resultado del Proyecto Manhattan. Aunque muchas voces aseguran que la Segunda Guerra Mundial habría tenido un final muy similar sin esas dos bombas, lo cierto es que el mundo no volvió a ser el mismo.

En 1946 se aprobó la Ley de Energía Atómica y el invento de algunas de las mentes más brillantes de aquella época, pasó de ser solamente un arma de destrucción a una de las fuentes de energía más importantes de las siguientes décadas, incluso hoy seguimos buscando alternativas que la jubilen y sean más seguras.

Microondas

También a finales de la Segunda Guerra Mundial se descubrió por error que las ondas de radio que usaba el ejército estadounidense para comunicarse transmitían calor, tanto que eran capaces de derretir objetos.

Un mundo de posibilidades se abrió ante el ingeniero Percy Spencer cuando vio como la chocolatina que llevaba consigo se derretía por causa de las ondas de radio. Dos años después de esta anécdota se presentó el primer microondas.

El invento podía ser revolucionario, pero primero había que asegurarse que era seguro. Las ondas que se usan para calentar nuestra comida no salen fuera del electrodoméstico gracias a la Caja o Jaula de Faraday. La malla metálica que rodea todo el interior de este pequeño horno contiene las ondas y las concentra para que calienten la comida.

Conservas

Conservar alimentos durante todo el año, ha sido una prioridad para el ser humano durante gran parte de su historia. Antes de que hubiera tomates todo el año en los supermercados, se conservaban en grandes botes cerrados al vacío. Sin embargo, fue la Primera Guerra Mundial la que creó la necesidad de crear porciones más pequeñas de alimentos que se pudieran conservar durante un largo periodo de tiempo.

Alrededor de 1810, el gobierno francés lanzó un concurso para conseguir ideas con las que mandar la comida de los soldados en un frasco más resistente que el cristal. Así surgieron las comidas enlatadas, un sistema que, si no tenía ninguna fisura, conservaba el alimento en buen estado durante mucho tiempo independientemente de la temperatura externa y en latas resistentes a los golpes.

Esta idea para mantener sano el rancho de los soldados ha llegado a nuestros días para toda clase de alimentos, encontramos latas en casi todas las casas.

Fuente. computerhoy.com