Estímulos eléctricos en el cerebro podrían aliviar el dolor de una ruptura amorosa
Una nueva investigación de las universidades de Zanjan (Irán) y de Bielefeld (Alemania) encontró que aplicar estímulos eléctricos hacia partes específicas del cerebro podría ayudar a lidiar con el malestar que suelen causar la separación de una pareja. Los autores indicaron que se tratan de resultados prometedores, pero que estos deberán ser replicados en ensayos más amplios para probar su efectividad en gran escala
Un nuevo estudio publicado en la revista Journal of Psychiatric Research encontró que aplicar una serie de estímulos eléctricos en el cerebro de personas afectadas por rupturas amorosas, también conocidas como ‘tusas’, podrían aliviar el dolor, la negatividad y la depresión que pueden acompañar el fracaso de una relación.
Lo cierto es que se trata de un asunto serio. Las rupturas amorosas pueden causar un dolor emocional tan intenso y severo que este proceso tiene su propio término clínico al ser conocido como el síndrome del trauma amoroso (LTS, por sus siglas en inglés).
Como explican los autores, si bien existen tratamientos terapéuticos eficaces, como las terapias cognitivo-conductuales, estas no funcionan para todos los pacientes, por lo que los investigadores esperan que esta sea una nueva alternativa para tratar el malestar emocional, depresión, ansiedad, insomnio, cambios de humor, pensamientos obsesivos y un mayor riesgo de suicidio, así como sentimientos de inseguridad, impotencia y culpabilidad que suelen sentirse durante la separación de una pareja.
Para demostrar la efectividad de este método, el grupo de científicos realizó una serie de pruebas a 36 voluntarios con diagnósticos de LTS con un dispositivo que estimula el lóbulo prefrontal del cerebro con una leve corriente eléctrica. Los pacientes participaron en sesiones de estímulos de 20 minutos, dos veces al día, durante un periodo de 5 días.
Los voluntarios fueron divididos en tres grupos: el primer recibió corriente dirigida hacia al córtex prefrontal dorsolateral (DLPFC), el segundo hacia el córtex prefrontal ventrolateral (CPPLV) y un tercero, de control, al cual se le realizaron sesiones con los dispositivos apagados.
Tanto el DLPFC como el CPPLV han sido relacionados con la regulación voluntaria de las emociones, por lo que los investigadores buscaban ver los efectos de estimular estas áreas en pacientes afectados. En particular, estudios previos de neuroimagen sugieren que existe un vínculo neuropsicológico entre las experiencias de ruptura y los duelos, y estas regiones prefrontales específicas.
Tras realizar las pruebas, los científicos observaron resultados positivos en los pacientes. “Tanto el protocolo DLPFC como el VLPFC redujeron significativamente los síntomas del síndrome de trauma amoroso y mejoraron el estado depresivo y la ansiedad tras la intervención, en comparación con el grupo simulado”, concluyeron los investigadores de la Universidad de Zanjan (Irán) y la Universidad de Bielefeld (Alemania). “El efecto de mejora del protocolo DLPFC sobre el síndrome de trauma amoroso fue significativamente mayor que el del protocolo VLPFC”.
Incluso, según los autores del estudio, un mes después de interrumpir el tratamiento, los voluntarios seguían sintiéndose mejor. Por esta razón, los investigadores concluyeron que “estos prometedores resultados deben repetirse en ensayos más amplios”.
Tratamientos similares están siendo probados en el campo de la investigación clínica, en particular se están desarrollando dispositivos con formas similares a unos audífonos para tratar depresiones leves.
“Teniendo en cuenta la relación entre el trauma amoroso y la regulación emocional, que se asocia con la activación de áreas cerebrales específicas y los métodos de tratamiento de redes que abordan las áreas cerebrales implicadas podría ser prometedor”, concluyeron los autores del estudio.
Fuente: elespectador.com