El plan de la ciencia para resucitar al mamut

Una empresa estadounidense busca la resurrección genética del mamut. ¿Es posible? Y si lo es, ¿puede generar problemas éticos?

Un equipo de científicos y empresarios creó un compañía para resucitar genéticamente al mamut lanudo. La empresa, llamada Colossal, pretende devolver a miles de estas magníficas bestias a la tundra siberiana, miles de años después de su extinción.

“Es un hito importante para nosotros”, afirma George Church, biólogo de la Facultad de Medicina de Harvard, que desde hace ocho años dirige un pequeño equipo multidisplinario de investigadores que desarrolla las herramientas para revivir mamuts.

La compañía, que ha recibido 15 millones de dólares de financiación inicial, apoyará la investigación en el laboratorio de Church y realizará experimentos en laboratorios propios en Boston y Dallas.

Una ex investigadora del laboratorio de Church, Eriona Hysolli, supervisará los esfuerzos para editar el ADN de los elefantes, añadiendo genes para los rasgos de los mamuts, como el pelo denso y la capa gruesa de grasa para soportar el frío.

Los científicos esperan producir embriones de estos elefantes parecidos a los mamuts en unos años y, en última instancia, generar poblaciones enteras de estos animales.

Otros investigadores se muestran escépticos de que se consiga tal hazaña. Y si se realiza, señalan eventuales problemas éticos.

¿Es humano producir un animal cuya biología conocemos tan poco? ¿Quién puede decidir si se los puede liberar para que cambien los ecosistemas de las tundras de forma profunda?

“Hay toneladas de problemas que todos van a encontrar en el camino”, advierte Beth Shapiro, paleogenetista de la Universidad de California en Santa Cruz y autora del libro Cómo clonar un mamut.

La idea de Colossal salió a la luz por primera vez en 2013, cuando Church la esbozó en una charla en la National Geographic Society.

El ancestro común

Por aquel entonces, los investigadores estaban aprendiendo a reconstruir genomas de especies extinguidas a partir de fragmentos de ADN recuperados de fósiles.

Así fue posible determinar las diferencias genéticas entre las especies antiguas de sus primos modernos y empezar a averiguar cómo esos cambios en el ADN producían características distintas en sus cuerpos.

Church, más conocido por haber inventado formas de leer y editar el ADN, se preguntó si podría revivir eficazmente una especie extinguida reescribiendo los genes de un pariente vivo.

Como los elefantes asiáticos y los mamuts comparten un ancestro común que vivió hace unos 6 millones de años, Church pensó que sería posible modificar el genoma de un elefante para producir algo que se pareciera y actuara como un mamut.

Más allá de la curiosidad científica, argumentó, los mamuts lanudos revividos podrían ayudar al medio ambiente.

En la actualidad, la tundra de Siberia y América del Norte, donde los animales pastaron mientras vivían, se está calentando rápidamente y liberando dióxido de carbono.

“Los mamuts son hipotéticamente una solución a esto”, aseguró Church.

Una presencia necesaria

Hoy la tundra está dominada por el musgo. Pero cuando existían los mamuts lanudos, era en gran parte pradera. Algunos investigadores sostienen que los mamuts lanudos eran ingenieros del ecosistema, que mantenían las praderas rompiendo el musgo, derribando árboles y proporcionando fertilizante con sus excrementos.

Los ecologistas rusos importaron bisontes y otras especies vivas a una reserva en Siberia, a la que llamaron Parque del Pleistoceno, con la esperanza de que la tundra vuelva a ser un pastizal.

Church explicó que los mamuts lanudos resucitados podrían hacerlo con mayor eficacia. Así, la pradera restaurada evitaría que el suelo se derritiera y se erosionara, y podría incluso retener el dióxido de carbono que atrapa el calor.

“El conjunto de herramientas que utilizamos puede utilizarse para muchos fines, ya sea la desextinción o la recodificación del genoma humano”, explica la investigadora Hysolli sobre los alcances del proyecto.

Los mamuts revividos podrían ayudar a mejorar las tundras. con su accionar, pueden convertirlas en praderas.

Analizando los genomas de mamuts lanudos recogidos de fósiles, ella y sus colegas elaboraron una lista de las diferencias más importantes entre estos animales y los elefantes.

Se centraron en 60 genes que, según sus experimentos, son importantes para los rasgos distintivos de los mamuts, como el pelo, la grasa y el cráneo de cúpula alta del mamut lanudo.

“Francamente, planeaba avanzar a un ritmo lento”, dijo Church. Pero en 2019 se puso en contacto con él Ben Lamm, el fundador de la empresa de inteligencia artificial Hypergiant, con sede en Texas, que estaba intrigado por los informes sobre la idea de la desextinción.

Lamm visitó el laboratorio de Church y ambos congeniaron. “Después de un día de estar en su lugar de trabajo y pasar mucho tiempo con George, nos apasionó la idea”, comenta Lamm.

Así fue como empezó a crear Colossal para apoyar el trabajo de Church, desde la manipulación del ADN hasta la colocación de “un mamut funcional”, como lo llama Hysolli, en la naturaleza.

Fecundación in vitro

Los científicos intentarán fabricar un embrión de elefante con su genoma modificado para que se parezca a un antiguo mamut. Para ello, tendrán que extraer el ADN de un óvulo de elefante y sustituirlo por el de un mamut.

Pero nadie ha extraído nunca óvulos de un elefante. En caso de que no funcione, Hysolli y sus colegas también investigarán la posibilidad de convertir tejido común de elefante en células madre, que podrían ser inducidas a desarrollarse en embriones en el laboratorio.

En un principio, Church pensó en implantar embriones en hembras de elefante de alquiler. Pero al final se desanimó con la idea.

Aunque lograra la fecundación in vitro de los elefantes –algo que nadie ha hecho antes–, construir una manada sería poco práctico, ya que necesitaría muchas madres de alquiler.

En su lugar, Church decidió fabricar un útero artificial de mamut revestido con tejido uterino cultivado a partir de células madre.

“No me atrevo a predecir que esto vaya a ser fácil”, dijo. La idea tiene algunos precedentes. En el Hospital Infantil de Filadelfia, los investigadores han desarrollado una bolsa sellada que puede mantener un cordero fetal durante cuatro semanas, por ejemplo.

Pero Colossal tendrá que construir un útero artificial lo suficientemente grande como para albergar a un feto durante unos dos años, alcanzando un peso de 90 kilos.

Heather Browning, filósofa de la London School of Economics, dijo que cualquier beneficio que los mamuts puedan tener para la tundra tendrá que sopesarse con el posible sufrimiento que puedan experimentar al ser traídos a la existencia por los científicos.

“No se cuenta con una madre para una especie que –si se parece en algo a los elefantes– tiene unos lazos materno-infantiles extraordinariamente fuertes que duran mucho tiempo”, dijo. “Una vez que haya un pequeño mamut o dos en tierra, ¿quién se asegura de que se los cuida?”, agregó.

Y los inversores de Colossal pueden tener sus propias preguntas: ¿cómo van a ganar dinero estos mamuts? Lamm predijo que la empresa sería capaz de generar nuevas formas de ingeniería genética y tecnología reproductiva.

“Tenemos la esperanza y la confianza de que habrá tecnologías que saldrán de esto y que podremos construir unidades de negocio individuales”, dijo Lamm.

Y adelantó: “Pero, a corto plazo, nos centramos en crear las tecnologías que sabemos que acelerarán el proceso y la eficacia no sólo de recuperar el mamut, sino de reanimarlo”.

Shapiro es escéptica sobre las perspectivas del proyecto. “Me parece que un mamut está muy lejos en el futuro”, advirtió. No obstante, aplaude los planes y espera que aporte avances científicos que puedan ayudar a salvar a las especies en peligro de extinción.

Por ejemplo, los científicos podrían utilizar avances de Colossal para salvar especies amenazadas por enfermedades, dotándolas de genes de resistencia a un patógeno, dijo la paleogenetista.

Otras especies podrían enriquecerse con genes para tolerar mejor el calor y la sequía provocados por el cambio climático.

“Me preocupa que, para muchas especies actuales, el ritmo del cambio climático y el ritmo de la degradación del hábitat sea tal que la evolución no vaya a ser capaz de salvarlas. Tenemos que intervenir aún más”, dijo Shapiro.

Fuente: clarin.com