Dálmatas, chihuahuas, galgos… La razón por la que hay tantas razas de perros en el planeta
Dálmatas, chihuahuas, galgos, labradores… Hay más de 500 razas de perros reconocidas en el mundo con una infinita combinación de colores, tamaños, formas, comportamientos y pelajes.
Los perros son, de hecho, los mamíferos más diversos del planeta.
¿Pero a qué se debe esa inmensa variedad y contraste que no vemos, por ejemplo, en los gatos?
En principio, la causa más obvia es que los seres humanos los hemos criado de esta manera para favorecer características específicas.
Los perros modernos evolucionaron de los lobos y se convirtieron en los mamíferos más diversos a una velocidad extraordinaria.
¿Pero son en realidad tan diferentes desde el punto de vista genético?
Evolución
“Todos concuerdan con que los perros descienden de los lobos”, le explica a la BBC Peter Savolainen, genetista evolutivo del Laboratorio Ciencia para la Vida en Solna, Suecia.
Sin embargo, añade, “la cosa se complica cuando se trata de establecer en qué lugar del mundo ocurrió”.
“Los expertos en este campo coinciden en que debió haber sucedido hace entre 13 mil y 33 mil años. Hace 33 mil años, fue cuando los ancestros de los perros modernos se separaron de los lobos”.
“Eso no quiere decir necesariamente que los perros domésticos se originaron en esa época. Pudo haber sido una división entre dos poblaciones de lobos, y una de ellas pudo haberse convertido más tarde en perros domesticados”.
La teoría apunta a que los lobos se fueron domesticando a sí mismos al acercarse a los seres humanos para comer los restos de comida que estos dejaban.
Aquellos que les tenían menos miedo a los humanos y que eran menos agresivos con ellos, se fueron acercando más y consiguieron más alimento.
Los individuos con genes que los hacían menos temerosos y agresivos dejaron mayor descendencia gracias a que tenían más alimentos, y esta descendencia heredó los genes que los hacían más amigables con los humanos.
Así, a lo largo de cerca de diez generaciones (30 años), este grupo de lobos pasó a ser un grupo de lobos con una relación cercana con el hombre.
Domesticación
Si bien esto pudo haber pasado en varios lugares del mundo, según Savolainen, la región del mundo con más tipos de ADN canino es también el lugar de origen.
Y este patrón está presente en el sudeste asiático. “Cuanto más te alejas de esta zona, menos variedad genética vas a encontrar”.
El paso siguiente fue la domesticación de estos lobos en perros por parte de los humanos que.
Al cabo de un tiempo, ya tendrían perros, y esto habría permitido poner punto final a la domesticación, ya que una forma más sencilla de obtenerlos habría sido mediante la cría.
Esta población de perros domesticados se fue expandiendo rápidamente de pueblo en pueblo hasta distribuirse por distintas partes del mundo.
Razas
A medida que nuestros ancestros fueron favoreciendo distintas habilidades de los perros, los humanos acabaron por azar creando distintas razas, cada una con características distintivas.
Y cada raza se especializó aún más por su comportamiento, le explica a la BBC Elaine Ostrander, genetista del Instituto Nacional para la Investigación del Genoma Humano en Estados Unidos.
Los criadores de canes comenzaron a explotar aún más esta especialización y, con cada cambio, los perros empezaron a adoptar una apariencia y un comportamiento cada vez más diferente.
“Así terminamos hoy día con una enorme diversidad de perros que se ven muy diferentes. Sin embargo, sus similitudes son mucho mayores que sus diferencias”, señala Ostrander.
Diferencias superficiales
“Al verlos, pensamos que deben tener diferencias fundamentales a nivel genético y de sus cromosomas, pero eso no es cierto. Son notablemente parecidos: todos son miembros de la misma especie, tienen la misma cantidad de cromosomas que están organizados de la misma manera, y tienen los mismos cromosomas en los mismos genes”.
“Lo que tienen son unas pequeñas modificaciones en un subconjunto de genes. Pero todas estas variaciones de un número reducido de genes tienen un efecto dramático”.
Según expertos, las diferencias entre un chihuahua -que pesa un kilo- y un lebrel irlandés -que pesa 45 kg- pueden explicarse por cambios menores en solo 12 genes.
Es decir, la diversidad exterior no revela una diversidad genética.
A pesar de que han recorrido un largo camino desde que evolucionaron de los lobos, están irónicamente, cerca del punto de partida.
Fuente: bbc.com