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Científicos encuentran una nueva especie de escarabajo en heces de 230 millones de años

El descubrimiento de insectos antiguos conservados en excrementos petrificados está abriendo la puerta a un nuevo campo de investigación. Hasta ahora, la mayoría de los fósiles conservados se habían encontrado en ámbar

Un equipo internacional de investigación ha descubierto que especímenes casi completamente conservados de una antigua especie de escarabajo han sobrevivido unos 230 millones de años en excrementos petrificados de dinosaurios.

Los investigadores lograron hacer visible el insecto, llamado Triamyxa coprolithica, mediante microtomografía de sincrotrón, según un artículo publicado en la revista Current Biology. Los excrementos fósiles contienen numerosas partes de insectos, la mayoría de ellas pertenecientes a la misma especie pequeña, escribió el equipo de investigación.

Observaron que algunos insectos se conservaban casi por completo, con muchas de las patas y antenas sensibles todavía intactas.

Modelo en 3D del insecto

A partir de sus grabaciones, los investigadores crearon un modelo en 3D del insecto. El coautor Martin Qvarnström dijo en un comunicado de la Universidad de Uppsala que le sorprendió lo bien que se habían conservado los insectos.

«Al recrearlos en la pantalla, era como si te estuvieran mirando directamente».

Además de los investigadores suecos, también participaron científicos de Taiwán, México, Francia y Alemania.

Escarabajos habrían sido comidos por un Silesaurus

El equipo sospecha que los escarabajos podrían haber sido comidos por un dinosaurio relativamente pequeño, un Silesaurus, una especie que se calcula que tenía un peso corporal de 15 kilogramos y que vivió hace unos 230 millones de años en el territorio de la actual Polonia.

El descubrimiento de que las especificaciones de los insectos antiguos pueden conservarse en excrementos petrificados, o coprolitos, está abriendo la puerta a un nuevo campo de investigación. Hasta ahora, la mayoría de los fósiles de insectos conservados se habían encontrado en ámbar.

Los más antiguos, sin embargo, tienen unos 140 millones de años, lo que se considera joven, geológicamente hablando. Con los coprolitos, los investigadores esperan poder mirar aún más atrás en el pasado y aprender más sobre la evolución de los insectos en intervalos de tiempo aún inexplorados.

Fuente: dw.com