Científicos destrozan celulares para demostrar el impacto ambiental que tiene su fabricación

¿Cómo reaccionarías al ver que alguien mete un celular de cientos de dólares a una licuadora para dejarlo totalmente triturado?

Pues aunque no lo creas, esto es lo que está haciendo un grupo de científicos de la Universidad de Plymouth con un insólito objetivo: demostrar de qué materiales están compuestos los dispositivos móviles.

Tal como lo dan a conocer a través de un vídeo publicado en YouTube, estos “experimentos” se realizan con la esperanza de remover conciencias sobre el impacto ambiental que tienen nuestros teléfonos celulares.

Arjan Dijkstra, un profesor de petrología ígnea y uno de los principales científicos del proyecto, dijo que inicialmente su equipo detectó en un iPhone 4S al menos 39 distintos metales y minerales, y aunque podrían haber detectado más, “solo querían enfocarse en los más abundantes”.

Para determinar los elementos que contiene cada celular, los investigadores mezclaron los pequeños trozos del dispositivo con peróxido de sodio en pequeños crisoles y se calienta a 896 °F.

El peróxido de sodio, explicó Dijkstra, oxida todos los metales para que luego puedan disolverse en una solución débil de ácido nítrico. La composición elemental de esa solución se analiza luego con precisión utilizando un espectrómetro de emisión óptica.

Aunque se sabe que un teléfono contiene elementos comunes como el carbono y el hierro, también presenta elementos cuya extracción representa un alto costo ambiental.

Por ejemplo, al cuantificar los metales más abundantes en el 4S, los investigadores pudieron estimar que para conseguir los 142 gramos del dispositivo fue necesario extraer entre 22 y 33 libras de rocas.

“Esperamos que los consumidores ahora puedan mirar su teléfono con otro prisma, no solo como un artilugio de alta tecnología, sino también como un artículo que se fabrica a partir de materias primas, que deben ser extraídas del suelo”, dijo Dijkstra.

“Por lo tanto, cada teléfono nuevo equivale a un agujero en el suelo del tamaño de una roca de 22 o 33 libras, de hecho, son un montón de agujeros diseminados por todo el mundo. A menos, claro, que estén hechos de materiales reciclados”, concluyó.

Fuente: elnuevodia.com