Un equipo de investigadores escoceses del Instituto Usher de la Universidad de Edimburgo analizó los datos genéticos de más de 500 mil personas, así como los registros de la vida útil de sus padres.

A cada uno de los participantes se le preguntó cuánto habían vivido sus padres y de qué murieron, lo cual permitió limitarse a regiones específicas que afectaron su vida, incluidas las enfermedades.

Los investigadores afirmaron que doce áreas del genoma humano que tienen un impacto significativo en la vida útil fueron identificadas, incluidos cinco sitios que no se habían descubierto anteriormente.

Los sitios de ADN con el mayor impacto en la vida útil en general fueron aquellos que estaban relacionados previamente con enfermedades fatales.

El doctor Peter Joshi, un miembro del Instituto, dijo:

“Si tomamos a 100 personas al nacer, o más tarde, y usamos nuestra puntuación de vida útil para dividirlos en diez grupos, el grupo principal vivirá cinco años más que el de abajo, en promedio”

El objetivo del estudio era lograr una mejor comprensión del envejecimiento y ofrecer la oportunidad de sugerir una vida saludable.

El estudio señaló que muchos factores además de la genética influyen en la duración de la vida de una persona, así que no puede predecirse únicamente con nuestro ADN.

Al intentar reducir su búsqueda y descubrir los genes específicos que influyen directamente en la rapidez con que las personas envejecen, más allá de las enfermedades, encontraron que si tales genes existen, sus efectos eran demasiado pequeños para ser detectados en este estudio.

Es decir, nos quedamos como al principio; a pesar del intento, nada puede determinar cuándo nos vamos a morir exactamente y ese pequeño misterio nos mantiene alegres y despreocupados.

¿A ti te gustaría saber cuándo morirás?

Fuente: Agencias