Científicos de Florida le explican a Trump que el cambio climático es real (y puede acabar con su mansión de vacaciones)

Cada vez que viene a Florida, el presidente electo Donald Trump se deshace en halagos con la que llama su “segunda casa”. Y tiene motivos para ello. En el estado del sol está Mar-A-Lago, su mansión tropical de vacaciones. Situada en primera línea de playa en West Palm Beach, allí puede relajarse bajo el sol, descansar en una de sus 126 habitaciones o jugar al golf en manga corta en pleno diciembre.

Quizás por eso el magnate ha elegido una vez más ese resort para pasar las fiestas de fin de año. Y un grupo de científicos de Florida ha aprovechado la ocasión para enviarle una carta en la que le advierten que desde allí tendrá una posición privilegiada para ver los efectos del cambio climático en el que en más de una ocasión ha dicho no creer.

“Muchas propiedades en primera línea del mar (incluida la suya) son vulnerables incluso a las más pequeños incrementos del aumento del nivel del mar por la erosión y las mareas. Y esto no es una amenaza lejana. Hoy en día ya se sienten los efectos del cambio climático”, se puede leer en una carta que firman diez científicos de diferentes universidades e instituciones del estado.

De hecho, según un reportaje reciente de Bloomberg, las autoridades de la ciudad que alberga la mansión de Trump llevan años con planes concretos para lidiar con los efectos del aumento de las temperaturas y el nivel del mar que incluyen un plan de desvío del agua de las mareas crecientes de 120 millones de dólares o la creación de un departamento destinado a atajar el cambio climático.

¿Adiós a Mar-A-Lago?

Además, según una proyección de Southeast Florida Regional Climate Change Compact, una coalición de condados del sudeste de Florida para lidiar con los efectos del cambio climático en la región, se prevé que el nivel del mar en la zona incremente 7 pulgadas en 2030 (casi 18 cm) y 2 pies (casi 60 cm) para 2060.

Y, si no se hace nada, eso implicaría la desaparición de parte del millonario resort Mar-A-Lago, concretamente un cuarto del complejo de vacaciones, según estimó Bloomberg.

Con este ejemplo, los científicos de Florida le dicen a Trump que el cambio climático es una “amenaza seria a la economía y la calidad de vida” del estado y tratan de convencerle con el argumento que probablemente mejor entiende el magnate: la economía.

“La buena noticia es que hay grandes oportunidades de creación de empleo en la economía creciente de las energías limpias. Para usted, representa una oportunidad de verdadero liderazgo”, apuntan. El año pasado el sector de las energías renovables empleó a 8.1 millones de personas en el mundo, según datos de la Agencia Internacional de las Energías Renovables (Irena, por sus siglas en inglés). Por eso, los científicos creen que ahí puede haber una oportunidad de creación de empleos e impulso de la economía de Florida.

Sin respuesta

En la carta, que fue enviada el pasado jueves, los expertos solicitaban una reunión a Trump para discutir sobre el cambio climático. Sin embargo, la portavoz del grupo, Melissa Baldwin, le dijo a Univision Noticias que por el momento no han recibido respuesta.

Entre los diez científicos que firman la misiva están algunos de los que hace dos años escribieron al gobernador de Florida, Rick Scott, para confrontarlo por haber negado la existencia del cambio climático en un estado donde el medio ambiente es la segunda mayor preocupación de sus habitantes después de la economía, según una encuesta de la Universidad del Sur de la Florida (USF) publicado a principios de octubre.

En aquella ocasión, el gobernador aceptó la invitación a la reunión pero no dijo si estaba de acuerdo con las explicaciones que le dieron los expertos.

Como Scott, Trump ha renegado muchas veces del cambio climático. Ha llegado a decir que lo considera un mito y “un engaño” y que él “no es un creyente”. Además, durante la campaña dijo que buscaría la salida del país del Acuerdo de París de 2015 sobre el cambio climático porque “es malo para los negocios de Estados Unidos”.

Por eso, los de Florida no son los únicos científicos que han escribieron a Trump para tratarle de convencer de que el cambio climático el real. En septiembre, más de 30 premios Nobel, entre ellos Stephen Hawkin, le enviaron una carta pidiéndole prestar atención al calentamiento global y sus efectos.

Pero mientras en los últimos días el presidente electo se ha reunido con algunas de las voces más reconocidas que promueven la lucha contra el cambio climático como el exvicepresidente Al Gore o el actor Leonardo DiCaprio, las acciones y las elecciones de Trump para su gabinete dicen otra cosa.

Entre los nombramientos más sensibles para el medio ambiente figura el director de la petrolera Exxon Mobil Rex Tillerson como secretario de Estado, un hombre con fuertes lazos con Rusia y que incluso ganó un contrato para exploraciones petroleras en una porción controlada por Rusia del Océano Ártico.

Está además Rick Perry, exgobernador de Texas que pasó de querer eliminar el departamento de energía de Estados Unidos a encabezarlo. Su elección es otra señal de la preferencia de este gobierno por la industria de los combustibles fósiles. Por si fuera poco, el elegido para liderar la agencia ambiental EPA -el fiscal general de Oklahoma, Scott Pruitt- es un escéptico del cambio climático y defensor de las petroleras.

Además, su vicepresidente, Mike Pence, es defensor del creacionismo, una doctrina filosófica que defiende que los seres vivos han surgido de un acto creador y que no son resultado de un proceso evolutivo, ha descalificado la ciencia sobre el cambio climático y ha bloqueado un plan de energía limpia que proponía el gobierno de Barack Obama.

Con este panorama, no es extraño que surjan propuestas más pragmáticas como la del alcalde de Miami Beach, Philip Levine, que en un artículo de la revista Time le propone a Trump “construir un muro” y hacer ciudades más resilientes para proteger a Florida del aumento del nivel del mar.

“Como he dicho muchas veces, el océano no es republicano ni demócrata”, opina Levine en un artículo en el que dice que no hay tiempo que perder en discusiones partidistas.

“Si está dispuesto a apostar por ello, el presidente electo puede encontrar aquí el terreno propicio para intervenir como un líder en una cuestión importante para nuestro estado, nuestra nación y nuestro planeta. En lugar de construir muros que dividan nuestro mundo, construyamos muros que nos protejan contra una amenaza real que nos afecta a todos por igual y construyamos un futuro sostenible y exitoso para todos los floridanos”, concluye.

Fuente: Univision