Al pie de los montes Apalaches en un rincón de Carolina del Sur (EU) hay una ciudad que debería estar económicamente muerta. Durante décadas, Greenville fue el corazón de la industria textil y su motor económico. Atraído inicialmente por las rápidas corrientes de los ríos de la zona capaces de producir energía para los telares, los fabricantes dieron trabajo a miles de personas de la zona. Pero a partir de la década de 1970, la competencia con países con precios más bajos de producción como México y el sudeste asiático empezó a hacer sufrir a las empresas locales. Durante las siguientes décadas, muchas fábricas cerraron. Otras trasladaron la producción al extranjero. En 1990, 48 mil personas aún trabajaban en las fabricaciones de textiles en la zona de Greenville, según la Oficina de Estadística Laboral de Estados Unidos. Hoy son menos de 6 mil.
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