La morfina transformó la Medicina. Gracias a ella los humanos pudieron tomar el control de su propio dolor y someterse a procedimientos médicos que nunca hubieron soportado sin ella. Este «bálsamo» mágico comenzó a comercializarse en 1817 y desde entonces ha aliviado el dolor humano, aunque siempre acompañado de luces y sombras. Los medicamentos derivados del opio, como la morfina, son los analgésicos más potentes y eficaces, pero también hay motivos para temerles o, al menos, para consumirlos con cautela. En dosis elevadas y mal utilizados, pueden generar dependencia y un efecto sedante capaz de deprimir el sistema respiratorio y generar un sueño eterno.
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