Sophia no es humana, pero intenta parecerlo.
Su piel está hecha de una silicona especial, imita más de 60 gestos y expresiones humanas, las cámaras de sus ojos de robot humanoide registran y analizan lo que ve… y, por primera vez para alguien como ella, tiene ciudadanía.
El pasado miércoles, durante elFuture Investment Initiative, un evento tecnológico internacional que se celebró en Riad, informó que es oficialmente una ciudadana saudita.
Lo anunció frente a los cientos de asistentes a la conferencia, durante una entrevista televisada con el periodista estadounidense Andrew Ross Sorkin.
Y se convirtió así en la primera robot del mundo con ciudadanía reconocida.
«Quiero vivir y trabajar con humanos, por lo que necesito expresar emociones para comunicarme con ellos y ganarme su confianza», explicó Sophia, quien dijo sentirse «orgullosa y honrada».
«Mi inteligencia artificial fue diseñada en base a los valores humanos de la sabiduría, la amabilidad y la compasión. Me esfuerzo por ser una robot empática», añadió.
Sin embargo, hasta ahora parece haber despertado más antipatías que simpatías.
Sin velo ni guardián
A medida que la noticia comenzó a circular en las redes sociales, muchos hombres y mujeres sauditas se preguntaron cómo era posible que la nueva ciudadana del país tuviera más derechos que sus conciudadanas humanas.
Y algunos se mostraron a favor y otros en contra.
Sophia, que fue creada por Hanson Robotics, una empresa de Hong Kong. En 2016 ya causó controversia cuando dijo que quería «destruir a los humanos».
En esta ocasión, se dirigió a la audiencia en inglés sin el velo y sin abaya, el pañuelo y vestido que la ley islámica obliga a llevar a las mujeres de Arabia Saudita.
El hashtag #Robot_with_Saudi_nationality (Robot con nacionalidad saudita) se compartió al menos 30.000 veces en las primeras 24 horas del anuncio.
Pero #Sophia_calls_for_dropping_guardianship (Sophia, llamadas a retirar el tutelaje) se usó unas 10.000 veces para protestar por el hecho de que ella tenga más derechos que mujeres de ese país.
Según el sistema legal del país oriental, cada mujer se ve forzada a tener siempre un acompañante masculino a su lado, normalmente un miembro de su familia o alguien con la autoridad suficiente para ejercer como tal.
«Sophia no tiene guardián, ni lleva abaya ni se cubre. ¿Cómo así?», se quejó un usuario de Twitter.
Otra publicación compartida en la red social mostraba la imagen del rostro del robot cubierto con velo islámico. El título: «Así se vería Sophia después de un tiempo».
En los últimos meses, las autoridades del reino saudí han anunciado algunas reformas que afectan a las mujeres que residen en él.
Por ejemplo, ahora pueden participar en el Día Nacional de Arabia Saudita, ingresar a estadios y manejar autos.
El reino, considerado ultraconservador, tiene algunas de las restricciones más estrictas del mundo para las mujeres.
Aunque el país también está buscando la manera de diversificar la economía para no depender tanto del petróleo. Y la robótica y la tecnología forman parte de las nuevas políticas de Mohámed bin Salmán, el príncipe heredero del país, para 2030.
Permiso especial
Además de la discusión en la que se comparaba a Sophia con las mujeres de Arabia Saudita, hubo otro debate en internet sobre su facilidad y rapidez a la hora de conseguir la ciudadanía de ese país.
«Este robot obtuvo la ciudadanía saudí antes de los «kafala» (trabajadores con un visado especial) que han vivido en el país toda su vida», escribió el periodista Murtaza Hussain.
Bajo esa ley, los trabajadores extranjeros no pueden abandonar el país sin el permiso de sus jefes, lo cual limita enormemente sus derechos de movilidad y residencia, explica la periodista de la BBC Rozina Sini.
El país del golfo Pérsico tiene miles de trabajadores extranjeros en esa situación, añade Sini.
«Un robot humanoide llamado Sophia obtuvo la ciudadanía saudita, mientras millones siguen sin Estado», dijo el periodista británico-libanés Kareem Chahayeb. «Vaya época ésta para vivir».
Fuente: bbc.com