Investigadores de Cornell y Carnegie Mellon crean máquina de tejer capaz de fabricar formas 3D sólidas como una impresora

Nueva máquina de tejer añade puntos en cualquier dirección para construir objetos tridimensionales con capas y curvas, con potencial para aplicaciones médicas y materiales avanzados.

  • Máquina de tejer en 3D.
  • Objetos sólidos, no solo telas.
  • Puntadas en cualquier dirección.
  • Prototipo aún lento, pero prometedor.
  • Potencial en medicina, diseño, sostenibilidad.
  • Inspirado en la impresión 3D, pero con hilo.

Una máquina de tejer que construye objetos sólidos en 3D

Una nueva máquina de tejer experimental cambia por completo lo que se puede hacer con hilo: no más tejidos planos, sino formas tridimensionales sólidas, capaces de sostenerse por sí solas. El prototipo, desarrollado por investigadores de Cornell y Carnegie Mellon, teje en todas direcciones: hacia adelante, hacia atrás y en diagonal. Eso abre un abanico enorme de posibilidades en diseño, fabricación y sostenibilidad.

A diferencia del tejido tradicional, que genera superficies bidimensionales, esta máquina funciona más como una impresora 3D de hilo: añade capa tras capa de puntos hasta formar estructuras completas y autosuficientes.

El profesor François Guimbretière, uno de los creadores, lo resume con claridad: «No solo demostramos que es posible, sino que la manera en que se conectan los puntos nos da una flexibilidad enorme para controlar el material». Y esa flexibilidad no es solo técnica: también es creativa y funcional.

Ingeniería e intuición en una sola máquina

El proyecto, presentado en el ACM Symposium on User Interface Software and Technology en Busan, Corea, es fruto de años de pruebas, ajustes y algo de ingeniería casera: Guimbretière comenzó a construir el prototipo en su propio sótano durante la pandemia, con partes impresas en 3D y mucha inventiva.

La máquina usa un bloque de agujas de 6×6, cada una equipada con ganchos dobles simétricos que permiten realizar diferentes tipos de puntos. Las dos mitades del gancho se mueven de forma independiente, lo que permite controlar si se hace un punto derecho o uno revés. El cabezal que dispensa el hilo se mueve libremente sobre la cuadrícula, lo que da libertad total para crear formas complejas, con volumen, texturas y sobre todo: propósito.

Lo más revolucionario está en la programación: el equipo ha desarrollado una biblioteca de código específica para cada tipo de punto, lo que permite automatizar diseños y adaptarlos a diferentes necesidades, materiales o funciones.

Mucho más que formas: implicaciones reales

Por ahora, la máquina puede crear formas como una C o una pirámide, lo que ya demuestra su capacidad de tejer con voladizos y transiciones entre planos. Aunque todavía es lenta y comete errores (se le escapan puntos o atrapa el hilo en agujas equivocadas), las bases ya están ahí: se puede escalar fácilmente añadiendo más agujas.

Pero lo realmente interesante está en las aplicaciones potenciales. En medicina, por ejemplo, se podrían tejer estructuras personalizadas para imitar ligamentos, venas o tejidos blandos. A diferencia de otras técnicas, el tejido sólido permite ajustar la rigidez y el grosor con precisión, algo clave para replicar estructuras biológicas complejas. Esto no es solo teoría: hay investigaciones activas en biofabricación que ya están explorando materiales flexibles basados en tejidos.

También hay posibilidades en el mundo de la moda, el mobiliario o el diseño de calzado. Marcas sostenibles podrían crear productos a medida, sin desperdicio de materiales, ni necesidad de costuras ni ensamblajes. Además, los tejidos tridimensionales permiten reducir el uso de materiales compuestos no reciclables que suelen emplearse en objetos rígidos. Aquí el hilo, una fibra natural o reciclada, se convierte en la estructura principal del producto.

Potencial

Este tipo de tecnología abre caminos para una producción textil más local, más adaptable y mucho más limpia. Al poder tejer formas completas en un solo proceso, se elimina la necesidad de moldes, cortes o ensamblajes, lo que reduce considerablemente el desperdicio. Además, con materias primas biodegradables o reciclables, el impacto ambiental puede ser mínimo.

Si se logra escalar y perfeccionar, esta máquina podría integrarse en talleres urbanos, fábricas descentralizadas o incluso en centros de reparación comunitarios, donde se produzcan piezas bajo demanda, ajustadas a necesidades reales, no a inventarios masivos.

También permitiría una personalización radical sin encarecer los procesos, algo clave en una economía circular. Por ejemplo, se podrían fabricar férulas médicas personalizadas, calzado ergonómico o componentes de mobiliario sin residuos.

Y aunque aún es un prototipo, el principio que lo guía –crear volumen con hilo, sin costuras ni moldes– puede marcar una diferencia real si se cruza con otras tecnologías limpias. Una sinergia posible: combinarlo con hilos reciclados impresos con biopolímeros o fibras naturales tratadas de forma sostenible.

En tiempos donde la fabricación necesita repensarse desde la raíz, este invento tiene algo valioso: no solo construye formas, también construye posibilidades.

Fuente: ecoinventos.com

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