Los 12 menores de Tailandia y su entrenador ya fueron rescatados de la cueva en la que quedaron atrapados por una inundación repentina el pasado 23 de junio.
Durante todo este tiempo, uno de los elementos que más contribuyeron a organizar el rescate y rebajar la ansiedad de los pequeño en la cueva fue la posibilidad de comunicarse con el exterior gracias a la tecnología de comunicaciones móviles de emergencia desarrollada por la empresa Maxtech Networks.
La realidad sobre el terreno fue que los primeros intentos de rescate, luego de localizar a los desaparecidos, se vieron obstaculizados no solo por las aguas crecientes, sino por la falta de comunicación entre los rescatistas, ya que los sistemas de comunicación no podían funcionar en la complejidad de las cuevas subterráneas.
De este modo, según explica el director ejecutivo de Maxtech, Uzi Hanuni, el operativo tailandés se fijó en una tecnología que podía ofrecer una solución viable a la falta de comunicaciones. Fue así como contactaron con la empresa israelí, que desde el principio puso todo de su parte para llevar hasta el lugar, de forma desinteresada, los equipos y el personal para enseñar a utilizarlos. Así, el pasado 25 de junio, Yuval Zalmanov, ingeniero de software de Maxtech, se subió a un avión con 20 unidades de radio Max-Mesh de emergencia de la empresa con destino a Tailandia. Todo estaba dispuesto dos días después de encontrar al grupo de menores desaparecidos.
Zalmanov se integró con el equipo de rescate, compuesto por fuerzas especiales tailandesas y expertos internacionales del Reino Unido, China, Australia, Estados Unidos, España y muchos más países. El despliegue internacional fue extraordinario, así como el seguimiento a través de los medios de comunicación del mundo entero.
El dispositivo de Maxtech se parece a un simple walkie talkie, pero incluye sofisticados algoritmos que permiten a sus usuarios comunicarse entre sí a una distancia de hasta tres kilómetros y con muros entre medias.
Hanuni detalla que el sistema de su empresa aporta transmisión de voz, datos y vídeo, y cuenta con autonomía suficiente para diez horas de uso continuado. «Estas cuevas son un entramado muy largo y complejo, por lo que no se pueden enviar mensajeros de un lado a otro a través de ellas constantemente. Y los buzos necesitan estar en contacto constante con su base para que todos sepan dónde están. Ningún otro sistema podría funcionar aquí, excepto el nuestro», asegura.
Fuente: Agencias