Los restos de los aparatos que enviamos al espacio, desde fragmentos de cohetes a satélites que han quedado obsoletos, conforman una inmensa nube de chatarra que rodea la Tierra. Esta creciente acumulación de basura tecnológica en la órbita terrestre preocupa cada vez más a los expertos.
No solo podría estrellarse contra nuestro planeta, sino también contra naves, cargueros o contra la mismísima Estación Espacial Internacional, que ya ha tenido que ejecutar maniobras para evitar una colisión en más de una decena de ocasiones.
En vista de que la situación va a agravarse durante los próximos años —la minería espacial está en camino y el precio de los satélites no hace más que bajar— y que no parece que vayamos a mudarnos de planeta de forma inminente, la única opción pasa por buscar alternativas para paliar el problema.
Si no podemos evitar producir más desperdicios, ¿por qué no eliminarlos de un plumazo? Aunque pueda sonar algo descabellada, esta estrategia de la destrucción es la que barajan tanto científicos como agencias espaciales.
Apunten, ¡fuego!
Los últimos han sido un equipo de ingenieros chinos que sugieren usar tecnología láser para calcinar la chatarra cósmica. En un estudio publicado en la revista académica Optik, proponen colocar estaciones espaciales en torno a nuestro planeta desde las que destruir la basura espacial con láser.
El método puede aplicarse tanto para hacer que los fragmentos ardan en la atmósfera antes de golpear la superficie como para desviarlos y evitar posibles colisiones fuera de esta frontera gaseosa.
Aunque no lo han probado en una situación real, los investigadores han simulado cómo una de estas estaciones podría apuntar y destruir fragmentos menores de 10 centímetros disparando 20 pulsos de luz por segundo durante dos minutos.
Pero esta capacidad es también uno de sus puntos débiles: de momento, solo pueden acabar con pedazos muy pequeños. Y tampoco está demasiado claro cómo se podrían construir las estaciones orbitales que han diseñado o si podrían constituir armas potenciales.
Un ‘atrapasatélites’ magnético
A principios del año pasado, la agencia espacial japonesa (JAXA) lanzaba la nave no tripulada Kounotori 6 rumbo a la Estación Espacial Internacional en una misión de prueba. Se trataba del primer experimento para limpiar las inmediaciones de la Tierra de chatarra.
La sonda nipona estaba equipada con un cable de 700 metros de largo que, teóricamente, debía emitir una corriente eléctrica y magnetizarse para generar una fuerza que sacara a Kounotori 6 de su órbita. Sus creadores planeaban utilizar estos filamentos para atrapar y desviar satélites moribundos.
Sin embargo, todo quedó en un intento fallido: a pesar de los intentos de JAXA, el artefacto no pudo extender el cable.
Pesca espacial
Otra de las alternativas que se postulan como método para eliminar la basura espacial son las redes orbitales. La idea forma parte del programa Edeorbit, un proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA) para probar un artefacto que, utilizando una red o un brazo robótico, capture satélites y los dirija a la atmósfera para que se incendien.
La ESA no está sola en su periplo. Tanto la agencia espacial japonesa como un consorcio liderado por la Comisión Europea planean lanzar sendas misiones de limpieza espacial para probar redes que atrapen fragmentos de chatarra y los desvíen de su órbita para destruirlos.
Un sistema de frenado cósmico
Los investigadores del Centro de Investigación Ames de la NASA también han optado por el láser. Su plan consiste en disparar rayos láser de unos 5 kilovatios de potencia desde la Tierra para frenar los pedazos de basura espacial y cadáveres de satélites y obligarlos a entrar en la atmósfera.
Un equipo de investigadores de la red de laboratorios científicos RIKEN, en Japón, también plantean emitir pulsos láser, pero desde la Estación Espacial Internacional. El proyecto consiste, básicamente, en convertir un telescopio espacial en una especie de cañón láser galáctico.
Todavía están lejos de convertirse en proyectos viables, pero desarrollar la tecnología necesaria para destruir desechos orbitales se ha convertido en uno de los principales objetivos de investigadores y agencias espaciales. Se estima que existen 170 millones de fragmentos de basura espacial flotando alrededor de la Tierra y la NASA ya pierde de tres a cuatro satélites al año por su culpa. Si no ponen remedio, el número aumentará en los próximos años.
Fuente: cienciaxplora.com