Una hormona con ‘efecto afrodisíaco’ muestra su utilidad en el tratamiento de la infertilidad

En torno a una de cada cuatro parejas del mundo occidental –y cerca de un 15 por ciento de las españolas– padece problemas de infertilidad, esto es, la imposibilidad de lograr la concepción natural de un hijo tras 12 meses de relaciones sexuales sin el uso de métodos anticonceptivos. Unos problemas que, si bien pueden tener una causa biológica –sobre todo, la edad ‘avanzada’ de los progenitores–, tiene en muchos casos un origen psicosexual. Un aspecto muy a tener en cuenta dado que la mayoría de terapias se dirigen solo a los aspectos meramente biológicos de la enfermedad. De ahí la importancia de un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores del Colegio Imperial de Londres (Reino Unido), en el que se sugiere que los trastornos psicosexuales, y por tanto un gran número de casos de infertilidad, podrían tratarse de forma eficaz con la administración de una única hormona –la denominada ‘kisspeptina’.

Como explica Waljit Dhillo, director de esta investigación publicada en la revista Journal of Clinical Investigation, “la mayoría de los estudios y los tratamientos para la infertilidad desarrollados hasta el momento se han centrado en los factores biológicos que dificultan que una pareja pueda concebir de forma natural. No hay duda de que estos factores representan una parte fundamental de la reproducción, pero el papel que el cerebro y el procesamiento emocional juegan en este proceso es también muy importante y únicamente parcialmente conocido”.

Efecto ‘afrodisíaco’

La kisspeptina es una hormona codificada por el gen ‘Kiss1’, gen inicialmente conocido por su papel supresor de las metástasis del cáncer de mama y el melanoma en humanos. Tal es así que esta kisspeptina se denominó originalmente como ‘metastina’. Sin embargo, cada vez son mayores las evidencias de que la misión principal de esta kisspeptina es la de estimular la producción por el organismo de otras hormonas de reproductiva, caso muy especialmente de las gonadotropinas que, como la hormona luteinizante (HL) o la hormona estimulante del folículo (FSH), promueven la maduración sexual durante la pubertad y la producción de las células sexuales –o ‘gametos’–. Entonces, la administración de la kisspeptina, ¿puede resultar útil para tratar los trastornos posicosexuales y, por ende, la infertilidad?

Para responder a esta pregunta, los autores contaron con la participación de 29 varones jóvenes heterosexuales a los que administraron una inyección de kisspeptina o de placebo, tras lo cual evaluaron por pruebas de imagen sus respuestas cerebrales a distintos estímulos.

Concretamente, los investigadores mostraron a los participantes una serie de imágenes en las que las parejas mostraban un comportamiento bien ‘romántico’, bien simple y llanamente ‘sexual’. Y de acuerdo con los resultados, aquellos que recibieron la inyección con la hormona mostraron una actividad potenciada en sus estructuras cerebrales implicadas en la excitación sexual o en el romance. Tal es así que, a juicio de los investigadores, la kisspeptina potencia los circuitos del comportamiento asociados con el sexo y con el amor.

Como refiere Waljit Dhillo, “nuestros primeros hallazgos son, además de novedosos, muy emocionantes dado que sugieren que la kisspeptina juega un papel en la estimulación de algunas de las emociones y respuestas que conllevan al sexo y a la reproducción. Así, nuestro próximo objetivo será evaluar si la kisspeptina puede suponer un tratamiento efectivo para los trastornos psicosexuales y, cuando menos potencialmente, para ayudar al incontable número de parejas que tiene dificultades para concebir”.

¿También para la depresión?

Es más; las imágenes mostradas a los participantes no solo fueron de contenido ‘romántico’ o sexual. También había imágenes con un contenido emocionalmente negativo y neutro, así como caras de personas felices, temerosas o con una expresión neutra. Y en este sentido, ¿qué mostraron las resonancias magnéticas del cerebro? Pues en el caso de las caras o de las imágenes con un contenido emocionalmente neutro, no se observaron diferencias entre las respuestas inducidas por la kisspeptina o por el placebo.

Por el contrario, y en el caso de las imágenes con un contenido emocionalmente negativo, los voluntarios tratados con la hormona mostraron una potenciación de la actividad en las estructuras cerebrales relacionadas con la regulación de las emociones negativas. Un resultado, además, que fue confirmado por los resultados de los cuestionarios para evaluar el estado anímico, en los que se observó que los participantes que recibieron la inyección de kisspeptina experimentaron una reducción de su estado anímico negativo.

Entonces, ¿es posible que la kisspeptina también pueda ser algún día utilizada en el tratamiento de la depresión?

Como concluye Alexander Comninos, co-autor de la investigación, “nuestro trabajo muestra que la kisspeptina no solo potencia la actividad cerebral asociada al sexo y al romanticismo, sino que también alivia los estados anímicos negativos. Un resultado que sugiere la interesante posibilidad de que la kisspeptina pueda tener utilidad en el tratamiento tanto de los trastornos psicosexuales como de la depresión, graves problemas de salud que en muchas ocasiones cursan de manera conjunta”.

Fuente: abc.es