Si tu infancia involucró incontables horas jugando Pokémon, lo más probable es que tu cerebro haya desarrollado su propio ‘Pokédex’, dice la ciencia.
Se trata de un pliegue ubicado justo detrás de nuestros oídos, en el llamado surco occipitotemporal, que se activa al ver criaturas Pokémon conocidas, como Pikachu, Charmander o Squirtle, por mencionar apenas algunos ejemplos.
Esta es la conclusión de un estudio realizado por expertos de Stanford y publicado en la revista especializada Nature Human Behavior, la cual ayuda a los especialistas a resolver dos misterios relacionados con nuestro sistema visual.
El primero es “por qué tenemos regiones cerebrales que responden a las palabras y las caras pero no a, digamos, los autos”, dijo Jesse Gómez, principal autor de esta investigación. En segundo es “por qué (la actividad) aparece en el mismo lugar en el cerebro de todos”.
Gómez no solo es experto en psicología, sino que también fue ‘entrenador Pokémon’. “Jugué sin parar desde los 6 o 7 años”, recordó. “Y seguí jugando a lo largo de mi infancia mientras Nintendo seguía lanzando nuevas versiones”.
Fue así que pensó: si la exposición en la primera infancia es crítica para desarrollar ciertas regiones del cerebro, entonces el suyo y el de otras personas que jugaron Pokémon cuando eran niños deberían responder de manera diferente a los Pokémon que a otro tipo de estímulos.
“Lo que fue único de Pokémon es que hay cientos de personajes, y tienes que saber todo sobre ellos para poder jugar el juego con éxito”, comentó Jesse Gómez. Además, “el juego te recompensa por individualizar a cientos de estas pequeñas criaturas. Pensé: Si no consigues una región para eso, entonces nunca va a suceder”, agregó.
Emocionado, Gómez le propuso la idea a su asesor. “Pensé: Esto nunca va a funcionar”, confesó Kalanit Grill-Spector, profesor de psicología en la Escuela de Humanidades y Ciencias de Stanford.
Sin embargo, cuanto más la consideraron, más se dieron cuenta de que tenían todos los ingredientes para un experimento realmente bueno, ya que el primer juego de Pokémon se lanzó en 1996 y fue jugado por niños de tan solo 5 años, muchos de los cuales siguieron jugando versiones posteriores del juego hasta la adolescencia e incluso en la edad adulta temprana.
Los juegos no solo exponían a estas personas a una corta edad a los mismos personajes una y otra vez, sino que también los recompensaban cuando ganaban una batalla de Pokémon o agregaban un nuevo personaje a la enciclopedia del juego llamada Pokédex.
Finalmente se puso en marcha el experimento con ayuda de adultos voluntarios que jugaron Pokémon de pequeños. A cada uno de ellos se le tomó una resonancia magnética al tiempo que se le mostraron personajes Pokémon aleatorios.
Como se esperaba, sus cerebros respondieron “más” a las imágenes “en comparación con un grupo de control que no había jugado nunca Pokémon”, explicaron los expertos en el estudio.
“Inicialmente usé solo personajes Pokémon del juego para GameBoy pero, luego, utilicé también personajes de la caricatura”, detalló Gómez. “A pesar de que los personajes de los dibujos animados estaban menos pixelados, activaron de la misma manera la misma región del cerebro”.
El sitio de las actividades cerebrales Pokémon también fue el mismo en todos los individuos.
“Creo que una de las lecciones de nuestro estudio es que estas regiones cerebrales que son activadas por nuestra visión central son particularmente maleables a una amplia experiencia”, dijo Grill-Spector. Los nuevos hallazgos son evidencia de que nuestros cerebros son capaces de cambiar en respuesta al aprendizaje experiencial desde una edad muy temprana, añadió.
Kalanit Grill-Spector destacó un dato extra: todos los voluntarios que jugaron Pokémon se convirtieron en adultos exitosos. “A los padres les diría que las personas que fueron escaneadas aquí tienen sus doctorados”, subrayó. “Todos lo están haciendo muy bien”.
Fuente: tecreview.tec.mx