Según la ciencia, “comerse los mocos” otorga beneficios a la salud
Tanto en niños como adultos es un hábito absolutamente común. Los más chicos lo hacen casi instintivamente: cuando la mucosidad nasal no les permite respirar o les molesta se llevan la mano a la cara y, con ayuda de los dedos y las uñas, la retiran. Pero muchos de ellos proceden después, por alguna razón, a introducírsela en la boca.
Los mayores tienden a reprenderlos. Si bien en adultos el hábito es condenado y tildado como desagradable, todavía sigue siendo una conducta habitual. En la intimidad o no -como fue el caso del director técnico de la selección de fútbol alemana, Joachim Low- muchos adultos gustan de llevar lo que está en sus narices a sus bocas.
Según un reciente estudio, personas de todas las edades deberían hurgarse la nariz, comerse los mocos y, por si fuera poco, animar a sus hijos a hacer lo mismo. De acuerdo con la investigación, publicada por el National Center for Biotechnology Information de Canadá, los mocos pueden tener muchos beneficios para la salud. Proteger los dientes, por ejemplo.
Las secreciones nasales contienen mucinas salivales (proteínas macromoleculares) que forman una barrera contra las bacterias que pueden provocar la aparición de caries. Tras estas conclusiones, los investigadores que dirigieron el estudio están buscando, por ejemplo, formas de crear “mocos sintéticos” que puedan consumirse en forma de chicle o de dentífrico.
Sin embargo, la salud dental no es el único impacto positivo que tiene comerse los mocos. Según el periódico británico The Independent, existen pruebas científicas de que la mucosa presente en las secreciones nasales es una defensa eficaz contra las infecciones respiratorias o las úlceras estomacales.
Por otro lado, según el especialista austríaco en neumología Friedrich Bischinger, las personas que se hurgan la nariz están en mejor sintonía con su cuerpo. Y sugirió que la sociedad debería esforzarse por deshacerse del estigma que rodea al acto de comerse los mocos y animarse a hacerlo con fruición.
“Ingerir los restos de mucosidad seca es una forma ideal de reforzar el sistema inmunitario. Desde el punto de vista médico, es recomendable y es una actividad completamente natural”, aseguró Bischinger. “Para el sistema inmunitario, la nariz es un filtro en el que se acumula una gran cantidad de bacterias y cuando esta mezcla llega a los intestinos, funciona igual que una medicina”.
Pero la sociedad condenó esta práctica por una razón: para comerse los mocos primero hay que sacarlos de la nariz. Según el otorrinolaringólogo estadounidense Erich Voigt, hay varios motivos por los que no habría que hurgarse la nariz. El doctor Voigt explicó que la entrada de gérmenes en la nariz combinada con el acto de hurgar puede provocar abrasiones. Estas abrasiones sangran, lo que “fomenta la aparición de gérmenes, costras e irritaciones”.
Además, el especialista también señaló que hurgarse la nariz puede ser perjudicial porque puede provocar hemorragias nasales graves. “El riesgo sanguíneo es muy abundante en esa zona: hay cinco arterias que llegan a la parte delantera de la nariz”, puntualizó. “A causa de la abrasión, pueden producirse hemorragias nasales. Muchas veces, los niños se las provocan por hurgarse”.
Si bien el acto concreto de meterse los dedos en la nariz puede ser nocivo, la investigación científica sobre la mucosidad nasal en particular parece demostrar que ingerirla no puede ser más que beneficioso.
Fuente: infobae.com