Nueva y poderosa arma contra las superbacterias, que las ataca de una forma inusual
Un nuevo y potente antibiótico, aislado de bacterias que no se habían podido estudiar antes, parece capaz de combatir bacterias dañinas e incluso “superbacterias” multirresistentes.
Bautizado como clovibactina, parece matar a las bacterias de una forma poco habitual, lo que dificulta que éstas desarrollen resistencia alguna contra él, según publican investigadores de la Universidad de Utrecht (Países Bajos), la Universidad de Bonn (Alemania), el Centro Alemán de Investigación de Infecciones (DZIF), la Universidad Northeastern de Boston (Estados Unidos) y la empresa NovoBiotic Pharmaceuticals en la revista ‘Cell’.
La resistencia a los antimicrobianos es un grave problema para la salud humana y los investigadores de todo el mundo buscan nuevas soluciones. “Necesitamos urgentemente nuevos antibióticos para combatir las bacterias cada vez más resistentes a la mayoría de los antibióticos de uso clínico”, afirma Markus Weingarth, investigador del Departamento de Química de la Universidad de Utrecht.
Sin embargo, el descubrimiento de nuevos antibióticos es todo un reto: en las últimas décadas se han introducido pocos antibióticos nuevos en las clínicas, y además suelen parecerse a antibióticos más antiguos ya conocidos.
“La clovibactina es diferente –afirma Weingarth–. Como la clovibactina se aisló de bacterias que antes no se podían cultivar, las bacterias patógenas no han visto antes un antibiótico así y no han tenido tiempo de desarrollar resistencia”.
La clovibactina fue descubierta por NovoBiotic Pharmaceuticals, una pequeña empresa estadounidense en fase inicial, y el microbiólogo Kim Lewis, de la Universidad Northeastern de Boston. Anteriormente, desarrollaron un dispositivo que permite cultivar “materia oscura bacteriana”, que son las llamadas bacterias no cultivables. Curiosamente, el 99% de las bacterias son “incultivables” y hasta ahora no se podían cultivar en laboratorios, por lo que no se podían extraer nuevos antibióticos. Utilizando el dispositivo, denominado iCHip, los investigadores estadounidenses descubrieron la clovibactina en una bacteria aislada de un suelo arenoso de Carolina del Norte: ‘E. terrae ssp. Carolina’.
NovoBiotic Pharmaceuticals ha demostrado que la clovibactina ataca con éxito un amplio espectro de patógenos bacterianos. También se utilizó con éxito para tratar ratones infectados con la superbacteria ‘Staphylococcus aureus’.
La clovibactina parece tener un mecanismo de destrucción poco habitual. Se dirige no sólo a una, sino a tres moléculas precursoras diferentes, todas ellas esenciales para la construcción de la pared celular, una estructura similar a una envoltura que rodea a las bacterias. Así lo descubrió el grupo de la profesora Tanja Schneider, de la Universidad de Bonn (Alemania), una de las coautoras del estudio.
“El mecanismo de ataque multiobjetivo de la clovibactina bloquea la síntesis de la pared celular bacteriana simultáneamente en diferentes posiciones –explica–. Esto mejora la actividad del fármaco y aumenta sustancialmente su robustez frente al desarrollo de resistencias”.
El equipo del doctor Markus Weingarth, de la Universidad de Utrecht, desentrañó cómo bloquea exactamente la clovibactina la síntesis de la pared celular bacteriana. Utilizaron una técnica especial llamada resonancia magnética nuclear (RMN) en estado sólido que permite estudiar el mecanismo de la clovibactina en condiciones similares a las de las bacterias.
“La clovibactina envuelve el pirofosfato como un guante bien ajustado. Como una jaula que encierra a su objetivo”, afirma Weingarth. De ahí el nombre de clovibactina, derivado de la palabra griega ‘Klouvi’, que significa jaula. Lo destacable del mecanismo de este antibiótico es que sólo se une al pirofosfato inmutable que es común a los precursores de la pared celular, pero ignora la parte variable de azúcar-péptido de las dianas. “Como la clovibactina sólo se une a la parte inmutable y conservada de sus dianas, a las bacterias les resultará mucho más difícil desarrollar resistencia contra él. De hecho, en nuestros estudios no observamos ninguna resistencia a la clovibactina”, asegura.
Además, al unirse a las moléculas diana, la clovibactina se autoensambla formando grandes fibrillas en la superficie de las membranas bacterianas. Estas fibrillas son estables durante mucho tiempo y garantizan que las moléculas diana permanezcan secuestradas el tiempo necesario para eliminar las bacterias.
Dado que estas fibrillas sólo se forman en las membranas bacterianas y no en las humanas, es de suponer que también son la razón por la que la clovibactina daña selectivamente las células bacterianas pero no es tóxica para las humanas”.
“Como estas fibrillas sólo se forman en las membranas bacterianas y no en las humanas, es de suponer que también son la razón por la que la clovibactina daña selectivamente las células bacterianas pero no es tóxica para las humanas –afirma Weingarth–. Por tanto, la clovibactina tiene potencial para el diseño de terapias mejoradas que maten a los patógenos bacterianos sin desarrollar resistencias”.
Fuente: infosalus.com