Moléculas que se activan por la luz para controlar la actividad de los receptores de glutamato
Desde hace unos pocos años se trabaja en el desarrollo de los llamados fármacos o moléculas ‘fotoconmutadoras covalentes’ o TCP (del inglés ‘targeted covalent photoswitches’). Son moléculas cuya estructura se puede cambiar con luz. Ese cambio de forma hace que la molécula sea reconocida o no por un receptor biológico y que, por tanto, se acople a él como lo haría una llave a una cerradura. Ese acoplamiento hace que el receptor se active o no, lo que desencadena a su vez la actividad.
Un trabajo publicado recientemente en la revista Cell Chemical Biology y liderado por Amadeu Llebaria, del Instituto de Química Avanzada del CSIC en Catalunya (IQAC) del CSIC, Pau Gorostiza, científico ICREA en el Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC), y Cyril Goudet, del Instituto de Genómica Funcional del CNRS de Francia, ha presentado unas nuevas moléculas de este tipo.
En este caso, los científicos han conseguido una molécula que cambia de forma al recibir luz violeta y que se acopla al receptor de glutamato, lo que hace que éste último disminuya o aumente su actividad. El uso controlado de la luz permitiría un uso localizado y preciso de esa molécula.
Los receptores de glutamato están implicados en las transmisiones sinápticas del sistema nervioso central. Están implicados en multitud de procesos, como la percepción del dolor, la memoria, o la regulación motora. Igualmente, la alteración de su actividad se asocia a distintas enfermedades, por lo que constituyen puntos de acción interesantes para el desarrollo de fármacos.
En un comentario publicado en la misma revista, Ferdinando Nicoletti , un experto mundial en receptores de glutamato, destaca la importancia y novedad de la investigación. Además, destaca el potencial de los compuestos fotoactivables en la investigación de fármacos para enfermedades como el Parkinson y su posible aplicación en tratamientos localizados en dolor.
Se podría plantear su uso para estudios biológicos del sistema nervioso central, o para evaluar moléculas en nuevas terapias. Igualmente, explica Amadeu Llebaria, se puede pensar su aplicación en fármacos que actúen de forma controlada en una zona determinada del cerebro y activarlos con ‘microleds’ implantables en el cuerpo. El trabajo aún está en la fase de lo que denominan prueba de concepto, en la cual se intenta demostrar si la estrategia es posible o no.
Estas moléculas podrían abrir la puerta a un tratamiento personalizado y mejorado de enfermedades mediante un diagnóstico previo específico y un ajuste personalizado del fármaco. Además, el uso de este tipo de fármacos podría llevar a un control preciso del sitio de acción y del ajuste de la duración de sus efectos, en línea con las nuevas tendencias de la ‘medicina de precisión’.
En el trabajo también han participado científicos de la Universitat Autònoma de Barcelona y el Centro de investigación Biomédica en red CIBER-BNN.