Los cerebros de los hombres se encogen más rápido: ¿por qué entonces el Alzheimer afecta más a las mujeres?

Un nuevo estudio revela que los hombres envejecen cerebralmente a mayor velocidad, pero esta diferencia no explica el predominio femenino en los diagnósticos de Alzheimer

Un nuevo estudio de seguimiento a largo plazo, publicado recientemente en Proceedings of the National Academy of Sciences, ha arrojado una observación sorprendente: los hombres experimentan una pérdida de volumen cerebral más rápida y extensa que las mujeres al envejecer.

Sin embargo, este fenómeno no parece tener una relación directa con la prevalencia del Alzheimer, enfermedad que afecta casi al doble de mujeres que hombres. Durante décadas, la ciencia ha intentado descifrar las raíces de esta disparidad. Si el envejecimiento cerebral fuera el principal motor del Alzheimer, se esperaría que los hombres, con mayor pérdida neuronal, lideraran las estadísticas.

Pero el nuevo análisis (que recopiló más de 12.600 resonancias magnéticas longitudinales de 4.726 adultos sanos, entre 17 y 95 años) desafía esta suposición. Al contrario, subraya que las causas del Alzheimer podrían estar más allá de lo visible en los escáneres cerebrales tradicionales.

El estudio no se limitó a medir la densidad de la materia gris: también analizó regiones clave vinculadas a la memoria y la percepción corporal, como el hipocampo o la corteza postcentral. En promedio, esta última se redujo un 2 % anual en los hombres y un 1,2 % en las mujeres. Otras zonas profundas del cerebro, como el núcleo accumbens o el putamen, también mostraron un deterioro más acusado en la población masculina, especialmente a partir de la vejez.

«Entender cómo envejece un cerebro sano es esencial para comprender las enfermedades neurodegenerativas», explica la neuropsicóloga Fiona Kumfor, de la Universidad de Sídney. El trabajo, añade, ayuda a refinar la mirada sobre las diferencias neurológicas entre hombres y mujeres a lo largo del ciclo vital.

Los investigadores controlaron variables como el tamaño del cráneo o el nivel cognitivo de partida, y todos los participantes estaban libres de síntomas de deterioro. Esto ha permitido observar el envejecimiento cerebral “natural”, sin interferencias clínicas.

Un sistema multifactorial

En las mujeres solo se detectó una reducción destacable en el banco del surco temporal superior, además de una expansión más pronunciada de los ventrículos cerebrales en edades avanzadas, un signo clásico de envejecimiento, aunque menos severo que la pérdida volumétrica observada en los hombres.

En conjunto, los resultados refuerzan una idea ya conocida: el cerebro masculino envejece antes, pero eso no basta para explicar por qué el Alzheimer afecta más a las mujeres. Otros factores parecen intervenir, como la mayor esperanza de vida femenina, los cambios hormonales tras la menopausia o posibles sesgos en los criterios diagnósticos.

Kumfor insiste en que las enfermedades neurodegenerativas son demasiado complejas para reducirlas a la simple atrofia por edad. Por eso aboga por estudios que sigan en tiempo real la evolución del cerebro en personas ya diagnosticadas.

Aun así, el trabajo tiene limitaciones. La muestra incluye, en su mayoría, individuos con alto nivel educativo, un factor protector frente al deterioro cognitivo que no refleja la diversidad real de la población. Tampoco se han considerado variables como la etnicidad o la edad de la menopausia. De hecho, al ajustar los resultados según el nivel educativo, algunas diferencias entre sexos desaparecen. Y cuando se comparan hombres y mujeres con la misma esperanza de vida (en lugar de la misma edad cronológica), el ritmo de envejecimiento cerebral resulta prácticamente idéntico.

El estudio deja, así, una conclusión matizada: el cerebro de los hombres se encoge antes, pero el misterio del Alzheimer femenino sigue sin resolverse. Envejecer no es lo mismo que enfermar, y en esa diferencia aún se esconden muchas de las claves de nuestra mente.

Fuente: nationalgeographic.com.es

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