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La sangre de un hombre se volvió tan espesa y blanca que casi lo mata

En vez de sangre, parecía que tuviera leche. Un hombre alemán ha estado a punto de fallecer debido a la grasa que había en su torrente sanguíneo, una enfermedad que se conoce como hipertrigliceridemia. Lo que le ha salvado ha sido un tratamiento médico que no tiene nada del siglo XXI: las sangrías.

La hipertrigliceridemia se da con una concentración de triglicéridos en sangre mayor de 150 mg/dl, y puede llevar a enfermedades coronarias. Hasta tal punto, que el caso de este alemán supuso un reto para los profesionales del Hospital Universitario de Colonia. En general, para esta enfermedad se usa una técnica llamada plasmaféresis, que consiste en extraer el plasma del cuerpo, eliminar los triglicéridos de más y devolver la sangre al paciente. A ello se suma seguir hábitos de vida saludables. Sin embargo, en este caso su sangre era tan viscosa que la máquina se estropeaba: la proporción de triglicéridos era de 18.000 mg / dL.

Ante esta situación, los doctores practicaron en la UCI una sangría, con la que extrajeron dos litros de esa sangre blanca y espesa. Tras ello, la sustituyeron por una concentración de glóbulos rojos, plasma fresco y solución salina. De esta forma consiguieron reducir los niveles de triglicéridos.

Los médicos del Hospital Universitario de Colonia han publicado una carta en la que explican el caso. Creen que es la primera vez que se informa sobre este procedimiento novedoso para sustituir a la plasmaféresis, pero que puede ser una buena alternativa si esta da problemas. «Si la plasmaféresis no se puede realizar debido a una hiperviscosidad extrema, nuestra experiencia demuestra que la sangría convencional con [fluidos de] sustitución puede ser una alternativa efectiva», han dicho.

Una sangre con estos niveles de triglicéridos puede llevar al conocido como síndrome de hiperviscosidad, que lleva a convulsiones y coma. El hombre, de 39 años y que se presentó en el hospital con vómitos y dolor de cabeza, tenía una mala dieta, era obeso y había inclinación genética. Además, era diabético, pero no tomaba siempre la medicación. Dos días antes, había estado en el ambulatorio por náuseas, vómitos, pérdida de peso no deseada y dolores de cabeza en aumento durante varios meses.

Fuente: lasexta.com