El peligro oculto en las bebidas energéticas: qué dice la ciencia sobre su efecto en el corazón

Cada día millones de personas recurren a bebidas energéticas para combatir el cansancio o rendir más. Sin embargo, especialistas de Mayo Clinic advierten que sus efectos sobre el corazón, el metabolismo y el cerebro pueden ser más peligrosos de lo que parece. Qué dice la ciencia y cómo reemplazarlas sin riesgo

Un fenómeno global con efectos ocultos

Prometen energía, concentración y rendimiento inmediato. Las bebidas energéticas se han convertido en un símbolo del estilo de vida acelerado, especialmente entre adolescentes, deportistas y trabajadores que buscan mantenerse activos por más tiempo. Pero detrás de su imagen moderna y su sabor estimulante se esconden efectos que preocupan seriamente a la comunidad médica.

Según un informe de Mayo Clinic, el consumo de estos productos ha aumentado de forma exponencial en la última década y se asocia cada vez más con episodios cardiovasculares, trastornos del sueño y dependencia.

La cardióloga Anna Svatikova, especialista en medicina preventiva, resume el dilema: “Estas bebidas se han vuelto populares porque prometen potenciar el rendimiento físico y mental, pero sus efectos pueden ser engañosos y, en algunos casos, peligrosos”.

Qué contienen y por qué son diferentes al café

A simple vista parecen inocentes, pero su composición revela una combinación potente: cafeína, azúcar y otros estimulantes como taurina, guaraná, ginseng y ginkgo biloba.

Una sola lata puede contener entre 75 y 260 miligramos de cafeína, el equivalente a dos tazas de café, y hasta 70 gramos de azúcar, lo que equivale a 15 cucharaditas.

Esta mezcla no solo dispara los niveles de energía a corto plazo, sino también la frecuencia cardíaca, la presión arterial y los niveles de glucosa en sangre. Además, muchos fabricantes no especifican con precisión la cantidad real de cafeína, especialmente cuando proviene de extractos vegetales o de fuentes sintéticas.

Mientras que una taza de café de 240 ml aporta unos 100 mg de cafeína natural —acompañada de antioxidantes y compuestos beneficiosos—, las bebidas energéticas suelen incluir cafeína sintética concentrada y aditivos que refuerzan su efecto estimulante.

Esa combinación, advierte Mayo Clinic, aumenta el riesgo de dependencia y de reacciones adversas incluso en personas jóvenes y aparentemente sanas.

Efectos en el corazón, la mente y el metabolismo

Las investigaciones clínicas son claras: una sola lata puede elevar la presión arterial en siete milímetros de mercurio en apenas media hora. En individuos sensibles, esto puede traducirse en palpitaciones, arritmias o sensación de agitación.

“El consumo de bebidas energéticas puede aumentar la presión arterial incluso en personas sin antecedentes”, señala Svatikova.

A nivel cerebral, los efectos van más allá del insomnio. Se han documentado episodios de ansiedad, irritabilidad, alteraciones del ánimo y convulsiones en consumidores frecuentes. En el plano metabólico, el exceso de azúcar y cafeína contribuye a la resistencia a la insulina, el aumento de peso y el desgaste hepático y renal.

La combinación con otras sustancias agrava el cuadro. Cerca del 42% de las visitas a emergencias relacionadas con estas bebidas involucran el consumo simultáneo de alcohol, drogas o medicamentos.

La cafeína puede enmascarar el efecto sedante del alcohol, llevando a beber más de lo habitual y aumentando el riesgo de intoxicación o arritmias graves.

Los grupos más vulnerables

Los expertos coinciden en que no existe un nivel seguro de consumo para niños y adolescentes. Su menor peso corporal y su sistema nervioso en desarrollo los hacen más susceptibles a los efectos estimulantes.

Las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, y las personas con hipertensión, ansiedad, arritmias o enfermedades cardíacas, deben evitar por completo este tipo de bebidas.

También se desaconseja su uso previo a la actividad física intensa: el esfuerzo combinado con la estimulación artificial puede sobrecargar el corazón. Los efectos pueden incluir mareos, taquicardia o, en casos extremos, colapso cardiovascular.

Cómo reducir el consumo y qué alternativas elegir

Ante el auge de estos productos y la falta de una regulación uniforme, Mayo Clinic recomienda leer las etiquetas cuidadosamente y elegir versiones con menos cafeína y azúcar.

Los síntomas como temblores, insomnio, palpitaciones o la necesidad de consumir cada vez más para lograr el mismo efecto son señales de alerta que justifican reducir la ingesta o suspenderla con orientación médica.

Como sustitutos más seguros, los especialistas sugieren recurrir a fuentes naturales de energía, como el café, el té verde, la yerba mate o el cacao puro, que además contienen antioxidantes y compuestos antiinflamatorios.

También enfatizan la importancia de hábitos sostenibles: dormir lo suficiente, mantener una hidratación adecuada, alimentarse de forma equilibrada y hacer ejercicio regular.

“Los verdaderos pilares de una vida activa no están en una lata, sino en rutinas que fortalezcan el cuerpo y la mente”, concluye Svatikova.

Fuente: es.gizmodo.com

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