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Descubren la causa del envejecimento prematuro en las personas con VIH

El deterioro crónico del sistema inmune asociado a la infección aumenta el riesgo de desórdenes neurocognitivos, de enfermedades cardiovasculares y de patologías que afectan al hígado y los huesos

Gracias a los avances en los tratamientos, en los últimos diez años el porcentaje de pacientes con VIH mayor de 50 años ha pasado del 8% a más del 50%. Los modelos de predicción señalan que, en 2030, la cifra alcanzará el 75%. En un contexto en el que estas personas cada vez viven más años y con mejor calidad de vida, se hace necesario analizar cuales son las enfermedades a las que están más predispuestos debido a la debilidad crónica de su sistema inmunológico.

Desde hace tiempo se sabe que las personas con VIH viven un proceso acelerado de envejecimiento. De hecho, a un paciente con VIH se le considera de edad avanzada a los 50 años, cuando para la población general el corte está en los 65. Sin embargo, aunque se sospechaba que la inmunosenescencia prematura -el proceso por el que envejecen más rápidamente- estaba vinculada a la infección en sí, y no a los tratamientos con antiretrovirales, hasta ahora no se había demostrado.

Lo ha hecho un estudio del Hospital del Mar Research Institute a través del hallazgo de un biomarcador que permite monitorizar la evolución de los pacientes, su estado inflamatorio y el efecto que tienen los fármacos que se les administran sobre su sistema inmunitario. Para lograrlo, los investigadores analizaron los niveles de las moléculas de microRNA- moléculas pequeñas de ARN que modulan la expresión de otros genes- en la sangre de personas con VIH. Y vieron como una en concreto, miR-21-5p, que está relacionada con la inflamación y con el estrés oxidativo, presentaba niveles mucho más elevados de lo que es habitual. Esto explicaría el mayor riesgo de los afectados a sufrir patologías asociadas al envejecimiento como desórdenes neurocognitivos, enfermedades cardiovasculares y aquellas que afectan al hígado y los huesos.

Para confirmar la hipótesis, el estudio comparó los niveles de este marcador entre un grupo de personas sanas y otro de pacientes «Elite» ( grupo minoritario de personas infectadas por VIH que controlan espontáneamente la infección). Pese a ello, estos pacientes también tenían el miR-21-5p alterado, lo que sugiere que tienen un estado inflamatorio crónico, a pesar de controlar la infección. El hecho que este grupo también tenga este biomarcador elevado permite confirmar que el origen de esta alteración se encuentra en la infección misma y no en el tratamiento con antirretrovirales que reciben las personas con VIH.

«Con este trabajo, demostramos que hay un biomarcador, que está relacionado con inflamación, que nos muestra que el paciente con infección por VIH siempre tendrá un sistema inmunitario alterado, a pesar del tratamiento con antirretrovirales», indicó la investigadora del Grupo de Investigación Musculoesquelética del Hospital del Mar Research Institute y del CIBERFES, Natàlia Garcia-Giralt, según recoge Ep. «Ahora disponemos de una herramienta que demuestra que estas personas, independientemente de si se les administra tratamiento con antirretrovirales o de si controlan por ellas mismas la infección, continúan con un estado inflamatorio crónico que les provoca un envejecimiento prematuro».

Los investigadores consideran que la alteración del marcador se debe a los cambios que la infección por VIH produce sobre el sistema inmunitario de las personas que viven con ella. En este sentido, el jefe de sección del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital del Mar, investigador del Hospital del Mar Research Institute y del CIBERINFEC y profesor asociado de la Universitat Pompeu Fabra, Robert Güerri, explicó que «este biomarcador es uno de los factores que contribuye a la inflamación crónica, continuada y persistente de los pacientes infectados por VIH. También que el tratamiento con antirretrovirales es incapaz de revertir esta vía, hecho que contribuye a mantener un estado inflamatorio crónico, lo que puede explicar su envejecimiento prematuro».

«Este estudio nos demuestra que, a pesar de controlar la infección con los tratamientos antirretrovirales, el virus del VIH deja una huella persistente en las personas que viven con él», aseguró Güerri.

Por este motivo, los autores consideran que monitorizar la evolución de este biomarcador puede ser una herramienta útil para valorar el éxito de los tratamientos, ya que un retorno de sus niveles a la normalidad indicaría la normalización de su sistema inmunitario y de la inflamación que provoca su activación ante la infección por VIH.

Fuente: larazon.es