Salud

Confirmado: las cabinas de bronceado aumentan, y mucho, el riesgo de melanoma

Contrariamente a lo que se pueda pensar, el melanoma no es exclusivo del verano o del buen tiempo. Y es que la exposición al sol –o lo que es lo mismo, a los famosos rayos ultravioleta (UV)– durante el invierno también conlleva riesgo de desarrollar este cáncer de piel. De hecho, la nieve refleja un 80% de la radiación UV, un porcentaje superior al del agua del mar o la arena de la playa. Por tanto, debe requerirse a la población una mayor cautela a la hora de procurarse una piel morena. Más aún, si cabe, cuando como consecuencia del mal tiempo se recurre a fuentes artificiales que intensifican la exposición a los rayos UV como las camas solares –o cabinas de bronceado–. Y es que como confirma un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Oslo (Noruega), el uso de estos dispositivos puede incrementar, y mucho, el riesgo de acabar sufriendo este tipo de cáncer cutáneo.

Como explica Reza Ghiasvand, director de esta investigación publicada en la revista «American Journal of Epidemiology», «nuestro trabajo ofrece una evidencia contundente sobre la existencia de una asociación dosis dependiente entre el uso de cabinas de bronceado y el riesgo de desarrollo de melanoma y refuerza la hipótesis de que la vulnerabilidad a los efectos nocivos de estos dispositivos es mayor en las personas jóvenes».

Cabinas carcinogénicas

Cada año se diagnostican en nuestro país en torno a 5,000 nuevos casos de melanoma, tipo de cáncer de piel que, de no diagnosticarse y tratarse a tiempo, se asocia a una gran mortalidad. De hecho, el melanoma fue responsable solo en 2012 de la muerte de cerca de un millar de españoles. Además, la incidencia de este tipo de cáncer crece cada año un 10%, por lo que debe requerirse una mayor concienciación sobre los riesgos que pueden desencadenar su aparición.

Y exactamente, ¿cuáles son los factores de riesgo del melanoma? Pues, básicamente, tener una piel clara, contar con una edad menor de 18 años o superior a los 65, el hecho de que haya antecedentes de cáncer de piel en la familia, tener más de 50 lunares y, sobre todo, trabajar y practicar deporte al aire libre. Y es que los rayos UV son responsables del daño celular que da lugar a más del 90% de los casos de cáncer de piel.

Además, y dado que el efecto es acumulativo, da igual que la fuente de estos rayos UV sea ‘natural’ o ‘artificial’. Es decir, que procedan del sol o de una cabina de bronceado. De hecho, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya clasificó en 2009 los dispositivos emisores de rayos UV para el bronceado como ‘carcinogénicos para los humanos’. Pero, ¿esto es realmente así?

Más aún en las jóvenes

Para llevar a cabo la nueva investigación, los autores contaron con la participación de 141.045 mujeres noruegas a las que siguieron durante una media de 13,7 años. En total, 861 participantes fueron diagnosticadas de melanoma durante el desarrollo del estudio –entre los años 1991 y 2012.

Los resultados confirmaron la asociación entre el uso de las cabinas de bronceado y el riesgo de aparición de este cáncer de piel. Y es que comparadas frente a aquellas que nunca se habían sometido a estas sesiones de ‘bronceado artificial’, las mujeres con un mayor uso de estas cabinas tuvieron una probabilidad hasta un 32% mayor de acabar padeciendo un melanoma.

Es más; el efecto cancerígeno de las camas solares fue incluso más acusado en las mujeres más jóvenes. Y es que en los casos de que el inicio de las sesiones de bronceado se llevara a cabo antes de cumplir los 30 años, el tumor apareció de forma más precoz –una media de 2,2 años antes.

Fuente: abc.es