Una aplicación web para estimular la lectoescritura, un brazo robótico, un robot y una pieza de Mozart son parte de las herramientas de las que ha echado mano un equipo del Centro de Investigaciones Cerebrales de la Universidad Veracruzana (UV) en busca de mejorar la calidad de vida de menores de edad diagnosticados con autismo.
Se trata de utilizar terapias o ambientes enriquecidos con ese propósito, antes de pensar en suministrar fármacos, explicó Anllely Grizzet Gutiérrez Rodríguez, especialista en neurobiología del autismo e integrante del Instituto de Investigaciones Cerebrales.
En entrevista con La Jornada, con motivo del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, que se celebra este 2 de abril, la especialista recordó que se trata de “un trastorno neurobiológico que se manifiesta en la infancia, y cuyas características incluyen deterioro de la comunicación e interacción social, así como intereses restrictivos y repetitivos que limitan la integración del niño.
El trastorno del espectro autista no es una enfermedad, no es algo que se pueda curar y tampoco hay medicamentos para erradicarlo. Las personas que lo presentan tienen un cerebro al que no le hace falta nada, solamente poseen un exceso de conexiones neuronales hacia algunas áreas y una disminución de éstas hacia otras.
Conexiones cerebrales
Gutiérrez Rodríguez detalló que la apuesta de la UV de usar terapias y ambientes enriquecidos es que las conexiones cerebrales de un autista cada vez se parezcan más a las de una persona neurotípica.
Debido a que las investigaciones han arrojado que los niños con autismo tienen un alto interés en los dispositivos electrónicos, una de las herramientas desarrolladas es la aplicación web Lecto-Escritura en Autismo (LEA) para estimular la lectoescritura.
Tiene ocho secciones: mi perfil, mi familia, mi cuerpo, mis emociones, ABC, escribo, leo, juego y una adicional de entrenamiento en el uso de dispositivos. Además, cuenta con ejercicios en diferentes grados de complejidad que tienen el objetivo de estimular al usuario para incrementar sus habilidades. Asimismo, la tipografía, colorimetría y sonidos fueron adecuados a los requerimientos de la población con el trastorno.
La aplicación web LEA está a disposición del público porque demostró ser un medio educativo apropiado para la población con autismo (sin deterioro intelectual acompañante), ya que estimula la adquisición de aprendizaje.
LEA fue elaborada en colaboración con el Instituto Tecnológico de Xalapa. Tras su uso, hay niños que pudieron leer y escribir, y pasaron de utilizar la computadora a emplear lápiz y papel.
Parámetros cardiorrespiratorios
Otra característica de los niños con autismo es que presentan parámetros cardiorrespiratorios incrementados, que contribuyen a que sufran altos niveles de ansiedad. Una de las propuestas del equipo de investigación fue disminuir esos indicadores mediante una estimulación controlada con la Sonata para dos pianos K448, de Mozart, lo que se logró, aunque se trata de un efecto temporal, ya que en las sesiones siguientes volvieron a los niveles elevados.
La estimulación musical con la composición de Mozart es efectiva, pero aún se requieren más estudios para encontrar una estrategia con el fin de que los cambios sean permanentes.
Jorge Manzo Denes, especialista en neurobiología del autismo, añadió que otra característica de los niños con autismo es que sus periodos de atención son breves, por lo que en colaboración con el Instituto Tecnológico de Xalapa se construyó un aula especial, llamada campo abierto, en la que se introdujo un robot como estímulo.
Mediante una cámara colocada en el techo del aula se grabaron los movimientos de los niños y se mandaba la información a una computadora, en la que se registraba el tiempo que prestaban atención al robot y el periodo que pasaban deambulando por el salón.
Descubrimos que si manteníamos esta estimulación periódica, dos veces por semana, 20 minutos cada día, había un incremento en el tiempo de atención que los niños daban al robot respecto al tiempo que pasaban deambulando.
Manzo Denes indicó: traemos los datos registrados, estamos haciendo los análisis correspondientes y lo vamos a publicar en los próximos meses.
El investigador agregó que otro de los rasgos de las personas con autismo es que tienen muy pocas expresiones faciales, pareciera que son las mismas si están contentos, tristes o enojados. Estamos trabajando con un brazo robótico para estimular los músculos de la cara para que tengan mayores expresiones.
En el equipo de investigación destacan Salvador Zepeda Esquivel, quien lleva a cabo la estimulación virtual sobre el desplazamiento en campo abierto; Hugo Manuel Libreros Jiménez, que realiza el estudio sobre la expresión facial en respuesta al uso de un brazo robótico y a la estimulación en espejo, y Rosalba Aguilar Velázquez, quien se tituló en febrero de 2021 con la aplicación web para el desarrollo del potencial de lectoescritura.
Fuente: jornada.com.mx