Se ha conseguido un avance espectacular en la investigación contra el cáncer. Unos científicos han desarrollado nuevas bacterias guiadas capaces de navegar a través del torrente sanguíneo para administrar un fármaco con precisión, liberándolo específicamente en las células cancerosas activas de los tumores. Esta forma de inyectar medicamento asegura una discriminación óptima entre el tumor y su entorno, evitando así poner en peligro la integridad de órganos y tejidos sanos cercanos. Como resultado de ello, la dosis de fármaco puede ser reducida notablemente, evitando los severos efectos secundarios que bastantes de estos medicamentos tienen.
Este avance científico es obra de especialistas del Politécnico de Montreal, la Universidad de Montreal y la Universidad McGill, todas estas instituciones en Canadá.
Las pruebas de la nueva técnica se hicieron en ratones, a los cuales se les suministró con éxito bacterias guiadas hacia tumores colorrectales.
Estas legiones de bacterias guiadas estuvieron concretamente compuestas por más de 100 millones de bacterias flageladas (y por tanto autopropulsadas), cargadas con fármacos y que se desplazaban tomando el camino más directo entre el punto de inyección del agente y el área del cuerpo a curar.
Para detectar que han llegado a un tumor, estas legiones se valen de un rasgo característico de los tumores: las zonas hipóxicas (carentes de oxígeno). La detección puede hacerse de manera plenamente autónoma, y acarrea la liberación del fármaco en ese punto. Esta zona hipóxica se crea por el sustancial consumo de oxígeno efectuado por las células tumorales, que proliferan rápidamente. Las zonas hipóxicas son conocidas por ser resistentes a la mayoría de las terapias, incluyendo la radioterapia.
Pero acceder a tumores siguiendo caminos tan diminutos como un glóbulo rojo y cruzar microentornos fisiológicos complejos no fue precisamente fácil. El equipo del profesor Sylvain Martel, director del Laboratorio de Nanorrobótica adscrito al Politécnico de Montreal, tuvo que recurrir inicialmente a una combinación de nanotecnología y microbiología para conseguirlo.
Para desplazarse, las bacterias usadas por el equipo de Martel dependen de dos sistemas naturales. Una especie de brújula creada por la síntesis de una cadena de nanopartículas magnéticas les permite moverse en la dirección de un campo magnético, mientras que un sensor que mide la concentración de oxígeno las capacita para alcanzar las regiones activas del tumor y permanecer en ellas. Aprovechando estos dos sistemas de guía y transporte, así como exponiendo a las bacterias a un campo magnético controlado por ordenador, los investigadores comprobaron que estas podían emular perfectamente a nanorrobots del futuro diseñados para este tipo de tarea.
Este uso innovador de nanotransportadores no solo favorecerá la creación de más conceptos avanzados de ingeniería y de métodos de intervención originales, sino que también abre la puerta a la síntesis de nuevos vehículos para agentes terapéuticos, de visualización y diagnóstico, tal como argumenta Martel. La quimioterapia, que es tan tóxica para todo el cuerpo humano, podría utilizar estos nanorrobots naturales para desplazar fármacos directamente hasta el área de ataque, eliminando los efectos secundarios dañinos y elevando al mismo tiempo su eficacia terapéutica.
Fuente: noticiasdelaciencia.com